Novela «El Terror de Alicia» Autor: Miguel Ángel Moreno Villarroel

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Revised Common Lectionary - Daily Readings

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La Transfiguración de Nuestro Señor/Último Domingo Después de Epifanía.

 

Imagen de Dimitris Vetsikas en Pixabay

27 de febrero 2022

La Transfiguración de Nuestro Señor/Último Domingo Después de Epifanía.

Pastor: Miguel Moreno

Lecturas:

Salmo 99; Éxodo 34:29-35; 2 Corintios 3:12-4:2; Lucas 9:28-36

Tema de hoy: La Transfiguración de Nuestro Señor.

Nuestra reflexión para el día de hoy Séptimo Domingo Después de Epifanía, está basada en el pasaje del evangelio que se encuentra en: Lucas 9:28-36 y sobre el mismo podemos reflexionar lo siguiente:

Casi ocho días después que Pedro confesara que Jesús era el mesías de Dios, desde el cielo Nuestro Padre Celestial da una respuesta a la pregunta ¿quién es este?

Se suele decir dentro del mundo cristiano conocedor, que la transfiguración probablemente tuvo lugar en Cesarea de Filipo.

Jesús lleva consigo a Pedro, Santiago y Juan a la cima del monte, estaban compartiendo tiempo juntos, orando, aprendiendo del Señor.

Repentinamente, allí frente a ellos, tanto la apariencia como la vestidura de Jesús, cambiaron. La palabra de Dios nos dice que su ropa estaba muy blanca y brillaba .

Con la transfiguración, Jesús da a conocer su naturaleza divina, ratificando de esta manera todo cuanto había contado a sus discípulos.

Hermano, ¿hemos presenciado y disfrutado de la transfiguración de Jesús a lo largo de esta temporada de epifanía?

Esta manifestación en Jesús, nos hace recordar el resplandor reflejado en el rostro del patriarca Moisés cuando descendió del monte Sinaí, pero Moisés sólo reflejaba la gloria de Dios; Jesús, la suya propia.

También nos hace recordar la gloria de Dios que se expandió alrededor de los pastores en Belén, la noche en que nació Nuestro Señor Jesucristo, y de los ángeles brillantes y relucientes en la tumba de Jesús en la mañana de la Pascua de Resurrección.

Hermano, ¿quienes nos conocen, pueden decir que nosotros reflejamos el resplandor de Jesús en nuestros rostros, en nuestras vidas?

Podemos pensar y decir con toda certeza, que con este acontecimiento de la transfiguración de Jesús, se produce el punto máximo de la Epifanía de Dios, ya que su manifestación, contiene las características de los otros eventos considerados por los expertos en Biblia, como “Manifestaciones de Dios a los hombres”

Sencillamente la gloria de Dios que le corresponde y pertenece, se hizo presente en Jesús. Él estaba revelando, tanto el testimonio vivo de que era Dios, así como todas sus aseveraciones que como Dios había enseñado privadamente a sus discípulos.

El porqué de las apariciones especiales y específicas de Moisés y Elías, se puede deber a que Moisés fue a quien Dios le dio la ley en el Monte Sinaí y tuvo una relación muy estrecha con Dios; de Elías nos habla la palabra de Dios que fue llevado al cielo sin conocer la muerte.

Finalmente, vemos la aparición de una nube y, desde allí una voz que dijo, "éste es mi hijo amado, escúchenlo", muy parecido al anuncio y consejo que nos da dios Padre durante el bautismo de Jesús.

Ninguno de los discípulos presentes había escuchado antes estas palabras, ahora eran testigos de esa calificación hecha por Dios el Padre acerca Dios el Hijo.

Ahora ellos, podían compartir con los otros discípulos y con el mundo entero que Jesús es el Hijo de Dios y verdadero Dios.

Hermano, ¿somo fieles testigos de que Jesús es Dios verdadero? O ¿vivimos nuestra fe de manera aislada y tímida?

Oremos:

Hermanos, pidamos a Dios, que la transfiguración de Nuestro Señor Jesucristo nos acompaña en nuestro diario vivir y, de esta manera podamos compartir nuestra fe con otros.

Amén. Dios los bendiga y recuerden Sólo Dios Salva.

 

Séptimo Domingo Después de Epifanía.

 

Imagen de KatineArt en Pixabay

20 de febrero 2022

Séptimo Domingo Después de Epifanía.

