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Novela «El Terror de Alicia» Autor: Miguel Ángel Moreno Villarroel

Novela «El Terror de Alicia» Autor: Miguel Ángel Moreno Villarroel
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Octavo domingo después de Pentecostés - Asesinando al mensajero de Dios



14 de julio de 2024

Octavo domingo después de Pentecostés

Pastor: Miguel Ángel Moreno Villarroel

Lecturas: Salmo 85:8-13; Amós 7:7-15; Efesios 1:3-14; Marcos 6:14-29

Tema de hoy: Asesinando al mensajero de Dios

Nuestra reflexión para el día de hoy Octavo Domingo Después de Pentecostés, está basada en el pasaje del evangelio que se encuentra en: San Marcos 6: 14-29

“El rey Herodes oyó hablar de Jesús, cuya fama había corrido por todas partes. Pues unos decían: «Juan el Bautista ha resucitado, y por eso tiene este poder milagroso.»

Otros decían: «Es el profeta Elías.»

Y otros: «Es un profeta, como los antiguos profetas.»

Al oír estas cosas, Herodes decía:

—Ése es Juan. Yo mandé cortarle la cabeza y ahora ha resucitado.

Es que, por causa de Herodías, Herodes había mandado arrestar a Juan, y lo había hecho encadenar en la cárcel. Herodías era esposa de Filipo, hermano de Herodes, pero Herodes se había casado con ella. Y Juan había dicho a Herodes: «No debes tener como tuya a la mujer de tu hermano.»

Herodías odiaba por eso a Juan, y quería matarlo; pero no podía, porque Herodes le tenía miedo, sabiendo que era un hombre justo y santo, y lo protegía. Y aunque al oírlo se quedaba sin saber qué hacer, Herodes escuchaba a Juan de buena gana. Pero Herodías vio llegar su oportunidad cuando Herodes, en su cumpleaños, dio un banquete a sus jefes y comandantes y a las personas importantes de Galilea. La hija de Herodías entró en el lugar del banquete y bailó, y el baile gustó tanto a Herodes y a los que estaban cenando con él, que el rey dijo a la muchacha:

—Pídeme lo que quieras, y te lo daré.

Y le juró una y otra vez que le daría cualquier cosa que pidiera, aunque fuera la mitad del país que él gobernaba. Ella salió, y le preguntó a su madre:

—¿Qué pediré?

Le contestó:

—Pídele la cabeza de Juan el Bautista.

La muchacha entró de prisa donde estaba el rey, y le dijo:

—Quiero que ahora mismo me des en un plato la cabeza de Juan el Bautista.

El rey se puso muy triste; pero como había hecho un juramento en presencia de sus invitados, no quiso negarle lo que le pedía. Así que mandó en seguida a un soldado con la orden de llevarle la cabeza de Juan. Fue el soldado a la cárcel, le cortó la cabeza a Juan y se la llevó en un plato. Se la dio a la muchacha, y ella se la entregó a su madre.

Cuando los seguidores de Juan lo supieron, recogieron el cuerpo y se lo llevaron a enterrar.”

***

Es de observar, que estos pasajes bíblicos también fueron registrados por inspiración del Espíritu Santo, en los evangelios de San Mateo y San Lucas, dándoles fuerza y consistencia al relato del evangelista.

El relato inicia con que el rey Herodes había oído hablar de Jesús debido a la fama que había cobrado. En todas partes se hablaba de él.

La gente pensaba y, así lo hacía saber a sus coterráneos que, Jesús era algún profeta antiguo, otros, insistían al igual que lo hicieron con Juan el Bautista, que se trataba del mismísimo profeta Elías.

La multitud creía esto de Jesús por los milagros que realizaba, su mensaje renovador y la autoridad mostrada en sus enseñanzas.

Notemos bien que, ya no están sorprendidos que el chico de la vecindad, su compañero de juegos infantiles y juveniles se mostrara tal como era, desplegando su divinidad.

