Novela «El Terror de Alicia» Autor: Miguel Ángel Moreno Villarroel

Novela «El Terror de Alicia» Autor: Miguel Ángel Moreno Villarroel
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Revised Common Lectionary - Daily Readings

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Primer Domingo de Navidad - El deber de Proteger al Niño Dios

01 de enero de 2023

Primer Domingo de Navidad. 

Pastor: Miguel Moreno 

Lecturas: Salmo 148; Isaías 63:7-9; Hebreos 2:10-18; Mateo 2:13-23 

Tema de hoy: El deber de Proteger al Niño Dios.

La reflexión para el día de hoy, que corresponde al primer servicio después de la Navidad, en esta oportunidad podremos observar con emoción, como a cada paso del relato, Dios actúa para proteger al Niño Dios, que ha nacido para poder cumplir su plan de salvar a la humanidad.

El evangelista nos dice: que luego de marcharse los magos que habían llegado del oriente, un ángel apareció a José y le dijo que huyera hacia Egipto, ya que Herodes buscaría al niño para asesinarlo. Este gobernante no quería competencia en su reinado, y muchos menos alguien que viniera a sublevar a sus súbditos.

Por su parte, otra vez debemos notar la obediencia de José para con su creador; el ángel promete avisarles cuando el peligro haya pasado, y veremos que efectivamente lo cumplirá, porque Dios tiene excelente memoria (en Él no hay olvido) y siempre cumple sus promesas.

Hermanos, ¿puede hablarnos Dios, nosotros escucharlos y a continuación obedecer o seguir las instrucciones de Dios para nuestras propias vidas? ¿Por cuál medio nos habla Dios hoy en día? En la Carta a los hebreos capítulo 1 versículos 1-2, podemos leer y aprender: «En tiempos antiguos Dios habló a nuestros antepasados muchas veces y de muchas maneras por medio de los profetas. Ahora, en estos tiempos últimos nos ha hablado por su Hijo…» Pues hermanos, al leer los evangelios, debemos estar convencidos y confiados que, es Jesús quien nos habla. Hermanos, ¿leemos los evangelios de Nuestro Señor Jesucristo con regularidad y devoción, sabiendo que es Dios mismo quien nos habla?

Herodes en su enojo y prepotencia, al verse engañado por los sabios orientales, ordenó que dieran muerte a todos los niños cuyas edades fueran inferior a dos años.

Con esta matanza que dio pie a la celebración del día de los Santos Inocentes cada 28 de diciembre, se cumplía la profecía de Jeremías capítulo 31 versículo 15: «Voz fue oída en Ramá, llanto y lloro amargo; Raquel que lamenta por sus hijos, y no quiso ser consolada acerca de sus hijos, porque perecieron».

Hermanos, ¿conocemos lideres de toda clase y tendencias sobre este mundo que se sienta eclipsado por la luz preciosa de Jesucristo y por ello cada día trata de aniquilarlo? Cada vez que las personas que están en eminencia, se muestran complacientes con iniciativas contrarias al evangelio de Nuestro Señor Jesucristo, lo persiguen para matarlo, al igual que hizo Herodes en su tiempo.

Llegó Herodes al fin de su vida y, Dios se acordó de la Santa Familia y le dijo a José, que había cesado el peligro y que marcharan a la tierra de Israel.

En lugar de Israel, José siendo avisado que gobernaba en Judea Arquelao, el hijo de Herodes, decidió llevar su familia a la región de Galilea y habitaron en la ciudad de Nazaret, para que se cumpliera la profecía de que Jesús habría de ser llamado nazareno.

Oremos:

Señor Dios de cielo y tierra, haznos entender que tu dispones todos los elementos y recursos, para que el cumplimiento de la salvación que es en Cristo Jesús tenga lugar en la humanidad.

Amén. Dios los bendiga, y recuerden. ¡¡Sólo Dios Salva!!

 

 

La Natividad de Nuestro Señor - El Nacimiento de Nuestra Única Esperanza

25 de diciembre de 2022

La Natividad de Nuestro Señor 

Pastor: Miguel Moreno 

Lecturas: Salmo 97; Isaías 62:6-12; Tito 3:4-7; Lucas 2:1-20 

Tema de hoy: El Nacimiento de Nuestra Única Esperanza

La reflexión para el día de hoy, que corresponde a la Natividad de Nuestro Señor, nos lleva a considerar la magnífica revelación de Dios encarnado en un niño recién nacido, su ambiente, protagonistas y testigos de este hecho sin igual.

El evangelio asignado para hoy, nos fija como señal en el tiempo del nacimiento del Mesías, la realización de un censo de toda la población ocupada por el imperio romano, esto, con el objeto de conocer el número de habitantes y, de esta manera llevar las estadísticas presupuestarias referidas al impuesto recaudado en cada región.

