Novela «El Terror de Alicia» Autor: Miguel Ángel Moreno Villarroel

Novela «El Terror de Alicia» Autor: Miguel Ángel Moreno Villarroel
Disponible en Amazon Kindle - Presiona sobre la imagen

Revised Common Lectionary - Daily Readings

Translate This Blog

Un Verbo de Existencia Eternal

 

Imagen de congerdesign en Pixabay

02 de enero 2022

Segundo Domingo Después de Navidad.

Pastor: Miguel Moreno

Lecturas:

Salmo 147: 12-20; Jeremías 31: 7-14; Efesios 1: 3-14; Juan 1: 1-18

Tema de hoy: Un Verbo de Existencia Eternal.

Nuestra reflexión para el día de hoy Segundo Domingo Después de Navidad, está basada en el pasaje del evangelio que se encuentra en: Juan 1: 1-18 y sobre el mismo podemos reflexionar lo siguiente:

Juan declara que Jesús era Dios, la palabra por medio de quien todas las cosas que existen fueron creadas y tienen vida.

En nuestra sociedad actual, todo mensaje enviado por ser humano en cargo de superioridad tiene contenido en sí mismo algo de poder.

El presidente, el juez, el director, el diputado etc; cada oficio emitido por cada uno de ellos conlleva su volitiva decisión de ser cumplida.

De manera parecida pero a nivel divino, la Palabra tiene y crea poder y de allí que ilumina, da vida y sostiene a todo aquel que la recibe con fe.

El poder del Verbo o Palabra le dio la existencia a toda la creación. “Por la palabra del Señor fueron hechos los cielos, por el soplo de su boca, todos los astros.” (Salmo 33:6). Luego, cuando leemos en el libro de Génesis que: “Dios dijo: y a continuación creaba todo cuanto hoy día existe, podemos determinar y concluir acertadamente que Cristo estuvo activo en la creación. En resumen: Dios habló, y su Palabra creó todas las cosas de la nada.

Jesús continúa siendo una luz que brilla entre las tinieblas que arropan al mundo, y su luz permanece encendida para quienes quieran valerse de ella.

El discípulo amado nos hace referencia de Juan El Bautista, y su previa aparición con el fin de allanar el camino al Señor; esto es, la preparación del ministerio de Jesucristo en la tierra.

Su propia gente, sus coterráneos, quienes esperaban al Mesías, no lo reconocieron como tal; mas, quienes le recibieron en su corazón con convicción y fe, él les dio la ventaja especial de llegar a ser hijos de Dios; ¡excelente!, pasar de ser simplemente criaturas a hijos de Dios, y por vía de consecuencia convertirnos en hermanos de Jesús.

El niño del pesebre se convirtió en hombre, y como tal, vivió entre ellos. Del despliegue de tantos milagros y otras señales, Juan nos dice que pudieron ver la gloria, es decir, la presencia divina contenida en él, la cual había recibió del Padre. 

El evangelista quiso mostrar el testimonio de Juan El Bautista, cuando dejó clara que la importancia de Cristo se debía a la preexistencia de éste antes que aquél. "...es más importante que yo, porque existía antes que yo".

Para quienes gustan de la teoría de la "prosperidad" muy en auge en los últimos años, en este pasaje se nos enseña que Jesucristo es la abundancia, y de él la hemos recibido muchas veces. La desesperación que trae la ley aportada por medio de moisés, fue atenuada, cumplida suficientemente por el sacrificio amoroso de nuestro Señor Jesucristo en la cruz.

Si usted querido amigo (a) quiere ver a Dios, sencillamente mire a Jesús. 

Si usted quiere y su deseo es estar más próximo a Dios, entonces acérquese a Jesús.

¿Quiere usted tener un modelo a seguir para vivir en consonancia con la voluntad de Dios? No hay mejor recomendación que: Viva de la mano de Jesús.

Vemos a Dios cuando miramos a su Hijo, quien es verdadero Dios, de otra manera, es imposible contemplar la hermosura de Jehová.

