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Novela «El Terror de Alicia» Autor: Miguel Ángel Moreno Villarroel

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Decimoquinto Domingo Después de Pentecostés - ¿Quieres que sea como Robin Hood, Señor?



21 de septiembre 2025

Decimoquinto Domingo Después de Pentecostés 

Autor:  Moreno Villarroel

Lecturas: Salmo 113; Amós 8:4-7; 1 Timoteo 2:1-7; Lucas 16:1-13 


Tema de hoy: ¿Quieres que sea como Robin Hood, Señor?

 

Robin Hood es un arquetipo de héroe y forajido del folclore inglés medieval. Inspirado por Ghino di Tacco (ladrón histórico italiano cuya fama lo llevó a ser mencionado en la Divina comedia y el Decamerón), su personaje es un hombre llamado Robin Longstride o Robin de Locksley (o Loxley), quien sería de gran corazón y viviría fuera de la ley, escondido en los bosques de Sherwood y Barnsdale, cerca de la ciudad de Nottingham. El mejor arquero, defensor de los pobres y oprimidos, según la leyenda luchaba contra el sheriff de Nottingham y el príncipe Juan sin Tierra, quienes utilizaban la fuerza pública para acaparar ilegítimamente las riquezas de los nobles que se les oponían. En la Inglaterra medieval, todo individuo que se oponía a los edictos reales era considerado forajido. Fuente: Wikipedia.


Hemos visto en películas a este muy original héroe. Su razón de ser y modus operandis era asaltar a los viajeros ricos que osaban tomar los caminos de los bosques de Sherwood y Barnsdale ,y luego entregar estos tesoros a los más pobres para esa época, según el folclore anglosajón.


El Salmo para hoy nos habla de la alabanza a Dios y su poder transformador. El Señor está por encima de toda cosa o ser creado; pero en su infinita misericordia desciende para salvarnos.


El profeta Amós nos trae una lista que muestra en qué los ricos se aprovechaban de los pobres. Amós nos muestra una serie de triquiñuelas que hacían los comerciantes y con engaños aumentaban sus riquezas en detrimento de los necesitados. El pacto de Dios tiene muy en cuenta el trato deferente hacia los desposeídos.


Las personas en el tiempo de Amós no se dedicaban a una oración de corazón, sino que lo hacían por cumplir con un rito, e inmediatamente continuaban en su afán de amasar fortunas, en su mayoría mal habidas.


Pablo en su epístola le resalta a Timoteo la necesidad de la oración y de lo agradable que resulta a Dios. No todos van a ser salvos, porque hay quienes resisten el llamado del Espíritu Santo, quien es verdadero Dios.


En el versículo 5, Pablo nos dice que existe un único mediador entre Dios y los hombres, y es solo Jesucristo hombre.


Pablo afirma que fue constituído apóstol y predicador, para dar a conocer que Jesús se dio así mismo para pagar el precio de nuestra deuda espiritual.


El evangelio de hoy se nos presenta como el pasaje más difícil de entender o el peor interpretado.


¿Nos está pidiendo Jesús que seamos, en pocas palabras, como Robin Hood, robar a los ricos para dárselo a los pobres? No, Jesús no está diciendo esto.


Si bien las riquezas proceden de un mundo caído y en continúa decadencia, los discípulos de Cristo pueden hacer de ellas algo útil para las obras que por fe somos impulsados a hacer.


Las riquezas injustas son todas las terrenales, las riquezas justas o lo verdadero son los valores perdurables y eternos del evangelio.


Hermanos, ¿en que empleamos nuestras riquezas? ¿Somos instrumentos de Dios para que él haga justicia a los pobres? ¿Invertimos tiempo y recursos en lo verdadero?



Es de observar que en la parábola, el antiguo patrono del hombre sagaz lo alabó por su astucia, lo que no quiere decir que aprobó o que estuviera moralmente correcto lo que hizo.


Oremos:

Excelentísimo Dios, danos la sabiduría que procede de ti para invertir en lo que trae la vida eterna.

Amén. Dios los bendiga, y recuerden. ¡¡Sólo Dios Salva!!


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