Pastor: Miguel Moreno

Lecturas:

Salmo 37:1-11, 39-40; Génesis 45:3-11, 15; 1 Corintios 15:35-38, 42-50; Lucas 6:27-38

Tema de hoy: Séptimo Domingo Después de Epifanía.

Nuestra reflexión para el día de hoy Séptimo Domingo Después de Epifanía, está basada en el pasaje del evangelio que se encuentra en: Lucas 6:27-38 y sobre el mismo podemos reflexionar lo siguiente:

Continúa nuestro Señor Jesucristo sus enseñanzas; pero ahora las hace de conocimiento de todos los presentes y empieza sus sentencias que van en contra de toda lógica y entendimiento de lo normal, natural y de uso común  por el hombre desde que existe: «Amen a sus enemigos» «Hagan bien a quienes los odian» «Bendigan a quienes los maldicen» «Oren por quienes los insultan».

¿Cómo podemos cumplir con estos exhortos de nuestro Señor Jesús? Necesariamente la persona que logre hacer esto de corazón, es porque tiene una comunión completa con Dios y esto es por obra del Espíritu Santo.

Esto solo se puede obtener desde la inconmensurable paz que nos otorga nuestro Señor Jesucristo.

Cuando leemos los evangelios ¿nos vemos reflejados en estos consejos de nuestro Señor Jesús? ¿Nos consideramos capaces de vivir una vida de esta manera?

Así continúa nuestro Dios señalando otras doctrinas y finaliza diciendo en pocas palabras que, debemos tener trato con nuestro semejante, así como nos gustaría que ellos nos trataran.

Entonces sería cuestión de ponerse uno en el lugar del otro; si alguien está triste por algún motivo, preguntarnos ¿y si me sucediera algo parecido a eso, estaría triste? Y de esta manera muchas otras interrogantes.

Muchas veces en nuestras vidas nos encontramos con personas que pensando nos causarían un perjuicio, este se convierte y termina siendo un elemento de bienestar para nosotros; es por ello que observamos en el pasaje del antiguo testamento leído hoy, como José les dice a sus hermanos que no teman, porque queriendo hacer un mal, Dios en su soberana voluntad ha permitido que todo eso sucediera para salvarlos de morir de hambre.

Hermano, si usted camina confiando en su sentido de la vista, mas no por el poder de la fe que Dios obra en usted, entonces le será muy difícil reconocer las bendiciones que se hayan en cada individuo o circunstancia que se presenta ante sus ojos como adversa.

Ya para concluir, Jesús nos invita a vivir una vida de excelencia, sí, excedernos en forma extraordinaria en hacer el bien, sin esperar nada a cambio, ya que, de lo contrario en las más de las veces recibiremos decepciones.

Jesús nos manda a ser compasivos como nuestro Padre que está en los cielos es compasivo con todos nosotros, seamos malos o seamos buenos.

Hermano, ¿sabemos reconocer las cosas buenas que nos han llegado a través de situaciones aparentemente malos o desagradables?

¿Vivimos una vida que provoca y merece ser vivida colmada de todo tipo de excelencias?

Hermano, ¿ante las necesidades de nuestros semejantes o prójimo, lo primero que nos viene a la mente y el corazón es proceder con compasión?

Oremos:

Pidamos en oración a nuestro Padre celestial, nos haga entender que, como en el caso de José y su familia, muchas veces las bendiciones que él nos envía, llegan a nuestras vidas bajo la apariencias de cosas o circunstancias malas o desagradables.

Amén. Dios los bendiga y recuerden Sólo Dios Salva.

 

Sexto Domingo Después de Epifanía

 

Imagen de Gerd Altmann en Pixabay

13 de febrero 2022

Sexto Domingo Después de Epifanía.

Pastor: Miguel Moreno

Lecturas:

Salmo 1; Jeremías 17:5-10; 1 Corintios 15:12-20; Lucas 6:17-26

Tema de hoy: Sexto Domingo Después de Epifanía.

Nuestra reflexión para el día de hoy Sexto Domingo Después de Epifanía, está basada en el pasaje del evangelio que se encuentra en: Lucas 6:17-26 y sobre el mismo podemos reflexionar lo siguiente:

Podemos decir que ya como Jesús ha escogido a sus discípulos en el versículo 14 de este capítulo 6; luego tenía que darles una enseñanza intensiva.

Jesús presenta sus discípulos a la multitud que necesita de él.

Jesús y los doce después de bajar del cerro permanecieron en un llano para recibir a la multitud.

Hermano, como cristianos ¿estamos atentos y preparados para recibir a quienes quieran venir a Jesús con sus necesidades y padecimientos?