¿Vemos a Dios cuando vemos el rostro de Jesús? ¿Asistimos a la iglesia buscando encontrar en Jesús al verdadero y eterno Dios, o acudimos a seguir a hombres, simples mortales?

¡Tengamos mucho cuidado a quienes seguimos, imitamos y adoramos!

Oremos:

Excelentísimo Padre celestial, acudimos a ti, para rogarte con profunda humildad que siempre tengamos presente y claro que debemos mirar con fe y amor el rostro de Jesús, el verbo eterno, con la finalidad de poder ver la gloria de tu majestad.

Amén. Dios los bendiga, y recuerden. ¡¡Sólo Dios Salva!!

 

 

Yo No Estoy Perdido, Son Ustedes Que lo Están

Imagen de jplenio en Pixabay


26 de diciembre 2021

Primer Domingo Después de Navidad.

Pastor: Miguel Moreno

Lecturas:

Salmo 148; 1 Samuel 2: 18-20, 26; Colosenses 3: 12-17; Lucas 2: 41-52

Tema de hoy: Yo No Estoy Perdido, Son Ustedes Que lo Están.

Nuestra reflexión para el día de hoy Primer Domingo Después de Navidad, está basada en el pasaje del evangelio que se encuentra en: Lucas 2: 41-52 y sobre el mismo podemos reflexionar lo siguiente:

Es importante señalar que esta narración es única y exclusiva de este evangelio de Lucas, no lo encontramos en ninguno de los otros tres.

Pasado el tiempo de Adviento y el día de la Natividad de nuestro Señor, hoy nos encontramos en el primer domingo después de Navidad. 

Las personas cuando leen este pasaje lo primero que piensan y dicen es ¿y dónde estuvo Jesús desde su nacimiento hasta los doce años? Y ahí comienza un mundo de especulaciones sacadas de las mentes de escritores muy creativos, quienes afirman que Jesús en esos años silenciosos estuvo en: Las pirámides de Egipto recibiendo todas las enseñanzas o que se lo llevó una nave extraterrestre y lo educó para cumplir su misión; en fin, la teoría de conspiración planetaria siempre ha existido; pero nosotros nos ceñimos, aferramos y confiamos en el texto bíblico, sin agregar, sustraer, inventar o completar lo que no debe ni puede ser completado por nuestra mente.

Esta historia es la única que va a romper el silencio de nuestro Salvador hasta el comienzo de su ministerio a los treinta y tres años y la misma transcurre en el templo, el mismo templo en el que había sido presentado luego de los ocho días de nacido y de haber sido circuncidado. Ahora Jesús se les presentaba teniendo doce años a los maestros de la ley.

Lucas nos relata que José y María iban anualmente a Jerusalén, a la fiesta de la Pascua en la cual se celebraba la liberación de la esclavitud de pueblo de Israel de manos de los egipcios, y la misma tenía lugar cada primavera.

Al concluir el festival de la Pascua, los padres de Jesús iniciaron el regreso a sus hogares confiando en que su hijo iba caminando con los peregrinos que habían ido a celebrar la fiesta.

Los padres luego de preocuparse y buscarlo no lo hallaron por ningún lado, y pensaron que tal vez el niño se había quedado entretenido jugando con otros niños o retenido contra su voluntad en Jerusalén.

Tuvieron que pasar tres días de angustia y desespero antes que pudieran encontrar a su hijo. Y ¿qué había pasado con el joven? Pues que Jesús se había quedado en el templo rodeado de los maestros de la ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas.

Podemos decir que Jesús los escuchaba con atención; pero también con mucha humildad de corazón. Y las preguntas que les hacía, suponemos con basamento bíblico, que no eran para generar discusión o contienda; sino por el contrario, del tipo de cuestionamientos que se hacen para buscar la respuesta correcta y lograr un aprendizaje o eneseñanza sólidos.

También entendemos que los maestros de la ley le hacían preguntas, creemos que no eran desafiantes, sino producto de lo sorprendidos y maravillados que estaban de su inteligencia y sabiduría.

El hecho de que los maestros de la ley se sorprendieran con Jesús, estaba relacionado a que su edad era de doce años; es decir, él no tenía el tiempo necesario de vida como para saber tantas cosas y sobre todo sus correctas interpretaciones.

