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Novela «El Terror de Alicia» Autor: Miguel Ángel Moreno Villarroel

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Primer domingo después de Epifania - Bautismo de nuestro Señor


12 de enero 2025

Primer domingo después de Epifania - Bautismo de nuestro Señor.

Pastor: Miguel Ángel Moreno Villarroel

Lecturas: Salmo 29; Isaías 43:1-7; Hechos 8:14-17; Lucas 3:15-17, 21-22

Tema de hoy: Bautismo de nuestro Señor


Nuestra reflexión para el día de hoy primer domingo después de Epifanía, está basada en el pasaje del evangelio que se encuentra en: Lucas 3: 15-17, 21-22 y sobre el mismo podemos reflexionar lo siguiente:

Por aquel tiempo Juan el Bautista predicaba en el desierto, y muchos coterráneos salían a escuchar su mensaje de arrepentirse de los pecados y volverse a Dios. La gente estaba a la expectativa acerca de si Juan sería el salvador del pueblo enviado por Dios; mas Juan lleno de humildad y sinceridad les respondía que él no era a quien ellos esperaban, que ese ser divino anhelado vendría después de él, y que era tanta su grandeza y santidad que él mismo ni siquiera era digno de inclinarse a desatarle las correas de sus sandalias.

Juan aprovecha este contexto para predicar ley a los corazones y mentes impenitentes, así que les habla de las cosas de los últimos tiempos y cuyo protagonista será, sí, ese mesías que tanto esperan: ese mesías limpiará el trigo y lo separará de la paja; esto es, el mesías con su sangre preciosa derramada en la cruz limpiará a quienes han confiado en sus méritos y sacrificio, luego los pondrá en su granero del cielo, mientras que la paja que representa a los impíos tendrán como destino eterno el fuego del infierno que nunca se apaga.

Esta fecha coincide con la celebración en todas las iglesias cristianas del Bautismo de Nuestro Señor.

En muchas iglesias se suele practicar el bautismo de adultos, niños e infantes en este día.

Este evento marca el inicio del ministerio y actuar público de Jesús. Algunos ven el contraste entre la predicación de Juan y Jesús; otros se fijan en el bautismo de los arrepentidos pecadores y el de un Jesucristo sin pecado.

 

Una de las disputas que surgen en los investigadores de la vida de Jesús, es el hecho de que Juan le bautizara; ya que ese acto demostraría que Jesús era seguidor de Juan El Bautista.

Desde el punto de vista histórico, el bautismo de Jesús no fue un bautismo cristiano, mas, sí significó el inicio de su servicio al rescate de una humanidad caída por el pecado y su rol en la vida de quienes le siguieran.

El bautismo, marca el inicio de una nueva vida en cada ser humano, en ese evento se recibe al Espíritu Santo, Él nos lleva a Jesucristo mediante la fe que obra en nuestro corazón, y Jesús nos conduce al Padre como único camino transitable hacia Él.

Mediante el bautismo, Dios nos capacita para llevar una vida de servicio al prójimo y de cuidado de nosotros mismo tanto física como espiritualmente.

En este año que empieza, ¿cuáles van a ser nuestras acciones, nuestras promesas para servir al prójimo o de cuidados comenzando con nosotros mismos, mi vida, mi familia, mi salud, mi devoción hacia Dios, etc?

Oremos:

Hermanos, roguemos diariamente a Nuestro Padre celestial, nos haga recordar y tener presente, el significado de renovación del Bautismo para nuestras vidas.

Amén. Dios me los bendiga y recuerden Sólo Dios Salva.


 

Segundo Domingo de Navidad - La preexistencia de Cristo



05 de enero 2025

Segundo Domingo de Navidad.

Pastor: Miguel Ángel Moreno Villarroel

Lecturas: Salmo 147:12-20; Jeremías 31:7-14; Efesios 1:3-14; Juan 1: 1-18

Tema de hoy: La preexistencia de Cristo


Nuestra predicación está basada en la lectura del evangelio para el día de hoy, Segundo domingo Después de Navidad, y se encuentra en el Evangelio según Juan 1: 1-18, y en el pasaje el discípulo amado nos revela acerca de quién es la "Palabra" o en otras versiones bíblicas "El Verbo".