Ahora bien, por otro lado, vemos lo que piensa Herodes sobre Jesús y el porqué de este pensar.

Herodes está seguro que la persona de Jesús, es la del mismo Juan el Bautista a quien él mandó decapitar; que ha resucitado.

La idea de la resurrección, era aceptada para ese tiempo y comunidad como algo natural.

Juan el Bautista, reprendía duramente con su discurso la abominación que había cometido Herodes al casarse con la esposa de su hermano y la violación a las leyes, tal como podemos leer en el libro de levítico 18:16 y 20:21.

“No deshonres a tu hermano teniendo relaciones sexuales con su mujer”

“Si alguien le quita la esposa a su hermano, deshonra a su propio hermano. Éste es un acto odioso, y los dos se quedarán sin hijos.”

Tanto Herodes como su esposa estaban viviendo en inmoralidad sexual a los ojos de Dios, Juan, no podía callar ante esa situación generada por un líder político que, debía ante todo, ser ejemplo de decencia y rectitud ante sus súbditos.

Hermano, ¿has conocido algún líder o persona que debiendo ser ejemplo dentro de su comunidad, ha caído en pecados de inmoralidades sexuales parecidos a lo de este pasaje bíblico.?

Hermano, ¿acaso te has encontrado inmerso en algún tipo de pecado de este tenor. Por ejemplo, ¿deseando a la mujer de tu prójimo?, ¿a la mujer de tu hermano? Recuerda lo que dice Jesús, basta con desearla en tu corazón, para consumar el pecado.

Bueno, hermano, déjame decirte que, si has respondido afirmativamente a la pregunta antes formulada, tu alma pende de un hilo y está próxima a pasar la eternidad en el lugar destinado por Dios para los de mal proceder, sí, el infierno, donde el gusano no muere y el tormento de sus llamas es infinito.

¿Has conocido a alguna persona creyente que te haya hablado de Dios y su infinito e inmerecido amor?

¿Estás en conocimiento de que esa persona es alguien respetable, bueno y justo? ¿Has escuchado con atención sus palabras?

Eso mismo pensaba Herodes acerca de Juan el Bautista, mas sin embargo mandó decapitarlo. Y esto es así, porque a nadie le gusta que sus malas acciones sean expuestas claramente a la luz del día y, dejándose corromper por la sensualidad de un baile, procede a cometer un homicidio; tal vez también deseaba a su hijastra, según se desprende de la descripción del texto.

¿Cuántas veces hemos tenido conocimiento de horrendos crímenes, por causa de la infidelidad y el desorden en la vida sexual?

Los seguidores de Juan al tener noticias de su muerte, aceptaron con humildad y resignación de corazón la tragedia; no emprendieron actos de venganzas o retaliaciones, porque estaban seguros de su destino eterno con su Dios.

Hermano, tú que has hecho de tu vida sexual un desastre, que te identificas con los desafueros y crímenes cometido por Herodes, hoy te digo que vengas ante la presencia de Nuestro Señor Jesucristo, ya que él ciertamente pagó todas tus culpas con su propia vida en la Cruz.

Cree que él puede hacer de toda tu vida una nueva vida, llena de amor sincero, fidelidad, comprensión y armonía, basada en su misericordia. Nunca es tarde para volvernos a Dios y dejar de sufrir por nuestras transgresiones.

Oremos

Dios Padre eterno, te suplicamos que pongas en nuestros corazones y mentes, que atiendan a tu mensaje de salvación, y no pretendamos asesinar a tus mensajeros, con la indiferencia de la sensualidad de nuestras vidas.

 Amén. Dios los bendiga, y recuerden: ¡¡Sólo Dios Salva!!

 

Séptimo domingo después de Pentecostés - ¿Quién es Jesús para nosotros?