Tal vez se decían: «¿De dónde habrá sacado este jovencito tantos conocimientos y quién lo habrá educado?»

Bueno, ellos no sabían lo que dice el evangelio según Juan 1: 1 «En el principio ya existía la Palabra; y aquel que es la Palabra estaba con Dios y era Dios».

Sí, ese niño era el Verbo, la Palabra hecha Dios; ellos estaban hablando con el mismísimo Dios y no lo sabían, en esos doce años  estaba comprendida en verdad la eternidad; en esos doce años estaba inserta en verdad la omnisciencia, esto es, el conocer todo, a todos y de todo; mas los maestros de la ley tampoco conocían esta realidad.

Luego la madre angustiada le pregunta a su hijo: ¿Por qué nos ha hecho esto?

Jesús responde con dos preguntas «¿por qué me buscan?» «¿No saben que tengo que estar en la casa de mi Padre?»

He conocido de niños que se han extraviado por pocos minutos en grandes concentraciones de personas y, al ser hallados, ellos responden en forma inocente a la pregunta hecha por María a Jesús «¡Yo no estaba perdido, eran ustedes que estaban perdidos!» es para ellos una cuestión de perspectivas.

Nos dice Lucas que los padres de Jesús no comprendieron lo que les quería dar a entender.

Hermanos, ¿se ha perdido alguna vez Jesús, nuestro Salvador de tu vida? ¿Cómo y cuándo ha sido eso así? ¿Por cuánto tiempo?

¿Quizá por una vida signada por el pecado en la que ya no sentimos comunión con Dios? ¿Tal vez la perdida de un ser querido en forma inesperada y dejamos de confiar y creer en Dios?

Recuerda hermano, Jesús siempre va estar allí esperando por ti; somos nosotros quienes nos perdemos, él siempre va estar en los sacramentos y en los medios de gracia; sí, búscalo en su Santa Palabra y en el Templo, porque él tiene que estar en la casa de su Padre.

Oremos:

Amantísimo Padre celestial, no permitas que nos perdamos de la presencia y comunión de nuestro Señor Jesucristo y siempre recordemos a dónde encontrarlo.

Amén. Dios los bendiga, y recuerden. ¡¡Sólo Dios Salva!!

 

 


Mi Alma Alaba La Grandeza Del Señor

 

Imagen de RitaE en Pixabay

19 de diciembre 2021

Cuarto Domingo De Adviento.

Pastor: Miguel Moreno

Lecturas:

Lucas 1: 46b-55; Miqueas 5: 2-5a; Hebreos 10: 5-10; Lucas 1: 39-45, 46-55

Tema de hoy: Mi Alma Alaba La Grandeza Del Señor

Nuestra reflexión para el día de hoy Cuarto Domingo De Adviento, está basada en el pasaje del evangelio que se encuentra en: Lucas 1: 39-45, 46-55 y sobre el mismo podemos reflexionar lo siguiente:

Esta narración es única y exclusiva de este evangelio de Lucas, no lo encontramos en ninguno de los otros tres.

Adviento, la estación o temporada en la cual esperamos que Cristo venga a nosotros tiene un patrón que se extiende a través de los cuatro domingos: el primer domingo comienza por el fin de tal forma que esperamos la segunda venida de Cristo. El enfoque de las semanas dos y tres se centra en Juan el Bautista, quien prepara el camino para la llegada del ministerio de Jesús. El cuarto domingo nos remite al comienzo de la historia de Jesús para hacernos centrar la atención en la preparación para la natividad de Cristo, esto es para la encarnación.

Cuando el ángel Gabriel anunció a María que iba a ser madre de un hijo, también anunció a Isabel que había concebido. Entonces María no perdió tiempo y se fue a visitar a su ya anciana parienta.

María hizo un viaje desde Nazaret hasta la región montañosa de Judá.