El procedimiento consistía en que, cada persona tenía que ir al pueblo del cual era originario su familia; a José le correspondió ir al pueblo de Belén, ya que el era de la familia del rey David. José partió hacia allá con María, con quien estaba casado y quien estaba a la espera de dar a luz un niño.

Si bien el imperio romano expoliaba a la población con sus injustos tributos, José, como cabeza de familia, se muestra respetuoso de la autoridad gobernante para ese tiempo. Lucas nos dice que, estando en Belén, llegó el momento del parto y María dio a luz a su hijo primogénito; lo cubrió con pañales y lo acostó en el cajón vacío en el cual usualmente servían la comida a los animales, ya que, no había sitio en las posadas del pueblo porque muchos habían asistido a cumplir con el decreto del censo.

Hermanos, María no era una mujer que vivía de apariencias, ella estaba serena y confiaba en que, el valor de su hijo no pertenecía a parámetros y convencionalismos de este mundo, en ella estaba presente la fe de lo que acontecería y representaba su hijo para la humanidad por las palabras anunciadas por el ángel Gabriel.

Luego, un ángel del Señor buscó a los pastores, sí, personas con el mismo humilde oficio que había ejercido en sus días mozo el rey David; pastores, como sería el niño que acababa de venir a este mundo de oscuridad (Jesús el Buen Pastor), para traer su luz y guiar hacia verdes prados a quien creyera en él.

Del Salmo 97 leído hoy, observamos en el verso 6: “Los cielos anunciaron su justicia, y todos los pueblos vieron su gloria” y en el verso 11: “Luz está sembrada para el justo, y alegría para los rectos de corazón”.

Continúa Lucas diciéndonos que, los pastores siguieron las instrucciones y se aparecieron a la santa familia, y ellos le confirmaron nuevamente acerca del cumplimiento fiel de la voluntad de Dios Padre; y María atesoraba todas estas cosas con fe en su corazón. Podemos ver en la profecía leída hoy en Isaías 62: 11: “Decid a la hija de Sión: He aquí viene tu Salvador; he aquí su recompensa con él”.

Hermanos, ¿qué aprendemos de este relato de Lucas sobre el nacimiento de nuestro Dios Jesucristo? ¿Aprendemos a ser obedientes a las autoridades, como lo fue José? ¿Aprendemos de la humildad de María en no exigir aposentos de lujo para el nacimiento de su hijo? ¿Estamos atentos como los pastores, acerca de la venida de nuestro Señor Jesucristo hoy a nuestras vidas y mañana, en su segunda venida en el día final? Tito en la lectura de hoy capítulo 3 versículo 4 nos dice: “Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres nos salvó…”

Hermanos, entendamos que el amor de Dios para con nosotros es igual a Jesucristo, ¿verdad que es una formula sencilla de entender y aceptar? Sí, lo único que es solamente por fe, y no por mérito propio y humano.

Oremos:

Señor Jehová, haz que estemos siempre atentos para aprender y estar preparados, y de esta manera, con claridad, entender y esperar el cumplimento de tu profética voluntad para la humanidad.

Amén. Dios los bendiga, y recuerden. ¡¡Sólo Dios Salva!!

 

 

Cuarto Domingo de Adviento - Un Hombre Cuyo Ejemplo Deberíamos Seguir

18 de diciembre de 2022

Cuarto Domingo de Adviento. 

Pastor: Miguel A. Moreno Villarroel 

Lecturas: Salmo 80:1-7, 17-19; Isaías 7:10-16; Romanos 1:1-7 Mateo 1:18-25 

Tema de hoy: Un Hombre Cuyo Ejemplo Deberíamos Seguir

La reflexión para el día de hoy, cuarto servicio de Adviento, nos hace reflexionar sobre cómo Dios cambió los planes y el pensar de José de Nazaret, en relación al maravilloso evento que él junto con María tendrían que acoger en sus vidas.

En los evangelios se menciona muy pocas veces, sobre la vida y obra de San José, cuando se nos relata la forma en que se produjo el nacimiento de nuestro Señor Jesucristo. En esta oportunidad, Mateo honra la memoria y ministerio de este santo patriarca.

San Mateo nos dice que: estando ya casados José y María, antes que consumasen su unión, resultó que María estaba embrazada del Espíritu Santo; mas él, no lo sabía, y como era un hombre consciente del daño que le produciría a María dentro de la comunidad, el hecho de revelar la situación de su estado de gravidez, quiso marcharse secretamente sin mayores problemas. El hecho de que José quisiera irse sigilosamente, era un acto de amor hacia su María, ya que, de saberse acerca de su embarazo, sería condenada a muerte por adultera tal como podemos leer del libro de Levítico 20: 10.