07 de julio de 2024

Séptimo domingo después de Pentecostés

Pastor: Miguel Ángel Moreno Villarroel

Lecturas: Salmo 123; Ezequiel 2:1-5; 2 Corintios 12:2-10; Marcos 6:1-13

Tema de hoy: ¿Quién es Jesús para nosotros?

Nuestra reflexión para el día de hoy Séptimo Domingo Después de Pentecostés, está basada en el pasaje del evangelio que se encuentra en: San Marcos 6: 1-13

“Jesús se fue de allí a su propia tierra, y sus discípulos fueron con él. Cuando llegó el sábado, comenzó a enseñar en la sinagoga. Y muchos oyeron a Jesús, y se preguntaron admirados:

—¿Dónde aprendió éste tantas cosas? ¿De dónde ha sacado esa sabiduría y los milagros que hace? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María y hermano de Santiago, José, Judas y Simón? ¿Y no viven sus hermanas también aquí, entre nosotros?

Y no tenían fe en él. Pero Jesús les dijo:

—En todas partes se honra a un profeta, menos en su propia tierra, entre sus parientes y en su propia casa.

No pudo hacer allí ningún milagro, aparte de poner las manos sobre unos pocos enfermos y sanarlos. Y estaba asombrado porque aquella gente no creía en él.

Jesús recorría las aldeas cercanas, enseñando. Llamó a los doce discípulos, y comenzó a enviarlos de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus impuros. Les ordenó que no llevaran nada para el camino, sino solamente un bastón. No debían llevar pan ni provisiones ni dinero. Podían ponerse sandalias, pero no llevar ropa de repuesto. Les dijo:

—Cuando entren ustedes en una casa, quédense allí hasta que se vayan del lugar. Y si en algún lugar no los reciben ni los quieren oír, salgan de allí y sacúdanse el polvo de los pies, para que les sirva a ellos de advertencia.

Entonces salieron los discípulos a decirle a la gente que se volviera a Dios. También expulsaron muchos demonios, y curaron a muchos enfermos ungiéndolos con aceite.”

Estos pasajes bíblicos también fueron registrados por inspiración del Espíritu Santo, en los evangelios de San Mateo y San Lucas.

Venimos de un ciclo en el estudio de la fe y su forma de manifestarse. Un Maestro que parece dormir mientras se desata una mortal tormenta, sus discípulos incrédulos se llenan de temor, Jesús luego despierta y, regañando a los elementos de la naturaleza éstos obedecen y se calman.

Luego un jerarca religioso en su desespero por la grave enfermedad e inminente muerte de su hija, recurre al Señor Jesús e implorando le pide que la sane, indicándole a Jesús como tiene que hacerlo y lo hace.

Al propio tiempo una mujer enferma por largo tiempo, cree en su corazón, alma y mente que con tan sólo tocar la capa del Mesías quedará sana y al hacerlo lo logra.

Luego de haber sanado a la hija de Jairo, Jesús partió inmediatamente a Nazaret, acompañado por sus discípulos.

Llegado el sábado, día de reunión en el templo según la tradición judía, comenzó a predicar, enseñando en la sinagoga.

Esta sinagoga era el mismo sitio en donde Jesús había participado y compartido con sus amigos y familiares desde su niñez y hasta su adultez.

Quienes le conocían estaban asombrados, ante tanta sabiduría y autoridad de palabra con la cual se expresaba.

Ellos habían compartido con él; habían jugado, ido a las mismas fiestas, en fin, los mismos eventos, actividades y compromisos sociales.

Entonces, cómo es esto posible, no puede ser, de dónde sacó estas nuevas enseñanzas, dónde aprendió a hablar de esta manera. Él sólo es el hijo del carpintero y conocemos a sus padres y hermanos.

Esta gente no tenía fe en él, ya que veían a alguien igual a ellos, alguien a quien no debían darle tanta importancia o crédito.