Juan declara que Jesús era Dios, la palabra por medio quien todas las cosas que existen fueron creadas y tienen vida.

Jesús continúa siendo una luz que brilla entre las tinieblas que arropan al mundo, y su luz permanece encendida para quienes quieran valerse de ella.

El discípulo amado nos hace referencia de Juan El Bautista, y su previa aparición con el fin de allanar el camino al Señor; ésto es, la preparación del ministerio de Jesucristo en la tierra.

Su propia gente, sus coterráneos, quienes esperaban al Mesías, no lo reconocieron como tal; mas, a quienes le recibieron en su corazón con convicción y fe, él les dio la ventaja especial de llegar a ser hijos de Dios; excelente, pasar de ser simplemente criaturas a hijos de Dios, y por vía de consecuencia convertirse en hermanos de Jesús.

El niño del pesebre se convirtió en hombre, y como tal, vivió entre ellos. Del despliegue de tantos milagros y otras señales, Juan nos dice que pudieron ver la gloria, es decir, la presencia divina contenida en él, la cual había recibido del Padre. 

El evangelista quiso mostrar el testimonio de Juan El Bautista, cuando dejó clara que la importancia de Cristo se debía a la preexistencia de éste antes que aquél. "...es más importante que yo, porque existía antes que yo".

Para quienes gustan de la teoría de la "prosperidad" muy en auge en los últimos años, en este pasaje se nos enseña que Jesucristo es la abundancia, y de él la hemos recibido muchas veces. La desesperación que trae la ley aportada por medio de Moisés, fue atenuada, cumplida suficientemente por el sacrificio amoroso de nuestro Señor Jesucristo en la cruz.

Vemos a Dios cuando miramos a su Hijo, quien es verdadero Dios, de otra manera, es imposible contemplar la hermosura de Jehová. 

Oremos:

Hermanos, pidamos en oración al buen Dios, para que meditemos y reconozcamos en cada instante de nuestras vidas, que Jesús es el unigénito Hijo de Dios y es verdadero Dios.

Amén. Dios me los bendiga y recuerden Sólo Dios Salva.

Primer Domingo de Navidad - ¡Señor Jesús, quédate en nuestras casas!



29 de diciembre 2024

Primer Domingo de Navidad.

Pastor: Miguel Ángel Moreno Villarroel

Lecturas: Salmo 148; 1 Samuel 2:18-20, 26;   Colosenses 3:12-17; Lucas 2:41-52

Tema de hoy: ¡Señor Jesús, quédate en nuestras casas!


Nuestra reflexión para el día de hoy Primer Domingo de Navidad, está basada en el pasaje del evangelio que se encuentra en: Lucas 2: 41-52 y sobre el mismo podemos reflexionar lo siguiente:

Es importante señalar que esta narración es única y exclusiva de este evangelio de Lucas, no lo encontramos en ninguno de los otros tres.

Pasado el tiempo de Adviento y el día de la Natividad de nuestro Señor, hoy nos encontramos en el primer domingo después de Navidad. 

Las personas cuando leen este pasaje lo primero que piensan y dicen es: ¿y dónde estuvo Jesús desde su nacimiento hasta los doce años? Y ahí comienza un mundo de especulaciones sacadas de las mentes de escritores muy creativos, quienes afirman que Jesús en esos años silenciosos estuvo en: Las pirámides de Egipto recibiendo todas las enseñanzas o que se lo llevó una nave extraterrestre y lo educó para cumplir su misión; en fin, las teorías de conspiraciones planetaria siempre han existido; pero nosotros nos ceñimos, aferramos y confiamos en el texto bíblico, sin agregar, sustraer, inventar o completar lo que no debe ni puede ser completado por nuestras mentes.

Esta historia es la única que va a romper el silencio de nuestro Salvador hasta el comienzo de su ministerio a los treinta y tres años, y la misma transcurre en el templo, el mismo templo en el que había sido presentado luego de los ocho días de nacido y de haber sido circuncidado. Ahora Jesús se les presentaba teniendo doce años de edad a los maestros de la ley.