Debemos considerar que José no ha sido valorado con la grandeza que debería. Para muchos viene a ser como el santo silencioso; pero de este mutismo que podríamos apreciar en este personaje, también hay una enseñanza que muchos deberíamos considerar.

Antes de divorciarse secretamente de su esposa, se le aparece en sueños un ángel, no se dice su nombre; mas sería correcto pensar que se trataba del ángel Gabriel. El mensajero de Dios le dice que no tema unirse y recibir a María, porque el ser que se está formando en el vientre de tu esposa, ha sido engendrado por el Espíritu Santo. Seguidamente, le indica que será un varón que llevará por nombre Jesús, que significa «Salvador».

De las palabras del enviado, se develan las profecías de Isaías 7:14, las cuales hemos leído hoy: «Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel».


Nos sigue relatando el evangelista que, una vez se despertó José, siguió las instrucciones del ángel que Dios le había enviado, y aceptó a su esposa; pero, se abstuvieron de consumar su unión hasta que hubo nacido su hijo primogénito a quien llamaron Jesús.

Hermanos, lo que nos trae San Mateo, no es una simple versión más sobre el nacimiento de nuestro Señor Jesucristo, sino, el drama que vive un hombre moralmente cabal y honrado como el que más, quien se entera que su esposa está embarazada, sin que ellos hubiesen tenido relaciones conyugales; su dilema debió ser aterrador, tal vez se imaginaba, por un lado, la deshonra que representaría para él ante la comunidad, y por otro lado, sentirse culpable de la muerte por lapidación a la que sería sometida su bien amada María.

José, hijo de David, padre de Jesús, nuestro Salvador, sí, a él, al igual que María se le encomendó el cuidado, educación y protección del niño Dios, sí, ese mismo cuyo nacimiento celebraremos dentro de una semana, que esperamos con ansias; pero con paz inigualable en su segunda venida.

Hermanos, reconozcamos en José un hombre ejemplar, cuya honradez y discreción debe ser emulada por todos nosotros, cuando se nos asignan responsabilidades que, tal vez, nuestras flaquezas en la fe, no nos permiten afrontar con valentía y éxitos.

Hermanos, desde hoy, veamos en reflexión a José junto a su amada María y nuestro Salvador Jesucristo, como modelo para hombres y mujeres de santa sujeción a los mandatos y designios de nuestro Dios Padre.

Oremos:

Señor Dios Padre, guíanos en este tiempo de adviento, a seguir el ejemplo de nuestro santo patriarca José, y someternos las maravillosas responsabilidades que tengas a bien asignarnos, tanto `para nosotros como para el cumplimiento de tu voluntad sobre el mundo que tu has creado.

Amén. Dios los bendiga, y recuerden. ¡¡Sólo Dios Salva!!

 

 

 

Tercer Domingo de Adviento - ¡Es el Mesías, Confirmado!

11 de diciembre de 2022

Tercer Domingo de Adviento.

 

Pastor: Miguel Moreno

 

Lecturas: Salmo 146:5-10; Isaías 35:1-10; Santiago 5:7-10; Mateo 11:2-11

 

Tema de hoy: ¡Es el Mesías, Confirmado!

La reflexión para el día de hoy, tercer servicio de Adviento, nos lleva hacia la alegría, incertidumbre y curiosidad que producían y causan hoy en día, las profecías que nos hablan sobre la venida de nuestro Salvador, Jesucristo.

Ya en el Salmo leído hoy, encontramos bienaventuranzas para todo aquel que reconozca y tenga al Dios de Israel como su fiel ayuda. Nos enseña que Jehová es un ser libertador de los oprimidos, que da vista a los ciegos, tanto físicos como espirituales, como constante y reiterativo en su Santa Palabra se da a conocer como defensor y protector de los huérfanos, viudas y extranjeros, y finaliza declarando el salmista inspirado por el Espíritu Santo que nuestro Dios y Salvador reinará eternamente.

Hermanos, ¿nos sentimos y creemos confiados de la ayuda que proviene de nuestro Dios? ¿Hacemos causa común con quienes defienden la causa de los esclavos modernos que tanto abundan laboralmente sobre este planeta? ¿Promovemos o participamos de iniciativas en las cuales se evangelice y los ciegos espirituales vean la luz de Cristo Jesús? ¿Cómo nos proyectamos en el futuro con un Dios y Salvador eterno; nos vemos formando parte de su rebaño?