Jesús en su omnisciencia, conociendo sus corazones, les menciona un refrán que dice “En todas partes se honra a un profeta, menos en su propia tierra, entre sus parientes y en su propia casa”

Así las cosas, por ejemplo, alguien que conocemos, se forma en alguna área del conocimiento que, llegada la oportunidad usa en forma excelente ante nuestra presencia, mas como nosotros no conocíamos de sus estudios, nos negamos en creer que esa persona sea capaz de ejecutar sus destrezas o que sean fiables, confiables o de buena calidad.

Así trabaja la naturaleza humana por falta de humildad en reconocer los talentos ajenos, cayendo luego indefectiblemente en la mala hierba de la envidia y ataques infundados a esa persona.

Jesús fue objeto de este mal proceder de la conducta humana; pero identificándolo en sus detractores, les enseñó rápidamente con un proverbio, en la esperanza que entendieran, reflexionaran y se volvieran a la fe.

Es que tal vez, nosotros hoy en día negamos a Jesús, como Dios y Salvador de nuestras almas en la eternidad, debido a este sentimiento o forma de pensar.

Será que estamos viendo en Jesús a un simple mortal, a un hijo de vecina cualquiera.

He llegado a escuchar personas decir, yo creo en Dios, pero eso de Jesucristo es como comiquitas (dibujos animados, cartones) para mí.

Entonces, para esa persona desde su arrogancia, Jesús es un cuento inventado de la nada, sin fundamento, solo para entretener a los niños en sus horas de ocio.

Amigo que lees, ¿has vivido con esta creencia, o una parecida acerca de Jesucristo?

Permíteme que te diga que, si esto es así, tu alma corre peligro de pasar la eternidad en el infierno, donde el fuego no se consume y los gusanos nunca mueren, el lugar de tormento jamás imaginado por la mente humana.

Dice la Palabra Santa de Dios, que el único camino al Padre es el Hijo, Jesús, a quien tú niegas como Dios y Salvador.

Piensa, reflexiona, hoy tienes tiempo de volverte a él, confiesa con tu boca que Jesucristo es Dios y cree en tu corazón para salvación eterna. Aún estás a tiempo…

Continuando con el texto bíblico, observamos como la incredulidad “incapacita” (Disculpas por el entrecomillado, el resaltado y el subrayado de la palabra) a Dios para realizar los milagros que en caso contrario veríamos manifestados abundantemente en nuestras vidas.

Hermano, si usted no tiene fe, Dios no podrá hacer nada en su vida, claro está, que Dios como Todopoderoso y Soberano tiene misericordia de quien él quiere y, esta misericordia suele superar su propia justicia.

Nuestro Maestro, Señor y Dios no era un tele evangelista, no tengo nada en contra de ellos; pero observamos que Jesús caminaba, andaba en las calles, trabajando, enseñando, llevando las buenas nuevas de vida eterna, curando a los enfermos.

Cumpliendo la promesa que los haría pescadores de hombres, los discípulos fueron comisionados a ir en parejas para proporcionarse compañía, aliento, y apoyo en la oración, no debían llevar comida, ni ropa de repuesto.

Debían hospedarse en las casas a las que llegaran y permanecer allí hasta partir. Ellos no iban a hacer turismo, estarían trabajando en el reino de Dios.

El uso del aceite era de uso tradicional en esa cultura y tiempo, con el carácter de ungüento, mas no debemos hacer de esta mención, una práctica obligada al visitar a algún enfermo que requiera de oración.

No debemos llevar en el bolsillo una botellita de aceite cuando visitemos a algún enfermo, no convirtamos una práctica de la cultura hebrea, en un ídolo más para adorar y que nos aleje de nuestro único camino, Jesucristo.

Oremos: 

Dios Padre eterno, te rogamos de todo corazón, podamos con corazón humilde reconocer cada día y en cada situación que Jesucristo, habiendo nacido de Padres humanos, también es Dios, y el único que nos salva por fe.

 

Amén. Dios los bendiga, y recuerden. ¡¡Sólo Dios Salva!!