Lucas nos relata que José y María iban anualmente a Jerusalén, a la fiesta de la Pascua en la cual se celebraba la liberación de la esclavitud del pueblo de Israel de manos de los egipcios, y la misma tenía lugar cada primavera.

Al concluir el festival de la Pascua, los padres de Jesús iniciaron el regreso a sus hogares confiando en que su hijo iba caminando con los peregrinos que habían ido a celebrar la fiesta.

Los padres luego de preocuparse y buscarlo no lo hallaron por ningún lado, y pensaron que tal vez el niño se había quedado entretenido jugando con otros niños o retenido contra su voluntad en Jerusalén.

Tuvieron que pasar tres días de angustia y desespero antes que pudieran encontrar a su hijo. Y, ¿qué había pasado con el joven? Pues, que Jesús se había quedado en el templo rodeado de los maestros de la ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas.

Podemos decir que Jesús los escuchaba con atención; pero también con mucha humildad de corazón. Y las preguntas que les hacía, suponemos con basamento bíblico, que no eran para generar discusión o contienda; sino por el contrario, del tipo de cuestionamientos que se hacen para buscar la respuesta correcta y lograr un aprendizaje o enseñanza sólidos.

También entendemos que los maestros de la ley le hacían preguntas, creemos que no eran desafiantes, sino producto de lo sorprendidos y maravillados que estaban de su inteligencia y sabiduría.

El hecho de que los maestros de la ley se sorprendieran con Jesús, estaba relacionado a que su edad era de doce años; es decir, él no tenía el tiempo necesario de vida como para saber tantas cosas y sobre todo sus correctas interpretaciones.

Tal vez se decían: «¿De dónde habrá sacado este jovencito tantos conocimientos y quién lo habrá educado?»

Bueno, ellos no sabían lo que dice el evangelio según Juan 1: 1: «En el principio ya existía la Palabra; y aquel que es la Palabra estaba con Dios y era Dios».

Sí, ese niño era el Verbo, la Palabra hecha Dios; ellos estaban hablando con el mismísimo Dios y no lo sabían, en esos doce años  estaba comprendida en verdad la eternidad; en esos doce años estaba inserta en verdad la omnisciencia, esto es, el conocer todo, a todos y de todo; mas los maestros de la ley tampoco conocían esta realidad.

Luego la madre angustiada le pregunta a su hijo: ¿Por qué nos ha hecho esto?

Jesús responde con dos preguntas: «¿Por qué me buscan?» «¿No saben que tengo que estar en la casa de mi Padre?»

He conocido de niños que se han extraviado por pocos minutos en grandes concentraciones de personas y, al ser hallados, ellos responden en forma inocente a la pregunta hecha por María a Jesús: «¡Yo no estaba perdido, eran ustedes quienes estaban perdidos!» es para ellos una cuestión de perspectivas.

Nos dice Lucas, que los padres de Jesús no comprendieron lo que les quería dar a entender.

Hermano, ¿se ha perdido alguna vez Jesús, nuestro Salvador, de tu vida? ¿Cómo y cuándo ha sido eso así? ¿Por cuánto tiempo?

¿Quizá por una vida signada por el pecado en la que ya no sentimos comunión con Dios? ¿Tal vez la pérdida de un ser querido en forma inesperada y dejaste de confiar y creer en Dios?

Recuerda hermano, Jesús siempre va estar allí esperando por ti; somos nosotros quienes nos perdemos. Él siempre va estar en los sacramentos y en los medios de gracia; sí, búscalo en su Santa Palabra y en el Templo, porque él tiene que estar en la casa de su Padre.

Oremos:

Amantísimo Padre celestial, no permitas que nos perdamos de la presencia y comunión de nuestro Señor Jesucristo y, siempre recordemos en dónde encontrarlo.

Amén. Dios los bendiga, y recuerden. ¡¡Sólo Dios Salva!!

 

Cuarto domingo de Adviento - ¡Yo soy esclava del Señor; que Dios haga conmigo como me has dicho!



22 de diciembre 2024

Cuarto domingo de Adviento.