En el libro del profeta Isaías nos encontramos con palabras de aliento y esperanza. El profeta por inspiración divina nos anuncia que Dios viene para abrir los ojos a los ciegos y los oídos a los sordos, y entonces los cojos saltarán como los ciervos y toda tristeza será quitada de los perdonados de su pueblo santo.

Hermanos, cada vez que leamos o escuchemos estas profecías, debemos tener presente que el amor de Dios es infinito para con el ser humano; él desde la eternidad tenía preparado todas estas manifestaciones de misericordia para su creación.

En la epístola universal de Santiago, siervo de Dios, se nos conmina a tener paciencia hasta la venida del Señor. Nos pide que, además de la paciencia, tengamos un corazón estable en la fe, que no sea vacilante ni cambiante, previendo la venida de nuestro Señor Jesucristo; y si nos faltan fuerzas, nos sugiere que volquemos nuestra mirada en la vida ejemplar de los profetas que nos precedieron en la fe.

El evangelio para hoy nos relata que Juan, estando en la cárcel, y conociendo los milagros realizados por Jesús, les pide a dos de sus seguidores que le preguntaran, si él era el que estaban esperando o debían esperar a otro. Hermanos, cuando Juan bautizó a Jesús, lo presentó al pueblo de Judea como el Mesías prometido; nos preguntamos, ¿por qué ahora muestra dudas y manda a preguntar, si él es el Salvador esperado? Una de dos, digo yo con mucha humildad: O a Juan lo trastocó mucho la realidad y dureza de la cárcel y la posibilidad real de morir o, fue influenciado por el espíritu Santo a reclamar de Jesús esa confesión, para que la misma sirviera de testimonio ante sus discípulos y quedara también registrada por la eternidad en su Santa Palabra, ya que, Jesús responde con el contenido prístino de las profecías.

Ahora bien, como si terminara de establecer una relación bidireccional, Jesús les recalca acerca del importantísimo ministerio cumplido a cabalidad por Juan el Bautista.

Hermanos, ¿apreciamos las buenas nuevas del evangelio de nuestro Señor Jesucristo y su contenido para nuestras vidas hoy en día? ¿Creemos que Jesús es el que había de venir que vino y, que ha de volver en el día del juicio final?

Oremos:

Señor Jehová, haznos entender el propósito de tu Santa Palabra para nuestras vidas presentes y en la gloriosa eternidad a tu lado, por la fe que has puesto en nuestros mentes y corazones por medio de tu Hijo Jesucristo.

Amén. Dios los bendiga, y recuerden. ¡¡Sólo Dios Salva!!

 

 

Segundo Domingo de Adviento - El Reino de Dios está cerca

04 de diciembre de 2022

Segundo Domingo de Adviento.

 

Pastor: Miguel Moreno

 

Lecturas: Salmo 72:1-7, 18-19; Isaías 11:1-10; Romanos 15:4-13; Mateo 3:1-12

 

Tema de hoy: El reino de Dios está cerca.

La reflexión para el día de hoy, segundo servicio de Adviento, se mueve alrededor del bautismo de Jesús, y cómo Juan el Bautista hace una pequeña reseña de todo lo que representa Jesucristo para una humanidad que se encuentra perdida en sus pecados.

Del evangelio leído hoy, quiere San Mateo que nos detengamos a reflexionar sobre la presentación que hace San Juan Bautista acerca de nuestro Señor Jesucristo. Juan se encuentra en el desierto de Judea y, su predicación es legalista y fuerte, tal como la merecía un pueblo tan espiritualmente negligente como el que conformaba su audiencia.

Juan les dice que se vuelvan a Dios, ya que, el reino se ha acercado e inmediatamente, él mismo se identifica reflejado en las profecías de Isaías como esa voz que clamaría en el desierto y le allanaría el camino en su ministerio al Mesías prometido. Juan entendía que había sido elegido por Dios para hacer los preparativos en dar a conocer a Jesús y que pudiera iniciar su trabajo con plena gloria.

Juan vestía con pelo de camello y tenía un cinturón de cuero alrededor de su cuerpo, lo que le conecta con la descripción del profeta Elías tisbita en 2 Reyes 1: 8 y la profecía que declaraba que primero vendría Elías antes del día del Señor Malaquías 4:5-6; más en Mateo 17: 12 Jesús les comunica a sus discípulos que ya Elías había venido, y ellos entendieron claramente que se refería a Juan El Bautista.

Sigue relatando Mateo que, la gente salía masivamente y eran bautizados por Juan, previa confesión de sus pecados. Muchos de estos individuos iban a Juan, no porque les llevara el Espíritu Santo, sino por diferentes intereses y hasta por simple y vulgar curiosidad. Fijémonos que también se acercaban personas pertenecientes a los partidos político-religioso de los fariseos y saduceos; mas Juan arreciaba en la predicación del peso inquietante de la ley: «generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera?» Y, luego les exhortaba a llevar una vida que se correspondiera con hecho real de haberse vuelto a Dios.