María nunca pudo imaginarse el tipo de recepción que recibiría. Lucas nos dice que el Espíritu Santo llenó el alma de Isabel luego de lo cual con voz fuerte exclamó: «¡Dios te ha bendecido más que a todas las mujeres, y ha bendecido a tu hijo!». Ella estaba maravillada de que «venga a visitarme la madre de mi Señor». El niño que estaba en su vientre (Juan el Bautista) se unió a su alabanza y saltó de gozo.

Rendirle honor a María de la misma forma que lo hizo Isabel, motivado por el Espíritu Santo, es verdaderamente del agrado de Dios.

Los cristianos hoy en día también honramos a María de la misma manera que lo hizo Isabel, como ejemplo de fe y servicio; pero sin ir jamás más allá de ese respeto. Jesús, el niño que nacería de ella, también le serviría de Salvador al igual que a nosotros.

Desde el versículo 46 hasta el 56 Lucas nos presenta el «Magnificat» y recibe este nombre debido a que en la versión latina ese canto empieza «Magnificat anima mea Dominus».

Desde el versículo 46 hasta el 49 se centran en las bendiciones que recibió María. Acá María reconoce su condición de sierva de Dios.

En el versículo 50 María se enfoca en la «reverencia a Dios» esta reverencia se refiere al respeto santo que uno tiene por el Señor

Ese respeto conducirá a la adoración y a la sujeción a Dios en forma de obediencia.

María es el vivo ejemplo de la persona que reverencia a Dios.

Así María sigue recordando los grandes actos misericordiosos del Señor: deshizo los planes de los orgullosos; puso en lo alto a los humildes; llenó de bienes a los hambrientos; ayudó al pueblo de Israel, su siervo.

El tema que trata el Magnifcat se verá desarrollado y cumplido por el ministerio de su hijo Jesucristo.

De una manera que abarca y sobrepasa a todo el antiguo testamento, la obra salvadora de Jesús revela toda la misericordia de Dios a quienes le reverencian.

Concluye el pasaje de Lucas con que, María se quedó tres meses con Isabel justo hasta el tiempo en que nacería Juan el Bautista.

¿Conoces a alguna madre que, contra todos los pronósticos, ha esperado cosas maravillosas en el futuro de sus hijos?

¿Reverenciamos y respetamos a Dios con devoción y humildad como lo hacía María?

Oremos:

Amantísimo Padre celestial, venimos a ti, con la misma fe que tenía María, de servirte y adorarte de todo corazón; permite que tengamos fe como padres en el futuro de éxito de nuestros hijos.

Amén. Dios los bendiga, y recuerden. ¡¡Sólo Dios Salva!!

 

 

Mostremos Frutos Dignos de Arrepentimiento

 



12 de diciembre 2021

Tercer Domingo De Adviento.

Pastor: Miguel Moreno

Lecturas:

Sofonías 3: 14-20;  Isaías 12: 2-6; Filipenses 4: 4-7; Lucas 3: 7-18

Tema de hoy:

Nuestra reflexión para el día de hoy Tercer Domingo De Adviento, está basada en el pasaje del evangelio que se encuentra en: Lucas 3: 7-18 y sobre el mismo podemos reflexionar lo siguiente:

Como pudimos apreciar el pasado domingo, Juan el Bautista era un hombre que predicaba tanto la ley como el evangelio.

Juan no se andaba con disimulos ni medias tintas, era un predicador agresivo e inmisericorde, no se andaba con cuentos ni disimulos; hoy en día se diría que Juan no tenía filtro alguno, ya que profería directamente a sus oyentes de toda clase de calificativos graves como: “Raza de Víboras y les aseguraba que serían merecedores del castigo que estaba por llegar; para Juan no bastaba con volverse al Señor, sino que, también la persona debía dar muestras evidentes de su arrepentimiento.

La raza de víbora era una alusión directa a la casta pecadora que los lideres religiosos habían formado a través de los años, el mensaje encubierto era que, si ustedes son hijos de Abraham entonces no tienen nada de qué preocuparse porque automáticamente Dios les salva, lo que resultaba en la perdición de esas almas.

Hermanos, en nuestra vida diaria ¿todavía pensamos que tenemos ya ganados el perdón de pecados y la salvación eterna, solo porque la cultura religiosa en la que nos hemos criado así lo dicta y lo predica?

