Novela «El Terror de Alicia» Autor: Miguel Ángel Moreno Villarroel

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Revised Common Lectionary - Daily Readings

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Octavo Domingo Después de Pentecostés - ¿Con qué estoy llenando mi corazón?

 

31 de julio 2022

Octavo Domingo Después de Pentecostés.

Pastor: Miguel Ángel Moreno Villarroel

Lecturas: Salmo 49:1-12;  Eclesiastés 1:2, 12-14; 2:18-23;  Colosenses 3:1-11; Lucas 12:13-21

Tema de hoy: ¿Con qué estoy llenando mi corazón?

Nuestra reflexión para el día de hoy Octavo Domingo Después de Pentecostés, está basada en el pasaje del evangelio que acabamos de leer en Lucas Capítulo 12, Versículos desde el 13 hasta el 21.

Diferentes versiones bíblicas colocan como subtítulo a este pasaje como «El peligro de las riquezas». Este pasaje muestra dos episodios diferentes: Primero, un hombre entre la multitud que seguía a Jesús se dirige al él y le dice: Señor dile a mi hermano que me dé la parte de mi herencia; a lo que Jesús respondió: Amigo, ¿quién me ha puesto entre ustedes como partidor de herencias?

Este señor consideraba que, dada la autoridad moral y liderazgo de Jesús, este, podía influir determinantemente sobre la conducta del hermano que, se había quedado con todo el patrimonio que sus padres les habían dejado; mas la respuesta de Jesús es muy clara al hacerle entender al agraviado que en él no busque riquezas materiales producto del deseo egoísta, que él está sobre la tierra para buscar lo que se había perdido, llamar al pecador al arrepentimiento y darle vida eterna, no sin antes advertirle a todos los presentes que se cuidaran de toda manifestación y clase de avaricia; ya que la vida misma no se basa en tener muchas cosas materiales.

Hermanos, ¿de qué estamos pendientes nosotros?, ¿cuál es nuestra razón de existir, tal vez, contar dinero, posesiones y, sentirnos orgullos y satisfechos de ellas?

La segunda escena nos la muestra Jesús en formato de parábola, y vemos a un sujeto que había tenido unos muy buenos resultados agrícolas y, entonces el hombre pensó qué haría con tanta producción; luego de lo cual procedería a derribar sus graneros, y construir otros de mayor tamaño y capacidad de almacenamiento. Más tarde se regocijaría diciendo, hombre, tienes mucho alimento guardado para muchos años por venir, así que, me divertiré, descansaré, comeré y beberé. Mas Dios le dijo, épale estúpido, esta noche vas a morir y te pregunto: de quién será toda la riqueza que has amasado. Así sucede con las personas que atesoran riquezas para sí mismas, pero llevan una vida pobre para con Dios.

Hermanos, ¿nos vemos reflejados en esta parábola? ¿Estamos prestos a guardar riquezas, hasta debajo del colchón? ¿Es nuestro dinero un ídolo para nosotros? ¿Hemos despreciado el adorar a Dios por adorar e ir tras el dinero o cuál cosa material se ha convertido en nuestro único y verdadero Dios? ¿Hemos puesto nuestro corazón y mente en codiciar cosas materiales en lugar de buscar primero el reino de Dios y su justicia? Como leímos en el Salmo para hoy 49: 6-8 «Ellos confían en sus riquezas y se jactan de sus muchos bienes, pero nadie puede salvarse a sí mismo ni pagarle a Dios porque le salve la vida. ¡No hay dinero que pueda comprar la vida de un hombre para que viva siempre y se libre de la muerte!»

Hermanos, el problema con las cosas materiales se encuentra en poner nuestro corazón y mentes en ellas con tal afectación que dominen cada aspecto de nuestra existencia, sacando o anulando de esta manera a Dios y su presencia de nosotros. Tengamos presentes las palabras en Eclesiastés 1: 2 «¡Vana ilusión, vana ilusión! ¡Todo es vana ilusión! »

Oremos:

Dios de gloria y majestad, hoy queremos rogarte que estés presente en nuestras vidas, de tal forma que siempre nos guíes para no desviar nuestros deseos del corazón hacia cosa materiales, vanas y superfluas en detrimento de tu total adoración.