Hermanos, ¿pensamos y sentimos que nuestras vidas se corresponden con el haber cambiado de dirección de la oscuridad hacia la luz deslumbrante de nuestro Señor Jesucristo? ¿Estamos hoy en día en un segmento de nuestras existencias en el cual nos deben predicar ley o mejor el evangelio de nuestro Señor y Salvador? Hoy en día el equivalente para «generación de víboras» sería «¡y ése!, ¡¿no y que es cristiano?!; ¡pero con esa conducta no refleja nada de cristiano! Sí, hermanos, cada vez que nos conducimos al igual que los fariseos y saduceos, damos muestras de que nuestra fe es falsa y el mal testimonio acerca de lo que predicamos se hace estridente y vergonzoso. Así, mis hermanos, que mantengamos una devoción saludable, para que, de esta manera la comunión con nuestro Señor Jesucristo sea palpable, evidente, carguemos el árbol de nuestras vidas con frutos propios de una existencia en Cristo Jesús.

Juan les dice a los fariseos y saduceos que, no se escudaran en la creencia de que por considerarse hijos de Abraham tenía la salvación y el reino de Dios en sus manos, no, ya que, el mismo Dios podía disponer que pueblos diferentes al judío, fueran adoptados como hijos y arrebatarles la exclusividad.

Juan manifiesta que él solamente bautizaba con agua; pero, Jesús cuya dignidad le superaba según su propia confesión, él nos bautizaría con el Espíritu Santo y fuego.

Hermanos, creemos que cuando cada persona es bautizada recibe la fe, porque el Espíritu Santo se hace presente y vive en ella. Cuando bautizamos a un niño recién nacido, debemos creer en ello, ese infante adquiere la fe que es obrada por el Espíritu Santo que ahora pasa a vivir en él.

Juan el Bautista, nos despide de la lectura de hoy con una imagen escatológica, recordándonos que, en su segunda venida, Jesucristo hará una selección de los creyentes fieles en un granero (el cielo) y los impíos serán quemados en un fuego que nunca se apagará (el infierno).

Hermanos tengamos, en cuenta y presente que el ser divino del Adviento, es el mismo ser que vendrá y juzgará con justicia y rectitud a todas las naciones.

Oremos:

Amantísimo Señor de Sabaot, danos comprensión para que el Dios humanado que esperamos en este tiempo de Adviento, nos recuerde que, el rieno de Dios está cerca y ese mismo Jesús vendrá con gran poder y gloria a juzgar a todos los pueblos.

Amén. Dios los bendiga, y recuerden. ¡¡Sólo Dios Salva!!

 

 

Primer Domingo de Adviento - No sabemos el día y la hora de su regreso; pero, como en temporada de Adviento lo esperamos.

27 de noviembre de 2022

Primer Domingo de Adviento.

 

Pastor: Miguel Moreno

 

Lecturas: Salmo 122, Isaías 2:1-5, Romanos 13:11-14, Mateo 24:36-44

 

Tema de hoy: No sabemos el día y la hora de su regreso; pero, como en temporada de Adviento lo esperamos.

La reflexión para el día de hoy, primer servicio de Adviento, gira en tormo al hecho mismo de que, quien vino una vez como un humilde y tierno niño al cobijo de un pesebre, vendrá otra vez, en un tiempo indeterminado, con gran poder y gloria a juzgar a los vivos y a los muertos.

Del evangelio leído hoy, tenemos que nuestro Señor Jesucristo nos dice de manera firme: «Pero el día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre».

Hermanos, cuanta locura hemos tenido que percibir a lo largo de los años, escuchando profecías acerca de la segunda venida de nuestro Dios Jesús. La insensatez ha sobreabundado en muchos que, haciéndose llamar lideres, apostaron por el retorno de Jesús en una fecha de exacto cumplimiento; para luego, dejar como resultado, la decepción o justificación asombrosa del hecho no realizado.

El texto bíblico nos aclara más: la segunda venida será como en los días en que vivió el patriarca Noé, en el sentido de que todo transcurría de manera normal, las personas realizaban todas sus actividades, incluidos los pecados más horrendos, desentendidos de un Dios todopoderoso que les había creado y a quien debían sujeción y respeto. Ellos no hacían caso en lo relacionado con la potestad del juicio de Dios, como lo expresa el Salmo 122 en su versículo 5: en Jerusalén están las sillas del juicio, los tronos de la casa de David.