Sexto domingo después de Pentecostés - ¿Un Dios que cumple tus deseos ilimitadamente?



30 de junio de 2024

Sexto domingo después de Pentecostés

Pastor: Miguel Ángel Moreno Villarroel

Lecturas: 

Salmo 30, Lamentaciones 3:22-33, 2 Corintios 8:7-15, Marcos 5:21-43

Tema de hoy: ¿Un Dios que cumple tus deseos ilimitadamente?

Nuestra reflexión para el día de hoy Sexto Domingo Después de Pentecostés, está basada en el pasaje del evangelio que se encuentra en: Marcos 5:21-43

La hija de Jairo y la mujer que tocó el manto de Jesús, son pasajes bíblicos que también fueron registrados por inspiración del Espíritu Santo, en los evangelios de San Mateo y San Lucas.

Luego de haber calmado la tormenta, Jesús llegó al otro lado del lago y expulsó los demonios que habían poseído a un hombre. Este episodio es saltado de la secuencia del leccionario cristiano en nuestro calendario, para enfocarnos más en las maravillas que obra la fe en nuestras vidas.

Así las cosas, Jesús regresa al otro lado del lago y, entre la multitud lo espera un líder de la sinagoga de nombre Jairo; su hija estaba muy enferma y dada su desesperación se arrodilló ante él y le suplicó que la curara.

Jairo le decía a Jesús, ven y solamente ponle tus manos sobre ella para que sane y viva.

Podemos observar que este personaje, tiene información de cómo Dios tiene que hacer las cosas para que funcionen

Podemos pensar, Jairo conocía de cómo Jesús había sanado hasta entonces a los enfermos, sabía de su proceder.

Para Jairo Jesús es Dios, el Mesías prometido, de eso no hay dudas; el Espíritu Santo le muestra a quien acudir y qué debe hacer esa persona para lograr la ayuda anhelada.

Muy bien, Jesús acepta su petición y decide ir a casa de Jairo para hacer según la fe de éste le había indicado hacer.

De camino al hogar del líder de la sinagoga le rodeaba mucha gente que casi no le permitía caminar.

Los amigos de Jairo le dicen que la niña había muerto, que no moleste más al Maestro, pero Jesús les dice que la niña no estaba muerta, y efectivamente, la niña ante la presencia de Jesús abrió los ojos, nunca estuvo muerta, sino únicamente dentro de los corazones incrédulos de sus allegados. Un detalle muy importante es que Jesús le dijo a Jairo, "No tengas miedo". No debemos, ni podemos orar a Dios y tener miedo al mismo tiempo, porque temor y fe son contrarios; la fe echa fuera todo temor, mientras que el temor disipa y anula cualquier manifestación de fe. 

Dentro de la muchedumbre había una mujer que tenía una enfermedad que le producía derrame de sangre, había pasado doce años y los médicos habían consumido sus ahorros sin darle solución a su problema de salud.

Cuando oyó hablar del Mesías, pensaba que tan solo con tocar el borde de su manto sería curada; así mismo hizo, y el derrame cesó al instante, notando que ya estaba sana.

Por otro lado, Jesús manifestó que salió poder de su cuerpo y preguntó quién lo había tocado, él mirando alrededor vio a la mujer quien se arrodilló plena de miedo, y Jesús le declaró que había sido curada por su fe.

¿Acaso Jesús no sabía quién le había tocado (jalado) el manto? ¡Pues claro que lo sabía, porque estamos ante Dios quien es omnisciente, conoce todo y a todos!

Pero la pregunta a este punto es ¿Cómo sabía la mujer enferma que con tan solo tocar la capa se curaría?

Podemos pensar que ya otra persona amiga de la mujer, había hecho así, tocado alguna prenda de vestir de Jesús y eso la había curado.

Podemos deducir, que anteriormente Jesús se había enojado ante personas que recurrían a esa práctica de tocarlo para obtener algún beneficio, no solo físico sino social y financiero, es decir, lo trataban de convertir en un amuleto de la buena suerte.