¿Conocemos y participamos de prácticas y tradiciones que utilizamos como un saludo a la bandera y, que nos hacen creer que somos merecedores de la vida eterna junto a nuestro Señor Jesucristo?

¡Deberíamos reflexionar muy seriamente sobre esto!

Juan les estaba enseñando cómo escapar de la ira venidera, debían dar frutos producto del arrepentimiento genuino.

La multitud se vio obligada a preguntarse: ¿cómo mostrar los frutos del arrepentimiento sincero?

La respuesta de Juan no se hizo esperar: ¡Compartan vestidos y alimentos con aquellos que no tienen, sí, con los menos favorecidos de la sociedad en la que vivan!

A los recaudadores de impuestos les dijo: ¡Sean justos al cobrar los impuestos, no exijan más de lo debido, no abusen de su autoridad, cargo o jerarquías que ostentan!

Al ser consultado por unos soldados acerca de cuál debería ser su forma de mostrar arrepentimiento, Juan les respondió: ¡No despojen a nadie de sus pertenecías y tampoco inventen delitos para extorsionar al inocente, vivan con humildad de la paga que reciben!

Hermanos, a este punto podemos preguntarnos: ¿Con quién comparto mi ropa y mis alimentos como muestra de mi nueva vida de fe? ¿Cobro lo justo como comerciante o prestador de cualquier tipo servicios? Por ejemplo: Si casi no asisto al trabajo o el tiempo que voy lo que hago es holgazanear, entonces me debo preguntar si es justo lo que estoy recibiendo como pago o si más bien estoy robando a mi jefe o patrono.

Y si aprovecho mi autoridad policial para someter al inocente con calumnias o si, por ejemplo: soy profesor y exijo dinero a mis estudiantes con el fin de hacerles “pasar” mi materia, debería preguntarme: ¿Estoy dando buenas señales de mi cambio de vida en el Señor Jesús?

¿Juan era el mesías? En la narración que nos trae Lucas, deducimos que, como Juan el Bautista estaba llamando poderosamente la atención de los líderes judíos, estos últimos, debían investigar ya que ellos se oponían a cualquier manifestación relacionada con Jesús.

La multitud estaba a la expectativa y se preguntaban que si tal vez Juan sería el mesías prometido a lo largo del antiguo testamento. Desde luego que ellos sabían que él era Juan, el hijo del Sacerdote Zacarias; detrás de la pregunta que se hacía la gente lo que en realidad se ocultaba era: ¿por qué estás predicando y bautizando en el desierto, ¿qué significa todo esto? ¡Para nosotros esto es algo novedoso, te suplicamos nos diga de qué se trata!

Juan sabe de las intenciones profundas de su pregunta, él no se vanaglorió, ni perdió el tiempo hablando de sí mismo; el sigue el hilo de la conversación y manifiesta —Yo, en verdad, los bautizo con agua; pero viene uno que los bautizará con el Espíritu Santo

Él es más poderoso que yo, a quien no soy digno de desatarle las correas de sus sandalias.

Juan es el gran presentador de Jesucristo; como enseñanza Juan nos muestra la forma correcta de presentar a Jesús a nuestro prójimo; Juan se humilla, y con esa humildad nos muestra con sencillez la gloria de Dios presente en su Hijo Jesús. Así mismo debemos hacer nosotros, no es necesario el decir o presentar "Ésta es mi iglesia" o "Esta es nuestra doctrina" sólo digamos y señalemos a Jesús y su obra salvadora.

Por último, en el relato para hoy en el versículo 17, Lucas nos muestra el carácter de Juez de nuestro Señor Jesús al decirnos que, trae su aventador para separar el trigo de la paja; los malos de los buenos, el granero, es decir el cielo, será destinado para los que han creído en él y la paja que son quienes rehusaron aceptarle en su corazón, serán quemados en el infierno donde el fuego nunca se apaga.

Pidamos a Dios que nos de corazones humildes y de esta manera poder mostrar a otros la grandeza de Nuestro Señor Jesucristo.