La gente del tiempo de Noé vivía despreocupada de la presencia y autoridad de Dios sobre su creación; hermanos, ¿estamos nosotros desentendidos de que ahí está un Dios y que, con certeza algún día vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos? Por lo general, Dios siempre advierte al ser humano cuando va a desatar su ira, nosotros normalmente no prestamos atención y luego la calamidad nos toma por sorpresa. En el libro del profeta Isaías capítulo 2 verso 4, el Espíritu Santo reitera que: Dios vendrá en los postreros tiempos, juzgará entre las naciones y castigará a muchos países.

Nuestro Señor Jesucristo en Mateo 24: 42, nos aconseja diciéndonos que: procuremos estar despiertos, en vigilia, ya que, no conocemos la fecha exacta ni aproximada en la cual Él regresará. Y en el verso 43 nos dice que: si un padre de familia supiera a que hora sufrirá un allanamiento de su hogar por algún criminal, haría todo lo posible para velar, estar despierto y preparado, y así repeler al malhechor que pretende hacerles daño; más aún, tratándose de nuestro propio, personal e individual destino eterno, deberíamos hacer de nuestras vidas una vigilia continua a la espera de nuestro Señor Jesucristo en su segundo adviento; pero, ya no como un niño humilde, pobre, indefenso; mas sí como Juez de majestad, gloria y con el infinito poder que como Rey de todo lo visible e invisible le pertenece.

Pablo en su carta a los romanos nos conmina a: que desechemos las obras de las tinieblas y marchemos en el carruaje de la luz; comportémonos como si siempre estuviéramos a pleno día, en la santidad, que no santurronería, que solo nos puede comunicar la comunión perfecta que es por fe en nuestro Dios verdadero, el Dios humanado que nació en Belén.

Oremos:

Dios Padre eterno, danos comprensión para que el Dios humanado que esperamos en este tiempo de Adviento, nos recuerde que, ese mismo Jesús que ascendió a los cielos, volverá un día, cuando menos lo esperemos.

Amén. Dios los bendiga, y recuerden. ¡¡Sólo Dios Salva!!

 

 

Cristo Rey - Último domingo después de Pentecostés.

20 de noviembre de 2022

Cristo Rey - Último domingo después de Pentecostés.

 

Pastor: Miguel Moreno

 

Lecturas: Salmo 46; Jeremías 23:1-6; Colosenses 1:11-20; Lucas 23:33-43

 

Tema de hoy: Jesucristo, Nuestro Rey Soberano

 

El mensaje para el día de hoy, cuando arribamos al último servicio después de haber asistido al culto de celebración de Pentecostés, nos invita a abocarnos a desarrollar el tema del oficio de Cristo como Rey Supremo y Soberano.

 

En el Salmo 46, el salmista por inspiración divina nos anuncia lo que deberíamos esperar de parte de Dios; sí, Él es nuestro refugio perfecto, nuestro castillo infranqueable, y desde esa perspectiva, nos afirma que por nada debemos temer si se presentaran movimientos telúricos como en los últimos tiempos se han manifestado; no sintamos miedo si surgen sunamis, así como hemos visto sobre el planeta en los más recientes años.

Nada podrá conmover la tierra, porque Él se encuentra en medio de ella; en el devenir de la humanidad hemos podido conocer que los reinos han fallado, las naciones se han corrompido sobremanera; mas, nuestro Señor dando una orden les reprendió de la manera soberana que solo Él, sabe y puede disponer.

 

Hermanos, Dios ha desplegado su poder y soberanía desde que creo los cielos y la tierra; solo Él puede traer la paz hasta los lugares más apartados del mundo. Jehová nos recuerda que estemos en quietud, hagamos silencio y, que reconozcamos que solo Él es Dios. Por ser Rey, necesariamente deberá ser alabado, honrado como nada ni nadie; el Señor de Sabaot, único comandante de los ejércitos celestiales; Él nos promete estar con nosotros y ser nuestro guardador por siempre, según la promesa hecha a Jacob y todos sus ascendientes.

 

Nuestra lectura del Antiguo Testamento viene del Libro de Jeremías; inicia con una advertencia hacia los pastores y las ovejas que han sido puestas a su cuidado. Dios les dice a estos pastores que las han dispersado, no le han dado el cuidado que requerían; Jehová promete que Él mismo reunirá a esas ovejas y colocará pastores responsables que les den el alimento necesario y correcto; estas ovejas, ya no temerán porque confiarán en que esos pastores han sido instituidos por el mismo Jehová. Hermanos, hoy en día, nos llegan noticias de abusos que cometen estas personas que haciéndose llamar pastores, someten a su rebaño a tensiones graves de dominación y, muchas de esas congregaciones terminan convirtiéndose en sectas alejadas del amor y la salvación que se espera en «Cristo».


