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Revised Common Lectionary - Daily Readings

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Último domingo después de Epifanía/Transfiguración de Nuestro Señor

11 de febrero de 2024

Último domingo después de Epifanía/Transfiguración de Nuestro Señor

Pastor: Miguel Ángel Moreno Villarroel

Lecturas: Salmo 50:1-6; 2 Reyes 2:1-12; 2 Corintios 4:3-6; Marcos 9:2-9

Tema de hoy: ¡Más blanco, imposible!

Nuestra predicación está basada en la lectura del evangelio para el día de hoy, «Domingo de La Transfiguración», y la misma se encuentra en el evangelio según San Marcos 9:2-9.

    Los comerciales de detergentes para lavar la ropa, siempre han sido fuente de creatividad y competencia entre los diversos fabricantes y publicistas, quienes presentan sus propiedades en tratar de demostrar que, el fabricado por quien paga el comercial es el que más blanquea la ropa; además de poseer un poderoso componente químico que, al mismo tiempo que blanquea, desmancha. El pasaje leído hoy, nos hace recordar algo de esos comerciales; veamos.

      Se suele decir dentro del mundo cristiano conocedor, que la transfiguración probablemente tuvo lugar en Cesarea de Filipo.

Jesús lleva consigo a Pedro, Santiago y Juan a la cima del monte, estaban compartiendo tiempo juntos, orando, aprendiendo del Señor.

De pronto, allí frente a ellos, tanto la apariencia como la vestidura de Jesús, cambiaron. La palabra de Dios nos dice que su ropa brillaba y quedó más blanca que la tela mejor lavada.

Con la transfiguración, Jesús da a conocer su naturaleza divina, ratificando de esta manera todo cuanto había contado a sus discípulos, apenas seis días antes.

Esta manifestación en Jesús, nos hace recordar el resplandor reflejado en el rostro del patriarca Moisés cuando descendió del monte Sinaí; pero Moisés sólo reflejaba la gloria de Dios; Jesús muestra la suya propia que como Dios le es propio irradiar.

También nos hace recordar la gloria de Dios que se expandió alrededor de los pastores en Belén, la noche en que nació Nuestro Señor Jesucristo, y así mismo, de los ángeles brillantes y relucientes en la tumba de Jesús en la mañana de la Pascua de Resurrección.

Podemos pensar y decir con toda certeza que, con este acontecimiento se produce el punto máximo de la Epifanía de Dios, ya que su manifestación, contiene las características de los otros eventos considerados por los expertos en Biblia, como «Manifestaciones de Dios a los hombres». 

Simplemente, la gloria de Dios que le corresponde y pertenece, se hizo presente en Jesús. Él estaba revelando, tanto el testimonio vivo de que era Dios, así como, todas sus aseveraciones que como Dios había enseñado privadamente a sus discípulos.

El porqué de las apariciones especiales y específicas de Moisés y Elías, se puede deber a que, de Moisés se dice que no se conoce dónde fue sepultado Deuteronomio 34:6 «y fue enterrado en un valle de la región de Moab, frente a Bet-peor, en un lugar que hasta la fecha nadie conoce», y de Elías nos habla la palabra de Dios que subió al cielo sin conocer la muerte 2 Reyes 2:11 «Y mientras ellos iban caminando y hablando, de pronto apareció un carro de fuego, con caballos también de fuego, que los separó, y Elías subió al cielo en un torbellino».

Finalmente, vemos la aparición de una nube y, desde allí una voz que dijo, «éste es mi hijo amado, escúchenlo», muy parecido al anuncio y consejo que nos da Dios Padre durante el bautismo de Jesús.

Oremos:

Hermanos, roguemos a Dios, que nos muestre todo su amor, para apreciar el resplandor de su paz en nuestras vidas, y que podamos por fe sincera exclamar todos los días: ¡más blanca, imposible!

Amén. Dios los bendiga. Y recuerden: ¡Solo Dios Salva!

 

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