Hermanos y hermanas, reflexiones en esto para este tiempo de Adviento y de esta manera podremos seguir fortaleciendo muestra comunión con Dios.

 

Oremos:

Amantísimo Padre celestial, te suplicamos de todo corazón, que la venida de tu Hijo amado nos haga dar frutos maravillosos, hermosos y deliciosos del arrepentimiento y nuestro nuevo vivir en la fe.

Amén. Dios los bendiga, y recuerden. ¡¡Sólo Dios Salva!!

 

 

No Quiero Estorbos en Mi Camino a Jesús

 

Imagen de santiagotorrescl95 en Pixabay

05 de diciembre 2021

Segundo Domingo De Adviento.

Pastor: Miguel Moreno

Lecturas:

Lucas 1: 68-79; Malaquías 3: 1-4; Filipenses 1: 3-11; Lucas 3: 1-6

Tema de hoy: No Quiero Estorbos en Mi Camino a Jesús.

Nuestra reflexión para el día de hoy Segundo Domingo De Adviento, está basada en el pasaje del evangelio que se encuentra en: Lucas 3:1-6 y sobre el mismo podemos reflexionar lo siguiente:

Auscultando un poco en las Escrituras en el evangelio de Lucas, notamos que la más reciente aparición de Juan el hijo de Zacarías antes de este texto que sigue es en el capítulo 1 versículo 80. Allí Lucas nos relata que Juan como niño se hacía fuerte desde el punto de vista espiritual y que vivió en lugares silvestres o desérticos, justo hasta el día en que se dio a conocer al pueblo de Israel.

No podemos pensar ni por un momento que la decisión de mostrarse ante el pueblo de Israel surgió de la mente humana de Juan, por el contrario, como leemos claramente, la Palabra de Dios vino hasta él.

De estos llamados de Dios, tenemos muchos ejemplos en el antiguo testamento; así vemos a profetas como Jeremías quien dice: “El Señor se dirigió a mí, y me dijo” (Jeremías 1:4).

Dios habló en el desierto a Juan y le pidió que preparara el camino del Señor Jesús.

Lucas le da una ubicación exacta e histórica al ministerio de Juan, señalando con detalles en qué tiempo Dios habló a Juan y a saber nos da las coordenadas para que nadie se pierda: “En el año quince del gobierno del emperador Tiberio, Poncio Pilato era gobernador de Judea, Herodes gobernaba en Galilea, su hermano Felipe gobernaba en Iturea y Traconite, y Lisanias gobernaba en Abilinia. Anás y Caifás eran los sumos sacerdotes”.

Como podemos valorar, este es el contexto religioso, histórico y político en el que transcurrirán tanto el ministerio público de Juan el Bautista como el de Jesús de Nazaret.

El padre de Juan, Zacarías, había profetizado de su hijo: “Irás delante del Señor preparando sus caminos; para hacer saber a su pueblo que Dios les perdona sus pecados y les da la salvación” (Lucas 1:76,77).

Y Juan hizo exactamente eso por todos los lugares junto al río Jordán. De esta manera se cumplieron las palabras que están escritas en el libro del profeta Isaías 40:3: “Una voz grita: Preparen al Señor un camino en el desierto, tracen para nuestro Dios una calzada recta en la región estéril.

Como podemos observar, la predicación de Juan el Bautista efectivamente preparó el camino para el Salvador de toda la humanidad.

Podemos imaginar por un momento que unos tractores, compactadoras, aplanadoras y toda suerte de maquinaria pesada era necesaria para lograr lo que clamaba a viva voz nuestro predicador Juan el Bautista; pero no, no era ni es así en la actualidad, ya que lo que se necesita para nivelar el camino del Señor Jesucristo hasta el desierto de nuestros corazones, es tener una fe viva que surja como resultado de la obra del Espíritu Santo en nuestras mentes y corazones. No hacen falta ni sacrificios ni imposiciones malsanas de parte del hombre, solamente la fe en la obra sacrificialmente salvadora de nuestro Señor Jesús en la cruz.