Para la mujer enferma, al igual que vemos con Jairo, Jesús es Dios, el Mesías prometido, de eso no hay dudas; el Espíritu Santo le señala a donde ir por salud, ya que toda ciencia humana había fallado y, qué debe hacer esa persona para lograr la ayuda deseada.

He aquí el centro de la curiosidad que surge de ambos pasajes cuyas escenas se entrecruzan. El ser humano desde que existe, ha tratado de ubicar un ente que le proporcione toda clase de bienes y beneficios sin mayor esfuerzo. Ante ese pensamiento, ha surgido entre muchas comparaciones, la famosa “Lámpara de Aladino” de la obra “Las Mil y Una Noches”, en donde Aladino frota una lámpara de aceite y aparece un hosco genio que acuerda con él en concederle tres deseos.

Muchos “cristianos” confunden la fe, la voluntad de Dios, y su propio deseo egoísta con disponer de una lámpara de Aladino, un cajero o dispensador de efectivo bancario, o una tarjeta de crédito de consumo ilimitado y sin responsabilidad en el pago de la misma.

En ambos casos descritos en el evangelio para hoy, debemos creer que, los personajes tenían una comunión por fe con Dios (Espíritu santo) quien le mostró la manera exacta de acercarse y pedirle a Dios (Jesús, el Hijo) con fe, quien intercedería con esa petición ante Dios (el Padre) y ¡voilá el milagro sucedió! Sencillo, ¿verdad?

Ah, yo quiero lo mismo para mi vida. ¿Cómo le hago entonces?

A ver, primero debo tener comunión con el Espíritu Santo, bueno, pero eso de leer las Sagradas Escrituras no va conmigo, eso es mucho esfuerzo para mí.

A ver, ¿y si oro? No, eso es para los religiosos y se ve como aburrido, es demasiado esfuerzo para mí.

Si ese es su pensar, entonces usted no tiene relación alguna con Dios, porque de entrada, quien le colocará el deseo por las cosas divinas es el mismo Dios. ¿Y cómo hago que surja ese deseo en mí? Bueno, solamente por los medios de gracia podrá recibir el Espíritu Santo. Los cuales son a saber: La lectura o escucha de la Palabra de Dios (Biblia), la aplicación del Bautismo y la participación de la Santa Cena, Santa Comunión o Partimiento del Pan.

No existen atajos, ni magia, ni adoración de reliquias, ni intersección de lo creado, para producir milagros de parte de Dios, ni para influir en el destino eterno de tu alma. Solamente Dios es quien obra la fe, hace milagros y produce la salvación en el Hombre.

Oremos: 

Dios Padre eterno, te rogamos de todo corazón, que todo ser humano pueda entender que no es por su propio esfuerzo que llega a creer en ti, y que solamente está en tus manos su fe, los milagros y su salvación eterna, y al mismo tiempo dejemos de creer que tu eres un Dios como el Genio de la “Lámpara de Aladino”.

 

Amén. Dios los bendiga, y recuerden. ¡¡Sólo Dios Salva!!

 

Quinto domingo después de Pentecostés - Un Dios de pronto auxilio



23 de junio de 2024

Quinto domingo después de Pentecostés

Pastor: Miguel Ángel Moreno Villarroel

Lecturas: Salmo 107:1-3, 23-32; Job 38:1-11; 2 Corintios 6:1-13; Marcos 4:35-41

Tema de hoy: Un Dios de pronto auxilio

Nuestra reflexión para el día de hoy Quinto Domingo Después de Pentecostés, está basada en el pasaje del evangelio que se encuentra en: San Marcos 4: 35-41

 «Al anochecer de aquel mismo día, Jesús dijo a sus discípulos:

—Vamos al otro lado del lago.