Amén. Dios los bendiga, y recuerden. ¡¡Sólo Dios Salva!!

 

Séptimo Domingo Después de Pentecostés - Señor, enséñame a orar

 

24 de julio 2022

Séptimo Domingo Después de Pentecostés.

Pastor: Miguel Ángel Moreno Villarroel

Lecturas: Salmo 138; Génesis 18:20-32; Colosenses 2:6-15; Lucas 11:1-13

Tema de hoy: Señor, enséñame a orar.

Para el día de hoy, continuamos con la lectura y enseñanzas del evangelio según San Lucas; y en esta oportunidad, vemos que vamos al versículo siguiente de donde quedamos en nuestro servicio pasado.

El pasaje nos muestra que Jesús estaba orando en un lugar indeterminado y cuando terminó su oración, uno de los discípulos cuyo nombre no se menciona, le pidió que les enseñara a orar al igual que Juan el Bautista había hecho con sus seguidores; en este punto podemos pensar que este discípulo estaba poco menos que maravillado el ver cómo su Maestro conversaba con su Padre celestial y, tomando como excusa a Juan y sus partidarios, le hizo la petición.

Así las cosas, Jesús no hace más que entregarles un modelo de oración… «deberían orar de la siguiente manera, les dice, y allí surge la universalmente oración conocida con el nombre de «Padre Nuestro».

De seguidas expongo el Padre Nuestro y la explicación del doctor Martín Lutero en su Catecismo Menor.

 

PADRE NUESTRO QUE ESTÁS EN LOS CIELOS

¿Qué quiere decir esto?

Con esto, Dios quiere atraernos para que creamos que Él es nuestro verdadero Padre y nosotros sus verdaderos hijos, a fin de que le pidamos con valor y plena confianza, como hijos amados a su amoroso padre.

SANTIFICADO SEA TU NOMBRE

¿Qué quiere decir esto?

El Nombre de Dios ya es santo por sí mismo; pero rogamos con esta petición que sea santificado también entre nosotros

VENGA A NOSOTROS TU REINO

¿Qué quiere decir esto?

El Reino de Dios viene en verdad por sí solo, aun sin nuestra oración. Pero rogamos con esta petición que venga también a nosotros.

HÁGASE TU VOLUNTAD ASÍ EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO

¿Qué quiere decir esto?

La buena y misericordiosa voluntad de Dios se hace, en verdad, sin nuestra oración; pero rogamos con esta petición que se haga también entre nosotros.

EL PAN NUESTRO DE CADA DÍA, DÁNOSLO HOY

¿Qué quiere decir esto?

Dios da diariamente el pan, también sin nuestra súplica, aun a todos los malos; pero rogamos con esta petición que Él nos haga reconocer esto y así recibamos nuestro pan cotidiano con gratitud.

Y PERDÓNANOS NUESTRAS DEUDAS, ASÍ COMO NOSOTROS PERDONAMOS A NUESTROS DEUDORES

¿Qué quiere decir esto?

Con esta petición rogamos al Padre celestial que no tome en cuenta nuestros pecados y que por causa de ellos nos niegue lo que pedimos. En efecto, nosotros no somos dignos de recibir nada de lo que pedimos, ni tampoco lo hemos merecido, pero quiera Dios dárnoslo todo por su gracia, pues diariamente pecamos mucho y sólo merecemos el castigo. Así, por cierto, también por nuestra parte perdonemos de corazón, y con agrado hagamos bien a (todos) los que contra nosotros pequen.

Y NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN

¿Qué quiere decir esto?

