Tercer domingo de Adviento.
Pastor: Miguel Ángel Moreno Villarroel
Lecturas: Isaías 12:2-6; Sofonías 3:14-20; Filipenses 4:4-7; Lucas 3:7-18
Tema de hoy: El Señor Jesucristo quiere de nosotros un arrepentimiento verdadero.
Nuestra reflexión para el día de hoy Tercer Domingo De Adviento, está basada en el pasaje del evangelio que se encuentra en: Lucas 3: 7-18 y sobre el mismo podemos reflexionar lo siguiente:
Como pudimos apreciar el pasado domingo, Juan el Bautista era un hombre que predicaba tanto la ley como el evangelio.
Juan no se andaba con disimulos ni medias tintas, era un predicador agresivo e inmisericorde, no se andaba con cuentos; hoy en día se diría que Juan no tenía filtro alguno, ya que profería directamente a sus oyentes toda clase de calificativos graves como: “Raza de Víboras y les aseguraba que serían merecedores del castigo que estaba por llegar. Para Juan no bastaba con volverse al Señor, sino que, también la persona debía dar muestras evidentes de su arrepentimiento.
La raza de víboras, era una alusión directa a la casta pecadora que los líderes religiosos habían formado a través de los años; el mensaje encubierto era que, si ustedes son hijos de Abraham entonces no tienen nada de qué preocuparse porque, automáticamente Dios les salva, lo que resultaba en la perdición de esas almas.
Hermanos, en nuestra vida diaria ¿todavía pensamos que tenemos ya ganados el perdón de pecados y la salvación eterna, sólo porque la cultura religiosa en la que nos hemos criado así lo dicta y lo predica?
¿Conocemos y participamos de prácticas y tradiciones que utilizamos como un saludo a la bandera, y que nos hacen creer que somos merecedores de la vida eterna junto a nuestro Señor Jesucristo?
¡Deberíamos reflexionar muy seriamente sobre esto!
Juan les estaba enseñando cómo escapar de la ira venidera. Debían dar frutos producto del arrepentimiento genuino.
La multitud se vio obligada a preguntarse: ¿cómo mostrar los frutos del arrepentimiento sincero?
La respuesta de Juan no se hizo esperar: ¡Compartan vestidos y alimentos con aquellos que no tienen, sí, con los menos favorecidos de la sociedad en la que viven!
A los recaudadores de impuestos les dijo: ¡Sean justos al cobrar los impuestos, no exijan más de lo debido, no abusen de su autoridad, cargo o jerarquía que ostentan!
Al ser consultado por unos soldados acerca de cuál debería ser su forma de mostrar arrepentimiento, Juan les respondió: ¡No despojen a nadie de sus pertenencias y tampoco inventen delitos para extorsionar al inocente, vivan con humildad de la paga que reciben!
Hermanos, a este punto podemos preguntarnos: ¿Con quién comparto mi ropa y mis alimentos como muestra de mi nueva vida de fe? ¿Cobro lo justo como comerciante o prestador de cualquier tipo de servicios? Por ejemplo: Si casi no asisto al trabajo o el tiempo que voy lo que hago es holgazanear, entonces, me debo preguntar si es justo lo que estoy recibiendo como pago o si más bien estoy robando a mi jefe o patrono.
Y, si aprovecho mi autoridad policial para someter al inocente con calumnias o, si por ejemplo: soy profesor y exijo dinero a mis estudiantes con el fin de hacerles “pasar” mi materia, debería preguntarme: ¿Estoy dando buenas señales de mi cambio de vida en el Señor Jesús?
¿Juan era el mesías? En la narración que nos trae Lucas, deducimos que, como Juan el Bautista estaba llamando poderosamente la atención de los líderes judíos, estos últimos, debían investigar ya que ellos se oponían a cualquier manifestación relacionada con Jesús.
La multitud estaba a la expectativa y se preguntaban si tal vez Juan sería el mesías prometido a lo largo del antiguo testamento. Desde luego que ellos sabían que él era Juan, el hijo del Sacerdote Zacarías; detrás de la pregunta que se hacía la gente lo que en realidad se ocultaba era: ¿por qué estás predicando y bautizando en el desierto?, ¿qué significa todo esto? ¡Para nosotros esto es algo novedoso, te suplicamos nos digas de qué se trata!
Juan sabe de las intenciones profundas de su pregunta, él no se vanaglorió, ni perdió el tiempo hablando de sí mismo, él sigue el hilo de la conversación y manifiesta —Yo, en verdad, los bautizo con agua; pero viene uno que los bautizará con el Espíritu Santo.
Él es más poderoso que yo, a quien no soy digno de desatarle las correas de sus sandalias.
Juan es el gran presentador de Jesucristo. Como enseñanza Juan nos muestra la forma correcta de presentar a Jesús a nuestro prójimo; Juan se humilla, y con esa humildad nos muestra con sencillez la gloria de Dios presente en su Hijo Jesús. Así mismo debemos hacer nosotros, no es necesario el decir o presentar "Ésta es mi iglesia" o "Esta es nuestra doctrina" sólo digamos y señalemos a Jesús y su obra salvadora.
Por último, en el relato para hoy en el versículo 17, Lucas nos muestra el carácter de Juez de nuestro Señor Jesús al decirnos que, trae su aventador para separar el trigo de la paja, los malos de los buenos; el granero, es decir el cielo, será destinado para los que han creído en él y la paja que son quienes rehusaron aceptarle en su corazón, serán quemados en el infierno donde el fuego nunca se apaga.
Pidamos a Dios que nos de corazones humildes y de esta manera poder mostrar a otros la grandeza de Nuestro Señor Jesucristo.
Hermanos y hermanas, reflexiones en esto para este tiempo de Adviento y de esta manera podamos seguir fortaleciendo nuestra comunión con Dios.
Oremos:
Amantísimo Padre celestial, te suplicamos de todo corazón, que la venida de tu Hijo amado a nuestras vidas nos haga dar frutos maravillosos, hermosos y deliciosos del arrepentimiento y nuestro nuevo vivir en la fe.
Amén. Dios los bendiga, y recuerden. ¡¡Sólo Dios Salva!!