Pastor: Miguel Ángel Moreno Villarroel

Lecturas: Lucas 1: 46b-55; Miqueas 5: 2-5a; Hebreos 10: 5-10; Lucas 1: 39-45, 46-55

Tema de hoy: ¡Yo soy esclava del Señor; que Dios haga conmigo como me has dicho!

Nuestra reflexión para el día de hoy Cuarto Domingo De Adviento, está basada en el pasaje del evangelio que se encuentra en: Lucas 1: 39-45, 46-55 y sobre el mismo podemos reflexionar lo siguiente:

Esta narración es única y exclusiva de este evangelio de Lucas; no la encontramos en ninguno de los otros tres.

Adviento, la estación o temporada en la cual esperamos que Cristo venga a nosotros tiene un patrón que se extiende a través de los cuatro domingos: el primer domingo comienza por el fin, de tal forma que esperamos la segunda venida de Cristo. El enfoque de las semanas dos y tres se centra en Juan el Bautista, quien prepara el camino para la llegada del ministerio de Jesús. El cuarto domingo nos remite al comienzo de la historia de Jesús, para hacernos centrar la atención en la preparación para la natividad de Cristo, esto es, para la encarnación.

Cuando el ángel Gabriel anunció a María que iba a ser madre de un hijo, también anunció a Isabel que había concebido. Entonces María no perdió tiempo y se fue a visitar a su ya anciana parienta.

María hizo un viaje desde Nazaret hasta la región montañosa de Judá.

María nunca pudo imaginarse el tipo de recepción que recibiría. Lucas nos dice que el Espíritu Santo llenó el alma de Isabel, luego de lo cual con voz fuerte exclamó: «¡Dios te ha bendecido más que a todas las mujeres, y ha bendecido a tu hijo!». Ella estaba maravillada de que «venga a visitarme la madre de mi Señor». El niño que estaba en su vientre (Juan el Bautista) se unió a su alabanza y saltó de gozo.

Rendirle honor a María de la misma forma que lo hizo Isabel, motivado por el Espíritu Santo, es verdaderamente del agrado de Dios.

Los cristianos hoy en día también honramos a María de la misma manera que lo hizo Isabel, como ejemplo de fe y servicio; pero sin ir jamás más allá de ese respeto. Jesús, el niño que nacería de ella, también le serviría de Salvador al igual que a nosotros.

Desde el versículo 46 hasta el 56 Lucas nos presenta el «Magnificat» y recibe este nombre debido a que en la versión latina ese canto empieza «Magnificat anima mea Dominus».

Desde el versículo 46 hasta el 49 se centran en las bendiciones que recibió María. Acá María reconoce su condición de sierva de Dios.

En el versículo 50 María se enfoca en la «reverencia a Dios»; esta reverencia se refiere al respeto santo que uno tiene por el Señor.

Ese respeto conducirá a la adoración y a la sujeción a Dios en forma de obediencia.

María es el vivo ejemplo de la persona que reverencia a Dios.

Así María sigue recordando los grandes actos misericordiosos del Señor: deshizo los planes de los orgullosos; puso en lo alto a los humildes; llenó de bienes a los hambrientos; ayudó al pueblo de Israel, su siervo.

El tema que trata el Magnificat se verá desarrollado y cumplido por el ministerio de su hijo Jesucristo.

De una manera que abarca y sobrepasa a todo el antiguo testamento, la obra salvadora de Jesús revela toda la misericordia de Dios a quienes le reverencian.

Concluye el pasaje de Lucas con que María se quedó tres meses con Isabel, justo hasta el tiempo en que nacería Juan el Bautista.

¿Conoces a alguna madre que contra todos los pronósticos, ha esperado cosas maravillosas del futuro de sus hijos?

¿Reverenciamos y respetamos a Dios con devoción y humildad como lo hacía María?

Oremos:

Amantísimo Padre celestial, venimos a ti con la misma fe que tenía María de servirte y adorarte de todo corazón; permite que tengamos fe como padres en el futuro de éxito de nuestros hijos.

Amén. Dios los bendiga, y recuerden. ¡¡Sólo Dios Salva!!