Dios, en verdad, no tienta a nadie; pero con esta petición le rogamos que nos guarde y preserve, a fin de que el mal, el mundo y nuestra carne no nos engañen y seduzcan, llevándonos a una fe errónea, a la desesperación y a otras grandes vergüenzas y vicios. Y aun cuando fuéramos tentados a ello, que al fin logremos vencer y retener la victoria.

MAS LÍBRANOS DEL MAL

¿Qué quiere decir esto?

Con esta petición rogamos, como resumen, que el Padre celestial nos libre de todo lo que pueda perjudicar nuestro cuerpo y vida, nuestros bienes y honra, y que al fin, cuando llegue nuestra última hora, nos conceda un final bienaventurado, y, por su gracia, nos lleve de este valle de lágrimas al cielo para vivir con Él en la eternidad. AMÉN 

Porque tuyo es el reino, el poder y la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Reconocemos finalmente que Dios es el Señor y Rey todopoderoso, que rige sobre todo lo que existe y por toda la eternidad. Dios es el único que merece la gloria y el honor sin fin. La gloria no es nuestra sino sólo de y para Dios (nosotros somos los “deudores”). Con una afirmación contundente: «Amén», declaramos, «que así sea» hoy, para siempre y desde siempre. Esta doxología, es decir alabanza al Señor, no forma parte del Padrenuestro en sí mismo, y debe su origen a diferentes traducciones de la Biblia, sin embargo, es la mejor forma de terminar la oración que nos enseñó el Señor Jesús, reconociendo el poder y la gloria de Dios por siempre, en fin, es una alabanza y reconocimiento de Dios como lo que es: Dios.

Siguiendo el texto bíblico asignado para hoy, apreciamos como Jesús les profundiza en la explicación y cómo poner en práctica la oración. Desde el versículo 5 hasta el 10 les habla que la forma de la oración debe ser con una fe insistente y audaz, les invita a seguir pidiendo y asegura que recibirán, a seguir buscando y encontrarán, continuar llamando a la puerta y se abrirá.

Hermanos, hay cosas que tenemos que hacer para que se cumpla la voluntad de Dios en nosotros, de nuestra inactividad no puede surgir algo provechoso de parte de Dios. ¿Somos personas que nos quedamos estáticos a la espera que algo suceda? O ¿Llenos de fe emprendemos nuestros retos diarios?

Luego, desde el versículo 11 hasta el 13, Jesús nos muestra el santo carácter, misericordia y bondad de nuestro Padre creador.

Hermanos, si nosotros, que hemos sido concebidos y creados en pecado, tenemos bondad y toda clase de buenas atenciones para con nuestros hijos, ¿cuánto más podemos esperar nosotros de la infinita santidad, poder y misericordia de nuestro Padre celestial, creador de todo lo visible e invisible?

 

Oremos:

Señor Padre eterno, gracias te damos por haber enviado a tu Hijo Jesucristo, quien puso en nuestras manos el modelo perfecto de oración, para así podernos comunicar plenamente contigo y participar de tus maravillas para con nosotros.

Amén. Dios los bendiga, y recuerden. ¡¡Sólo Dios Salva!!

 

Sexto Domingo Después de Pentecostés - Yo Quiero la Mejor Parte, Mi Señor

17 de julio 2022

Sexto Domingo Después de Pentecostés.

Pastor: Miguel Ángel Moreno Villarroel

Lecturas: Salmo 15; Génesis 18:1-10a; Colosenses 1:15-28; Lucas 10:38-42

Tema de hoy: Yo Quiero la Mejor Parte, Mi Señor.

Para el día de hoy, continuamos con la lectura y enseñanzas del evangelio según San Lucas; y en esta oportunidad, vemos que vamos al versículo siguiente de donde quedamos en nuestro servicio pasado.

Al igual como Jesús les dijo a los setenta enviados, en relación de que no le faltaría sustento ni alojamiento, así también, podemos pensar que, Nuestro Señor disfrutó de estas atenciones de parte de las personas que le apreciaban.

