24 de julio 2022
Séptimo Domingo Después de Pentecostés.
Pastor: Miguel Ángel Moreno Villarroel
Lecturas: Salmo 138; Génesis 18:20-32; Colosenses 2:6-15; Lucas
11:1-13
Tema de hoy: Señor, enséñame a orar.
Para el día de hoy, continuamos con la lectura y enseñanzas del
evangelio según San Lucas; y en esta oportunidad, vemos que vamos al versículo
siguiente de donde quedamos en nuestro servicio pasado.
El pasaje nos muestra que Jesús estaba orando en un lugar
indeterminado y cuando terminó su oración, uno de los discípulos cuyo nombre no
se menciona, le pidió que les enseñara a orar al igual que Juan el Bautista había
hecho con sus seguidores; en este punto podemos pensar que este discípulo
estaba poco menos que maravillado el ver cómo su Maestro conversaba con su
Padre celestial y, tomando como excusa a Juan y sus partidarios, le hizo la
petición.
Así las cosas, Jesús no hace más que entregarles un modelo de
oración… «deberían orar de la siguiente manera, les dice, y allí surge la
universalmente oración conocida con el nombre de «Padre Nuestro».
De seguidas expongo el Padre Nuestro y la explicación del doctor
Martín Lutero en su Catecismo Menor.
PADRE NUESTRO QUE ESTÁS EN LOS CIELOS
¿Qué quiere decir esto?
Con esto, Dios quiere atraernos para que creamos que
Él es nuestro verdadero Padre y nosotros sus verdaderos hijos, a fin de que le
pidamos con valor y plena confianza, como hijos amados a su amoroso padre.
SANTIFICADO SEA TU NOMBRE
¿Qué quiere decir esto?
El Nombre de Dios ya es santo por sí mismo; pero
rogamos con esta petición que sea santificado también entre nosotros
VENGA A NOSOTROS TU REINO
¿Qué quiere decir esto?
El Reino de Dios viene en verdad por sí solo, aun sin
nuestra oración. Pero rogamos con esta petición que venga también a nosotros.
HÁGASE TU VOLUNTAD ASÍ EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO
¿Qué quiere decir esto?
La buena y misericordiosa voluntad de Dios se hace, en
verdad, sin nuestra oración; pero rogamos con esta petición que se haga también
entre nosotros.
EL PAN NUESTRO DE CADA DÍA, DÁNOSLO HOY
¿Qué quiere decir esto?
Dios da diariamente el pan, también sin nuestra
súplica, aun a todos los malos; pero rogamos con esta petición que Él nos haga
reconocer esto y así recibamos nuestro pan cotidiano con gratitud.
Y PERDÓNANOS NUESTRAS DEUDAS, ASÍ COMO NOSOTROS
PERDONAMOS A NUESTROS DEUDORES
¿Qué quiere decir esto?
Con esta petición rogamos al Padre celestial que no
tome en cuenta nuestros pecados y que por causa de ellos nos niegue lo que
pedimos. En efecto, nosotros no somos dignos de recibir nada de lo que pedimos,
ni tampoco lo hemos merecido, pero quiera Dios dárnoslo todo por su gracia,
pues diariamente pecamos mucho y sólo merecemos el castigo. Así, por cierto,
también por nuestra parte perdonemos de corazón, y con agrado hagamos bien a
(todos) los que contra nosotros pequen.
Y NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN
¿Qué quiere decir esto?
Dios, en verdad, no tienta a nadie; pero con esta
petición le rogamos que nos guarde y preserve, a fin de que el mal, el mundo y
nuestra carne no nos engañen y seduzcan, llevándonos a una fe errónea, a la
desesperación y a otras grandes vergüenzas y vicios. Y aun cuando fuéramos
tentados a ello, que al fin logremos vencer y retener la victoria.
MAS LÍBRANOS DEL MAL
¿Qué quiere decir esto?
Con esta petición rogamos, como resumen, que el Padre
celestial nos libre de todo lo que pueda perjudicar nuestro cuerpo y vida,
nuestros bienes y honra, y que al fin, cuando llegue nuestra última hora, nos
conceda un final bienaventurado, y, por su gracia, nos lleve de este valle de
lágrimas al cielo para vivir con Él en la eternidad. AMÉN
Porque tuyo es el reino, el poder y la gloria por los
siglos de los siglos. Amén.
Reconocemos finalmente que Dios es el Señor y Rey
todopoderoso, que rige sobre todo lo que existe y por toda la eternidad. Dios
es el único que merece la gloria y el honor sin fin. La gloria no es nuestra
sino sólo de y para Dios (nosotros somos los “deudores”). Con una afirmación
contundente: «Amén», declaramos, «que así sea» hoy, para siempre y desde
siempre. Esta doxología, es decir alabanza al Señor, no forma parte del
Padrenuestro en sí mismo, y debe su origen a diferentes traducciones de la
Biblia, sin embargo, es la mejor forma de terminar la oración que nos enseñó el
Señor Jesús, reconociendo el poder y la gloria de Dios por siempre, en fin, es
una alabanza y reconocimiento de Dios como lo que es: Dios.
Siguiendo el texto bíblico asignado para
hoy, apreciamos como Jesús les profundiza en la explicación y cómo poner en práctica
la oración. Desde el versículo 5 hasta el 10 les habla que la forma de la
oración debe ser con una fe insistente y audaz, les invita a seguir pidiendo y
asegura que recibirán, a seguir buscando y encontrarán, continuar llamando a la
puerta y se abrirá.
Hermanos, hay cosas que tenemos que hacer
para que se cumpla la voluntad de Dios en nosotros, de nuestra inactividad no
puede surgir algo provechoso de parte de Dios. ¿Somos personas que nos quedamos
estáticos a la espera que algo suceda? O ¿Llenos de fe emprendemos nuestros
retos diarios?
Luego, desde el versículo 11 hasta el 13,
Jesús nos muestra el santo carácter, misericordia y bondad de nuestro Padre creador.
Hermanos, si nosotros, que hemos sido
concebidos y creados en pecado, tenemos bondad y toda clase de buenas
atenciones para con nuestros hijos, ¿cuánto más podemos esperar nosotros de la
infinita santidad, poder y misericordia de nuestro Padre celestial, creador de
todo lo visible e invisible?
Oremos:
Señor Padre eterno, gracias te damos por haber enviado a tu Hijo
Jesucristo, quien puso en nuestras manos el modelo perfecto de oración, para
así podernos comunicar plenamente contigo y participar de tus maravillas para
con nosotros.
Amén. Dios los bendiga, y recuerden. ¡¡Sólo
Dios Salva!!
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