Muchas veces escuchamos opiniones que le gravitan a uno en la cabeza pero, nunca terminamos de aterrizarlas o potabilizarlas y, todo esto porque las consideramos sin importancia o tal vez poco influenciables en nuestra fe.
Y me refiero al tipo de música que debe consumir un cristiano tanto en el Templo como en su vida privada.
Se dice por una parte que el cristiano puede tranquilamente escuchar música con cualquier clase de ritmo, ya que éste es salvo y eso no le dañaría su comunión con Dios en absoluto y que más bien, los ritmos diferentes le motivarían a reflexionar sobre las letras y sus mensajes con buenos propositos. Del otro bando, están quienes dicen que en la Iglesia deben ser filtradas las cadencias en virtud de que las mismas ofenderían al Dios que se pretende adorar, pero en su vida intima, el creyente puede escoger las canciones que mejor les plazca porque el Espiritu le ayudaría a tomar lo bueno y desechar lo malo para su edificación en la fe.
Y tu hermano, ¿Qué opinas al respeto; espero tu sabio comentario?
Pastor: Miguel Moreno
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