Para muchas personas las palabras de Juan llegan a ser incomodas y hasta odiosas, ya que piensan que él fue un predicador exclusivo de la ley, un predicador del volverse a Dios o arrepentimiento.

Las palabras o expresiones “volverse a Dios o arrepentimiento” se usan en la Biblia en dos sentidos. A veces solamente tiene como significado: “dolor o pesar por los pecados”; un ejemplo de esta acepción la encontramos en el mensaje de Jesús: “Vuélvanse a Dios y acepten con fe sus buenas noticias” (Marcos 1:15).

El mensaje de Juan llamando a arrepentirse también incluía la invitación a la fe en el Salvador por venir.

La respuesta a su predicación del arrepentimiento incluía tanto el pesar por los pecados como la fe en las buenas nuevas del perdón de pecados; en fin, Juan efectivamente predicaba ley y evangelio.

El dolor por los pecados cometidos, es la consecuencia directa de la fe que obra el Espíritu Santo en el corazón del pecador que, en su desesperación busca un analgésico que calme el sufrimiento, ante la evidencia de la vida catastrófica que ha llevado hasta ese momento; luego de cual, en ese camino de pesar se encuentra frente a frente con su Salvador, quien le otorga la paz y sanidad verdaderas y definitivas ante su situación espiritual.

Para este segundo domingo de Adviento debemos meditar en: ¿Qué es eso que estorba en mi vida para que pueda vivir la paz prometida por mi Señor Jesús? ¿Qué camino debo allanar, hacer recto y liso en mi vida, para que la fe en mi Señor Jesucristo no encuentre obstáculos de ningún tipo? ¿Qué o a quiénes debo sacar o evitar en vida, para que no sigan siendo tropiezos recurrentes en la fe que me ha dado o me quiere dar el Espíritu Santo?

Hermanos y hermanas, reflexiones en esto para este tiempo de Adviento y de esta manera podremos lograr que se fortalezca muestra comunión con Dios.

 

Oremos:

Amantísimo Padre celestial, te suplicamos de todo corazón, que nada ni nadie entorpezca el camino que existe entre nosotros y la llegada de nuestro Señor Jesucristo a nuestras vidas.

Amén. Dios los bendiga, y recuerden. ¡¡Sólo Dios Salva!!

 

 

¡Voveré Porque Ya Vine!

 

Imagen de Gerd Altmann en Pixabay

28 de noviembre 2021

Primer Domingo De Adviento.

Pastor: Miguel Moreno

Lecturas:

Salmo 25: 1-10; Jeremías 33: 14-16; 1 Tesalonicenses 3: 9-13; Lucas 21: 25-36

Tema de hoy:

Nuestra reflexión para el día de hoy Primer Domingo De Adviento, está basada en el pasaje del evangelio que se encuentra en: Lucas 21: 25-36 y sobre el mismo podemos reflexionar lo siguiente:

Hoy iniciamos en nuestras iglesias el apacible tiempo de Adviento, en el cual celebramos la llegada de nuestro Dios, encarnado en un recién nacido de nombre Jesús.

Cuando llega esta fecha en nuestra cultura occidental, los canales de televisión transmiten películas de Navidad. He observado y me ha llamado la atención muy particularmente que, en esas producciones los personajes casi nunca por no decir nunca, mencionan el nacimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo; y optan por hablar de «fiestas o las fiestas», pareciera que esto se debe al hecho de no ser excluyentes de otras religiones diferentes al cristianismo y de esta manera llegar a más persona en su comercialización.

Pero hoy quiero decirles que, donde se hable de «Navidad» tenemos que reconocer que se trata de la «Natividad de nuestro Señor Jesucristo» no hay otro nombre, no hay otra celebración, sino que Dios se encarnó en un pequeño bebé nacido en la ciudad de Belén.

Bien, aclarado este punto previo continuamos con nuestra disertación.

Lucas continúa con su narrativa del fin de todas las cosas y el mismo vuelve a tratar el tema escatológico; pero esta vez con la segunda venida del Hijo del Hombre, y por qué esto es así, bueno, para indicarnos que quien vino una primera vez, volverá por el pueblo santo que lo espera.