Entonces dejaron a la gente y llevaron a Jesús en la barca en que ya estaba; y también otras barcas lo acompañaban. En esto se desató una tormenta, con un viento tan fuerte que las olas caían sobre la barca, de modo que se llenaba de agua. Pero Jesús se había dormido en la parte de atrás, apoyado sobre una almohada. Lo despertaron y le dijeron:

—¡Maestro! ¿No te importa que nos estemos hundiendo?

Jesús se levantó y dio una orden al viento, y dijo al mar:

—¡Silencio! ¡Quédate quieto!

El viento se calmó, y todo quedó completamente tranquilo. Después dijo Jesús a los discípulos:

—¿Por qué están asustados? ¿Todavía no tienen fe?

Ellos se llenaron de miedo, y se preguntaban unos a otros:

—¿Quién será éste, que hasta el viento y el mar lo obedecen?»

Este pasaje también es mostrado por San Mateo y San Lucas con imperceptibles diferencias, lo que le otorga coincidencia y solidez en los hechos registrados por ambos evangelistas.

A través de los siglos el hombre ha sentido un terror ante el hecho natural de la muerte, así como, situaciones subsiguientes que pudieran surgir ante la misma; de tal forma que por mucho tiempo y en diferentes culturas, unas de las peores pesadillas era el ser sepultado, y luego despertar dentro de la urna.

El temor a la muerte se resalta en estos versículos de Marcos. El sentimiento más agotador en la mente, corazón y ánimo del ser humano, sin lugar a dudas es el de perder la vida.

Por otro lado, se muestra los grados en los cuales los discípulos guardaban la fe en Dios, así como, una negligencia de parte de Jesús quien tarda en socorrerlos.

El lago de Galilea, aunque circundado por montañas, es objeto de constantes tormentas.

Mientras sucede el fenómeno natural, los discípulos se desesperan, no hallan que hacer, ven hacia todos lados y no encuentran recurso ni herramientas adecuadas para proteger su preciada vida.

Observan en forma asombrada como su Maestro, despreocupadamente duerme con la cabeza recostada sobre una almohada. Jesús mediante el fisiológico uso del sueño, manifiesta humilde pero grandemente su naturaleza humana, él necesita dormir, para reponer las energías empleadas en un día largo y trabajoso.

No querían molestarlo, ellos entendían de la labor que su Señor había realizado en la jornada.

Hasta que llamaron a Jesús y él respondió, como promete Dios según leemos en Jeremías 33: 3 “Clama a mí y yo te responderé…”

Jesús sabía todo lo que estaba sucediendo, él no necesitaba el pronóstico del clima, ni una brújula o GPS, porque él es el único Dios omnisciente; él conoce todo y a todos, lo que pasó, lo que está aconteciendo y lo que sucederá.

A este punto despiertan a Jesús e inmediatamente regañó al viento, y dirigiéndose al mar le dijo que se quedara quieto, luego de lo cual hubo total calma.

Jesús es verdadero Dios, así que, ejerce dominio sobre su creación y, la naturaleza no se puede resistir a obedecerle. Aquí se aprecia claramente la omnipotencia de Dios, ante todo y en todos.

Lo que parecía una actitud negligente de parte de Jesús, en verdad podemos pensar que él estaba probando la fe de sus discípulos, y que la misma creciera en ellos con poder.

Los discípulos primero estaban asustados porque pensaban perderían sus vidas; mas luego se llenan de temor ante la presencia de la gloria de Dios, la manifestación de su dominio y majestad sobre todas las cosas, visibles e invisibles, animadas o inanimadas, él es Dios.

Oremos

Dios Padre eterno, te rogamos de todo corazón, nos guíes con tu amor para tener valor ante las dificultades de nuestras vidas y clamar por tu respuesta, de tal manera que logremos descartar de nuestros pensamientos que, cuando tardas en contestar nuestras oraciones, no es porque seas un dios negligente, sino que deseas probar nuestra fe.

Amén. Dios los bendiga, y recuerden. ¡¡Sólo Dios Salva!!