El profeta continúa diciendo que: vendrán días en que Dios establecerá un sucesor del Rey David y, ese descendiente reinará como Rey, sí hermanos, Dios hablando por medio del profeta, nos promete que su hijo Jesucristo será el soberano que gobernará sobre toda criatura, haciendo verdadera justicia, porque Él, Cristo, es la justicia de Dios hecha Rey soberano.

 

Cuando reflexionamos sobre la lectura de la epístola, nos encontramos con una verdad que todo cristiano debería atesorar en su corazón y mente, y se trata de la sentencia vivificante que nos habla Dios por medio de la pluma del Apóstol Pablo, quien nos dice, que demos gracias a Dios Padre quien nos capacitó para poder ser constituidos como herederos que tiene todo santo en luz; ya que Dios nos ha rescatado, puesto en libertad y llevado hasta el reino de su hijo amado, y nos asegura y ratifica, otra vez, que en Él, su hijo Jesucristo, tenemos el pleno perdón por su sangre derramada en la cruz.


Hermanos, si alguien quiere saber como es Dios, que vea al Hijo, ya que Él es la imagen misma del Dios que no podemos ver. En Jesús fueron creadas todas las cosas y su existencia es antes que todo, así como también Él es la cabeza de la iglesia.


Hermanos, solamente debemos reconocer como líder espiritual a Nuestro Señor Jesucristo, que nadie les engañe, en virtud de que solo Él, derramó su sangre preciosa y murió por nosotros, una sola vez y por siempre, sacrificio suficiente e irrepetible.

Hermanos, llegamos al evangelio escuchado hoy y, las imágenes nos muestran que Jesús es llevado al monte de la Calavera; allí fue crucificado, tal como tenían los romanos como método de ejecución de los condenados a muerte. El evangelista nos habla que a ambos lados de Jesús se encontraban dos reos que habían sido condenados a morir también en la cruz. Los soldados estaban apresurados en darle muerte y le insultaban diciendo: por qué no te salvas a ti mismo; mas Jesús, de entrada, le pide a su Padre que los perdone porque su actuar es producto directo de la ignorancia. Había un letrero sobre Jesús que decía: Este es el Rey de los judíos. De los dos malhechores, uno le injuriaba; pero el otro reprendió a este, reconociendo su vida de pecado y la justicia que estaban recibiendo e imploró a Jesús: «Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino». Jesús le respondió: «De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso».

Está señalado en la Palabra de Dios que, hasta las piedras hablarán. En el caso anterior, vemos como el Espíritu Santo mueve al corazón de uno de los malhechores y, confiesa y reconoce que Jesucristo es Rey. Y, por otro lado, la respuesta de Jesús nos asegura que Jesús ya es Rey, sin que tengamos que esperar su segunda venida para que ostente ese oficio de Rey Soberano. Su reino ya tiene vigencia y toma posesión en nuestras vidas cuando nos sujetamos a Él, y permitimos que sea nuestro Rey Soberano, Glorioso y Eterno, y todo esto, solamente por fe, sin obras que exponer, alegar o que traten de justificar nuestros méritos.

Cuando ya estamos próximos a empezar nuestra temporada de Adviento, fijemos nuestras miradas en el niño del pesebre, que nació en la humildad; pero verdaderamente es Rey soberano de la humanidad. 

Oremos:

Señor, Dios nuestro. Hoy venimos ante ti para suplicarte que mores en nuestras vidas, y que reconozcamos que solo tú, eres nuestro Rey soberano.

Amén. Dios los bendiga, y recuerden. ¡¡Sólo Dios Salva!!

 

  

Vigesimotercer domingo después de Pentecostés - Señor, Quiero estar Preparado para tu Segunda Venida

 13 de noviembre de 2022

Vigesimotercer domingo después de Pentecostés.

 

Pastor: Miguel Moreno

 

Lecturas: Salmo 98; Malaquías 4:1-2a; 2 Tesalonicenses 3:6-13; Lucas 21:5-19

 

Tema de hoy: Señor, Quiero estar Preparado para tu Segunda Venida

 

El mensaje para el día de hoy, cuando arribamos al servicio vigesimotercero después de haber asistido al culto de celebración de Pentecostés, nos dirige a tratar un tema muchas veces tratado con morbo y, se trata de las señales acerca de acontecimientos futuros.

 

Hoy hemos leído muy gratamente en el Salmo 98: versículo 2: «El Señor ha anunciado su victoria, ha mostrado su justicia a la vista de las naciones;» Más adelante en los versículos 7 al 9 leemos: «Que brame el mar y todo lo que contiene, el mundo y sus habitantes; que aplaudan los ríos; que se unan las montañas en gritos de alegría delante del Señor, que viene a gobernar a la tierra. Él gobernará a los pueblos del mundo con rectitud e igualdad».