Jesús nos dice que las naciones llenas de temor y confundidas verán que él aparecerá en las nubes con gran poder y gloria, las fuerzas celestiales serán sacudidas, y según lo registrado en el evangelio según San Juan las estrellas oscurecerán, temblarán y caerán del cielo. Él enviará a sus ángeles y reunirá a sus escogidos.

Jesús nos da las señales de cuándo sucederá todo esto, echando mano de los conocimientos tribales acerca de las prácticas agrícolas; fíjense en la higuera, cuando sus ramas se ponen tiernas y brotan sus hojas, entonces ustedes saben que el verano está próximo a empezar. Así mismo, cuando sucedan estas cosas, sabrán que el reino de Dios ya está cerca; pero ¿Cuáles cosas? ¿Cuáles señales? 

Según entendemos del texto leído: Primero, debe pasar el tiempo de sufrimiento o la gran tribulación; segundo, deben producirse notables conmociones en los astros del universo.

Acerca de cuándo sucederá todo esto, Jesús no les da una respuesta precisa acerca de cuándo ocurrirá esto; sin embargo, asegura en el versículo 32 que “les aseguro que todo esto sucederá antes que muera la gente de este tiempo”. Al mencionar en este contexto “todo esto”, Jesús no está hablando acerca de la segunda venida del Hijo del hombre ni tampoco sobre los catastróficos sucesos del fin del mundo. Es importante señalar que ni siquiera Jesús en lo que respecta a su naturaleza humana, mientras estuvo en la tierra, tenía conocimiento de cuándo sería ese día (Mateo 24:36; Marcos 13:32). Su declaración se debe entender dentro del contexto de la doble pregunta de los discípulos relacionada con la destrucción del templo y Jerusalén. Las personas que vivían cuando Jesús dijo esas palabras fueron testigos de la destrucción de Jerusalén y de las señales generales que confirman los anuncios efectuados por Jesús de que vendría el fin del mundo.

El fin catastrófico de Jerusalén fue una muestra de lo que será el final de los tiempos. Es decir sus palabras se cumplieron en cuanto a la destrucción de Jerusalén; y se cumplirán en relación al fin del mundo.

Ahora bien, el mismo hecho de que no exista una fecha definida acerca del fin del mundo, es una razón más que suficiente para estar siempre preparados. Jesús señala varias acciones que abruman a la gente y que hacen que no esté lista.

La palabra traducida como “borracheras” se refiere a una vida de despilfarros antojadizos. Este género de vida con frecuencia termina en depresión; y sería un síntoma de la falta de fe.

¿Puede alguien que, su cotidianidad transcurre en un estrés envolvente estar despierto? ¿Puede decirnos algún cristiano que, mientras está intoxicado por el alcohol y sus lagunas mentales se encuentra despierto, alerta y vigilante? O algo más sencillo y que no levanta ninguna sospecha ¿Tal vez pudiera aseverar un sujeto, que está pendiente que vuelva Jesucristo, mientras pasa horas enteras frente a su televisor o computador, consumiendo todo el material del entretenimiento habido y por haber?

Estén preparados llevando una vida de oración. Jesús les había mostrado a sus discípulos el ejemplo de la persona que se dedica a la oración. Los impulsa a orar para que puedan escapar a la catástrofe espantosa que vendrá sobre Jerusalén y para que posteriormente puedan “presentarse delante del Hijo del hombre”.

Amigos y Hermanos en Cristo, no nos engañemos, coloquemos a un lado lo que nos estorba en nuestra devoción a Dios; y hoy 28 de noviembre, cuando celebramos el primer día de Adviento, en el que recordamos la espera de la primera venida de nuestro Salvador el Dios humanado a este mundo, redescubramos nuestro amor hacia él estando bien despiertos y vigilantes.

Oremos:

Amantísimo Padre celestial, te rogamos que podamos estar preparados para la segunda venida de nuestro Señor Jesucristo al igual que hoy nos alistamos a celebrar el adviento.

Amén. Dios los bendiga, y recuerden. ¡¡Sólo Dios Salva!!