Si hurgamos un poquito, nos preguntamos si esta Marta y María son las mismas hermanas de Lázaro, que eran a su vez muy amigos de Jesús; y, la respuesta es afirmativa, lo que sucede, es que Lucas muestra un pequeño error en su cronología ya que, Jesús no va a arribar a Betania, sino hasta el capítulo diecinueve, versículo veintinueve; pero, lo cierto es que Marta lo recibe en su casa y, ella tenía una hermana quien se fue a sentar a los pies del Nuestro Señor Jesucristo, mientras su hermana, fiel a las costumbres, se dedicaba a atender bastante atareada, por las actividades propias de su hogar, ahora sumadas las tareas que tenía que efectuar para darle una buena recepción y estancia a Jesús, quien no debe haber estado solo.

Marta, confiando en la autoridad que tiene Jesús, recurre a él para exponerle una queja contra su propia hermana «–Señor, ¿no te preocupa nada que mi hermana me deje sola con todo el trabajo? Dile que me ayude»

El Señor le responde: Marta, solamente hay una cosa necesaria y María ha escogido la mejor parte y, nadie se la va quitar, y tú, estas afligida por muchas cosas sin fijarte en qué es esa cosa tan necesaria.

Jesús, ante la pregunta de Marta y su petición de ayuda, pudo haber respondido al igual que le contestó al hombre que en una oportunidad le dijo: >> Señor, ¡dile a mi hermano que comparta la herencia conmigo! A lo que Jesús le respondió: >> Y, ¿quién te dijo que yo he venido como partidor de herencias?…

Tal vez pudo decirle a Marta algo como: y, ¿Quién te dijo que yo he venido a poner orden en los asuntos o disputas entre familiares? En lugar de eso, la llama a poner atención de lo que se está perdiendo, le dice que se enfoque, que deje de una vez el estrés y desespero a un lado.

Existen personas que, si no están ocupadas, girando en circulo como el perro que trata de morderse la cola, no están tranquilas, no se sienten bien. Cuando no están mirando cada veinte segundos las actualizaciones de sus redes sociales en sus teléfonos celulares, es porque están limándose o mordiéndose las uñas; pero, y me pregunto: ¿Cuándo se acordará de revisar la biblia?, ¿cuándo se acordará, aunque sea por treinta segundos en el día de darle gracias a Dios; pedirle perdón por sus pecados?

Hermanos, podemos preguntarnos: y, ¿cómo será estar sentado a los pies de Jesús, escuchándole hablar, sintiendo toda esa manifestación de su inefable amor, sentir su verdadera paz, consuelo y, sentirnos y sabernos liberados de las cargas que nos impone la vida?

Hermanos, Marta estaba sirviendo al Señor y María estaba de «holgazana». Ante los ojos de la gente, María era la mala de la escena; pero, si algo es muy cierto, es que, servir sin tener puesto el corazón en lo que nos dicta Jesús, es un servicio que no vale de nada. ¿Prestamos nuestro servicio escuchando desde los pies de Nuestro Señor Jesucristo?

Oremos:

Señor Jehová, crea en nuestras mentes y corazones una fe inagotable, que nos permita enfocarnos en la cosa que verdaderamente importa y es necesaria, y de este modo tenerte como nuestra primera prioridad en nuestras vidas.

Amén. Dios los bendiga, y recuerden. ¡¡Sólo Dios Salva!!

 

Quinto Domingo Después de Pentecostés - Yo Quiero Ser Un Buen Samaritano

 

10 de julio 2022

Quinto Domingo Después de Pentecostés.