No solamente había una gran cantidad de seguidores reunidos, sino además una gran cantidad de personas que habían llegado de Judea, de Jerusalén, y de la región costera de Tiro y de Sidón, que habían acudido a escuchar a Jesús y a ser sanadas por él. Tiro y  Sidón, eran ciudades ubicadas en la costa del mar Mediterráneo, mayoritariamente ocupada por gentiles.

Hermano, ¿estamos conscientes que Jesucristo es para todas las naciones o guardamos recelos ante determinados grupos étnicos?

Como dijimos cuando Jesús tuvo que usar una barca en un lago para comunicarse con todos sus seguidores; los espacios dentro de las sinagogas judías no se daban abasto para contener tanta gente llegada de todas partes.

Los que sufren por espíritus impuros son sanados; todos los enfermos se aprietan alrededor de él con la sola intención de tocarlo para ser curados.

Para los discípulos esta experiencia resulta bastante asombrosa, y si observamos bien le vamos a encontrar parecido a la pesca milagrosa de Simón - Pedro, cuya lectura y reflexión abordamos el pasado domingo.

Bajo este ambiente y circunstancias el evangelista Lucas, registra palabras que Jesús probablemente expresó en diferentes oportunidades; estas palabras muy parecidas también se hallan en el evangelio según Mateo capítulo 5, conocido como «el Sermón del Monte».

La enseñanza va dirigida a sus discípulos a quienes dice “ustedes”.

Estas enseñanzas también sirven como guía para la predicación apostólica que Jesús sabe que vendrá.

La enseñanza comienza con las dichas y los ayes o «la felicidad y la infelicidad».

Cada una de las ocho aseveraciones es una rareza, una declaración que es opuesta a lo que generalmente piensa la gente.

El ser humano a lo largo de su historia, jamás ha estimado al pobre, al hambriento, al que llora, y a los que son odiados como dichosos, pero esta es la aseveración que nuestro Dios Jesús expresa.

El mundo y su sistema de cosas, no piensa que sean desafortunados los ricos, los satisfechos, los que ríen, y aquellos que son alabados. Aun así, este es el ¡ay! pronunciado por Jesús.

Jesús estaba hablando acerca de la felicidad que sus discípulos iban a gozar en los cielos. En esta vida pueden ser pobres y odiados, pueden estar hambrientos y tristes. Sin embargo, cuando lleguen días así, él los exhorta a que se regocijen y a que salten de gozo «porque ustedes recibirán un gran premio en el cielo”.

Cada una de las cuatro «Dichas» corresponde a la palabra de advertencia «¡Ay!»; en esta sección de Lucas los ayes significan una advertencia para los discípulos; se les exhorta a que no busquen alivio en las riquezas, en la buena comida, en el entretenimiento o en una popularidad obtenida evadiendo el compromiso auténtico hecho con Cristo.

Hermano, ¿hemos cambiado la dicha que nos ha dado Jesús por la que nos ha ofrecido el mundo y sus sistemas?

Con qué facilidad se sustituyen las verdaderas bendiciones por los goces materiales. Jesús les advierte a sus discípulos para que estén alertas. Cada uno de las «dichas» y los «ayes» finaliza con una reseña a la manera en que sus padres trataron a los profetas, tanto verdaderos como falsos. La expresión “antepasados” se refiere al Israel del Antiguo Testamento que con frecuencia escuchaba a los falsos profetas; pero rechazaba las advertencias de los verdaderos profetas.

Hermano, hoy en día ¿a quién o quiénes estamos escuchando y siguiendo?

Jesús estaba preparando a sus discípulos para la persecución que iba a venir en su mayoría de sus mismos compatriotas de la casa de Israel.

Los más importante es que nosotros como los seguidores e imitadores de Jesús tengamos presente el pasaje de Lucas 6:17-26 y su meta final: las bendiciones de la vida eterna en el reino de Dios.

Oremos:

Roguemos a nuestro Padre eterno, para que podamos permanecer en las enseñanzas que nos ha dado nuestro Señor Jesucristo y no permitir que nada ni nadie nos las cambie para ir detrás de ilusiones infértiles.

Amén. Dios los bendiga y recuerden Sólo Dios Salva.

 

Quinto Domingo Después de Epifanía

 


06 de febrero 2022

Quinto Domingo Después de Epifanía.

