10 de abril 2022
Sexto domingo de Cuaresma.
Pastor: Miguel
Moreno
Lecturas:
Salmo 31:9-16; Isaías 50:4-9a; Filipenses 2:5-11; Lucas
19:28-40
Tema de hoy: Domingo
de Ramos
Nuestra reflexión para el día de hoy Sexto domingo
de Cuaresma, está basada en el pasaje del evangelio que se encuentra en: Lucas 19: 28-40 y sobre el mismo podemos exponer lo siguiente:
Leemos
que Jesús siguió su viaje a Jerusalén; los historiadores indican que es muy difícil
saber el lugar exacto en el cual se encontraba Betfagé; mas de Betania si tenemos
conocimiento, que estaba situada hacia el lado oriental del monte de los Olivos,
a unos cinco kilómetros de Jerusalén, en esta aldea de Betania Jesús pasó algún
tiempo viviendo en casa de sus amigos: María, Marta y Lázaro, y esto lo sabemos
de parte del evangelio según San Juan, recordemos que hacía poco tiempo que Jesús
había resucitado a Lázaro.
¡Qué
bueno compartir momentos con nuestros hermanos en la fe!, orando, leyendo la
biblia, reflexionando en las maravillas que nos ha dado el Señor.
Hermanos:
¿tomamos tiempo de calidad para invertirlo en la presencia de nuestro Dios al
igual que Lázaro y sus hermanas?
De
una actitud prudente de parte de Jesús a una exhibición pública, es todo un
reto lo que se propone Nuestro Señor y que finalmente lleva a cabo. Jesús da
instrucciones precisas a dos de sus discípulos, tan precisas que debemos creer
que el Señor había preparado y acordado con la persona dueña de la bestia su
utilización.
La característica
de que el animal de carga no hubiese sido todavía montado, lleva implícito el
significado de que, de esa misma manera y hasta ese momento, nadie en el mundo
había cargado con los pecados de la humanidad como efectivamente pronto lo
haría Jesús.
Cuando
los dos discípulos desataban el burro, los dueños les dijeron ¿por qué lo
desatan? Y ellos respondieron —Porque el Señor lo necesita.
Si
Dios necesita de algo o alguien, ¿quién puede negarse o resistirse? Al igual
que Dios Padre necesitaba que alguien, su unigénito Hijo, cargara con los
pecados de todo el mundo, el burro es una simbólica muestra de humildad al cargar con Jesús.
Dándole
un trato justo de Rey, los discípulos colocaron sus propias ropas sobre el lomo
del animal. Una vez Nuestro Señor estuvo sobre la bestia, empezó a avanzar y la
gente colocaba sus propias ropas sobre el camino para que Jesús pasara sobre
ellas.
Hermanos,
¿colocamos nuestras ropas delante de Jesús para que él avance hacia nuestras
vidas? O ¿por el contrario le ponemos obstáculos a cualquier forma de
acercamiento?
Ahora
bien, es aquí donde podemos comprender y aparejar esta actividad de Jesús con la
profetizada por Zacarías 9: 9 «¡Alégrate mucho, ciudad de Sión! ¡Canta de
alegría, ciudad de Jerusalén! Tu rey viene a ti, justo y victorioso, pero
humilde, montado en un burro, en un burrito, cría de una burra» y deducir por
fe y creer que Jesús cumplía con plena conciencia esta profecía.
Interesante
notar como Jesús en su oficio de Rey, manifiesta al mismo tiempo y plenamente
su estado de «humillación» ante todo el pueblo. Este es un vivo ejemplo para la
humanidad, de cómo debería conducirse cualquier persona envestida de un cargo, profesión
o jerarquía. Mientras mayor el nombramiento o distinción mayor aún la sencillez
y humildad a demostrar para con nuestros semejantes.
La
multitud daba gritos de alegría y alababan a Dios por todos los milagros que habían
visto.
Hermanos,
¿damos graciasen todo tiempo a Dios porque amanecimos vivos en este
día; porque hemos comido; porque tenemos salud tanto nosotros como nuestros familiares? O
¿damos por sobrentendido y merecidos todas estas bondades de parte de Nuestro
Señor?
Hermanos,
¿bendecimos al que viene en el nombre del Señor? O ¿hacemos caso de personas
fariseas que nos piden que nos callemos y no adoremos ni alabemos a Nuestro
Señor?
Y,
por último, Jesús nos tiene la infalible y perfecta respuesta divina a los saboteadores de su sagrado ministerio —Les digo que,
si éstos se callan, las piedras gritarán.
Hermanos,
debemos entender que no existe en todo el universo, tal como lo conocemos, entidad
alguna que pueda sabotear, impedir o trastocar la adoración y alabanza a
Nuestro Santo de Israel.
Oremos:
Amantísimo
Padre celestial, venimos a ti queriendo adorarte y alabarte, rogamos que nada
ni nadie pueda impedir que veamos y sigamos el ejemplo de humildad y amor de tu
hijo Jesucristo.
Amén.
Dios los bendiga, y recuerden. ¡¡Sólo Dios Salva!!
Gracias a Dios por este portal que nos ayuda a estar más cerca de nuestro señor! Amén 🙏 Dios los siga bendiciendo!
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