Pastor: Miguel Ángel Moreno Villarroel

Lecturas: Salmo 25:1-10; Deuteronomio 30:9-14; Colosenses 1:1-14; Lucas 10:25-37

Tema de hoy: Yo Quiero Ser Un Buen Samaritano

Para el día de hoy, continuamos en el despliegue y estudio del evangelio según San Lucas; y en esta oportunidad, vemos que el detonante de la parábola enseñada por Jesús, es un maestro de la Ley, quien, como si fuera el diablo en el desierto, fue a ponerlo a prueba, sí, uno de los personajes a quien Jehová había confiado el cuidado, puesta en práctica y enseñanza fiel de la Ley, lo confronta como si de un charlatán más, de tanto que había en esa época, se tratara.

Jesús lo lleva hacia el conocimiento de la ley, y para ello le pregunta ¿qué está escrito en la ley que tanto conoces y adoras? Y en pocas palabras le contestó: ama a Dios y ama a tu prójimo como a ti mismo.

Jesús le dice que ha respondido correctamente, tiene un gran conocimiento le la ley, entonces anda y simplemente haz eso que dice la ley y tendrás vida. Mas el maestro de la ley, queriendo hacerse el desentendido y ocultar su mala intención de probar a Jesús, desconociendo que se encontraba ante el Dios verdadero, le suelta la pregunta siguiente: y, ¿quién es mi prójimo? Jesús, sabe que este sujeto conoce muy bien qué significa el termino prójimo a que se refiere la enseñanza; pero, él no le da excusa ni motivos para que se haga el desentendido y, le relata una parábola. Un hombre iba por un camino y fue asaltado; luego, pasó un sacerdote y al verle, lo rodeó como si tratara de basura; también un levita lo vio y, lo rodeó como si le diera asco; mas apareció un hombre de la población de Samaria y lo vio y, sintió compasión del sujeto malherido, le aplicó primeros auxilios y lo llevó a un hotel cercano, al día siguiente el samaritano, dio dinero al dueño del hotel y le dijo que cuidara del sujeto herido, y si requería el pago de cualquier cosa, yo al regreso se lo reembolsaré. Después del relato, Jesús hizo una pregunta fácil de contestar; pero muchas veces difícil de practicar: ¿Cuál de los tres individuos que pasaron por el camino en donde estaba el herido fue su prójimo? Y, el maestro de la ley respondió fácilmente: el que tuvo compasión de él. Jesús le indicó: ya que fácilmente has respondido, anda y fácilmente haz lo mismo con todas las personas que te encuentres en la misma situación de necesidad.

Hermanos, ¿nosotros conocemos la Biblia, la Palabra de Dios; vamos a la iglesia o templo con regularidad todos los fines de semana; nos creemos super religiosos al igual que el sacerdote y el levita de la parábola? ¿Conocemos quién es nuestro prójimo?

Hermanos, si sus respuestas han sido afirmativas; entonces ustedes han sido guiados por el Espíritu Santo para abundar en buenas obras para con sus prójimos, y de hecho debo suponer que lo hacen a diario. Y, si revisándose cada uno, llega a la conclusión de que han fallado en eso; luego, quiere significar que, se han quedado en lo fácil como el maestro de la ley, que es, conocer quién es nuestro prójimo; mas no han podido cumplir con la parte difícil de la enseñanza que es tener COMPASIÓN por quien la necesita. Y esto es así, porque la fe verdadera no vive en nosotros, sino la avaricia, la comodidad, y el aparentar ser religiosos para con la sociedad en donde nos movemos, estas cosas han tomado el sitio que le pertenece al amor que, Nuestro Señor Jesucristo nos manda a compartir con nuestros prójimos cada día de nuestras vidas. Tengamos presentes las palabras del siervo de Dios y del Señor Jesucristo, el Apóstol Santiago, en su carta universal capítulo 4 versículo 17: «El que sabe hacer el bien y no lo hace, comete pecado».

Oremos:

Señor Padre eterno, crea en nosotros corazones que estén colmados del amor de tu Hijo Jesucristo, con la finalidad de que podamos estar pendientes de hacer el bien y ayudar a todos nuestros prójimos, que tengan necesidad de nuestra compasión.

Amén. Dios los bendiga, y recuerden. ¡¡Sólo Dios Salva!!