Pastor: Miguel Moreno

Lecturas:

Salmo 138; Isaías 6:1-8; 1 Corintios 15:1-11; Lucas 5:1-11

Tema de hoy: Quinto Domingo Después de Epifanía.

Nuestra reflexión para el día de hoy Quinto Domingo Después de Epifanía, está basada en el pasaje del evangelio que se encuentra en: Lucas 5:1-11 y sobre el mismo podemos reflexionar lo siguiente:

Jesús va a la orilla del lago de Genasaret, continúa enseñando con iniciativa y apremio, no tiene tiempo que perder, su ministerio debe desarrollarse como ha dispuesto la voluntad de su Padre. No utiliza la sinagoga, no porque tuviera miedo de los maestros de la ley, sino, porque esas edificaciones no podían contener tanta gente que deseaba escuchar sus enseñanzas que gozaban de extraordinaria fama y popularidad. Hay una población hambrienta del mensaje de vida.

Jesús busca un sitio alrededor desde donde poder hablar y que todos le puedan escuchar y ver, y al mismo tiempo no ser apretujado, talvez teme que alguien aproveche la aglomeración para cometer un atentado revoltoso y justificar que las autoridades quieran adelantar el tiempo de cumplimiento de su obra salvadora, tiempo este, que solamente le correspondía disponer a Dios Padre.

Jesús mira alrededor y lo que se ocurre es echar mano de los recursos de su amigo para llevar la palabra de vida, y sube a una de las barcas que tenía Simón-Pedro.

Para asegurarse que todos pudieran escucharlo y verlo solicita a Pedro que separe la embarcación de la orilla.

Una vez sentado en la barca, empezó a enseñar a la gente. Como se trata de un lago, no existen olas que rompan en la orilla y dificulten el ser escuchado por el pueblo.

Como Pedro había prestado sus bienes para el reino de Dios, Jesús le da un regalo, «le dice lleva la barca a la parte más honda del lago y echa allí las redes». 

Hermanos, ¿estamos dispuestos a prestar nuestros vienes para el reino de Dios? O ¿Nuestra mezquindad nos arropa?

Pedro le responde que es inútil, que ya estuvieron pescando toda la noche y no habían logrado pesca alguna; pero maestro, si tú me lo ordenas entonces yo voy a hacerlo. Como dice el Salmo designado para hoy en su versículo 6 «Aunque el Señor está en lo alto, se fija en el hombre humilde, y de lejos reconoce al orgulloso». Pedro fue humilde en aceptar la sugerencia y la gloria de Dios se hizo presente en esa pesca milagrosa.

Las redes se rompían de tantos pescados que recogieron y buscaron ayudas a sus compañeros para que los ayudaran.

Hermanos, de esta manera debemos actuar cuando evangelizamos; buscar apoyarnos con otros cristianos para atender las necesidades de quienes quieran venir a Jesús.

Al igual que el profeta Isaías, Pedro no pudo sino, ponerse de rodillas y reconocer que estaba frente al Dios vivo de Israel.

Todos estaban asustados por el hecho de estar en la presencia de Dios, lo que representaba una posibilidad cierta de morir. Ellos conocían las profecías como la de Isaías versículo 5 «Y pensé: “¡Ay de mí, voy a morir! He visto con mis ojos al Rey, al Señor todopoderoso; yo, que soy un hombre de labios impuros y vivo en medio de un pueblo de labios impuros”.

Jesús les dice a Pedro «No tengas miedo; desde ahora vas a ser pescador de hombres».

Jesús nos dice a todos nosotros hoy en día las mismas palabras. ¿Acaso tenemos miedo de compartir el evangelio con otras personas? ¿Qué nos detiene? ¿Prejuicios vanos? ¿Una vida de comodidad y egoísmo?

El pasaje sigue y nos dice que: Luego de lo cual dejaron su forma de ganarse la vida y fueran tras la verdadera vida (Jesús). Vemos en la profecía de Isaías versículo 8 como el profeta dice «Aquí estoy yo, envíame a mí».

Hermanos, podemos decir y hacer como los discípulos y como el profeta Isaías, esto es, dejar todo atrás y decir con emoción a nuestro Señor Jesucristo «¿Aquí estoy yo, envíame a mí?»

Oremos:

Pidamos a Dios nos llene de humildad para ser de su agrado, podamos ser testimonio vivo de su presencia en nuestras vidas y saber administrar con amor y sabiduría a los nuevos creyentes que deseen seguir a nuestro Señor Jesucristo.

Amén. Dios los bendiga y recuerden Sólo Dios Salva.