 

Nuestro Dios Padre, ha hecho notoria su salvación y ha descubierto su justicia, sí, hermano, en estos versículos el salmista profetiza sobre la venida de un Salvador, nuestro Señor Jesucristo. Mas en los otros versículos, Dios pide a su creación que haga festividad claramente visible y audible, ya que, si bien Jesús, el Mesías, ya vino como la Justicia de Dios hecha sacrificio suficiente mediante su muerte en la cruz, volverá para juzgar a todas las naciones y razas con rectitud de juicio.

El pasaje del antiguo testamento que hemos revisado hoy, nos habla de que: Vendrá un día muy caliente como un gran horno, y quienes viven en pecado, serán consumidos como algodón que se expone al fuego, y además, les arrancará cualquier raíz de donde puedan retoñar en su maldad; luego, el profeta nos revela una promesa que, nos debe llenar de felicidad y gozo para quienes respetamos a Dios con la seriedad y firmeza que nos aporta la fe; nacerá el sol de justicia (Jesucristo), quien traerá salvación, y ese hecho nos hará saltar como becerros de la manada, con nuevos bríos, agilidad y alegría.

La epístola a considerar para el día de hoy, nos sugiere que tratemos el tema de la disciplina y el orden en nuestras vidas, así como, en las comunidades cristianas. Dios nos recomienda que no nos juntemos con personas desorganizadas o desordenadas en sus vidas; aquellas que se comportan diferente a las enseñanzas de una buena doctrina sobre la fe.

Pablo les recuerda que mientras estuvo con ellos, jamás esperó recibir alimentos sin habérselos ganado con su esfuerzo, para no llegar a ser una carga adicional en esa comunidad de Tesalónica.



Pablo entiende y enseña que, el individuo que no quiera laboral, sino que, por el contrario, en su ocio lo que quiere es estar inmiscuyéndose en las vidas ajenas, tampoco merece comer. También nos exhorta a no desmayar en nuestro propósito, en cuanto podamos, de hacer el bien al prójimo.

El evangelio que nos ocupa hoy, nos trae una profecía hecha por Jesús.

Muchos conocedores consideran que, Lucas escribió sobre esto después de la destrucción del templo y de Jerusalén en el año 70 d.C, bajo el gobierno del Emperador romano Tito Flavio Vespasiano.

Un grupo de individuos hablan acerca de la belleza que mostraba el templo; nuestro Señor les dice que: en relación a esas cosas que ven, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra, que no sea destruida. Y la pregunta no se hizo esperar: Maestro, ¿en qué fecha será eso y cuáles será las señales que indicarán la destrucción?

Nuestro Señor les recomienda: No sean engañados, ya que vendrán muchos en mi nombre, haciéndose pasar por mí. También les habla de que habrá guerras y separaciones de comunidades de sus propios países. Los países se enfrentarán unos contra otros, los desastres y fenómenos naturales causarán mortandad; habrá muchas señales en el cielo. Serán perseguidos; pero no preparen su propia defensa, porque yo les daré las palabras y la sabiduría para responder.

Continúa Jesús diciendo: en ese tiempo ustedes serán entregados por sus mismos familiares y algunos será asesinados; y serán despreciados por haber creído en mí; mas yo les cuidaré en su integridad. Al final les declara que con la paciencia preservarán sus almas.

Hermanos, si bien estas revelaciones de nuestros Señor Jesucristo, están dirigidas a un público específico que lo viviría hacia el año 70 d.C, también pueden ser aplicadas a nosotros en la espera de la segunda venida de nuestro Salvador, sobre todo en lo que atañe a la aparición de falsos Cristos, falsos Mesías, falsos profetas; el incremento de la devastaciones productos del embate furioso de los fenómenos naturales; la aplicación en ciertas y determinadas naciones, de medidas coercitivas y penalidades capitales a personas que profesan la fe cristiana; pero, sigamos las recomendaciones de nuestro Dios Jesús, no preparemos defensa alguna en nuestras mentes, ya que, él ha prometido llenarnos de sabiduría sobre qué alegar en nuestra defensa y, sobre todo roguemos y vivamos en la perfecta paciencia que él nos otorga, y de esta manera cuidaremos nuestras almas hasta que él regrese. 

Oremos:

Padre celestial, así como los hermanos de las primeras congregaciones fueron guiados ante los acontecimientos por venir en Jerusalén; que nosotros estemos bien adoctrinados y preparados, para esperar con propiedad la segunda venida gloriosa de tu Hijo Jesucristo.

Amén. Dios los bendiga, y recuerden. ¡¡Sólo Dios Salva!!