Revised Common Lectionary - Daily Readings

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Novela «El Terror de Alicia» Autor: Miguel Ángel Moreno Villarroel

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Decimoséptimo domingo después de Pentecostés - Dame fe Señor, para hacer tu voluntad sin esperar nada a cambio

 02 de octubre de 2022

Decimoséptimo domingo después de Pentecostés.

 

Pastor: Miguel Moreno

 

Lecturas: Salmo 37:1-9; Habacuc 1:1-4; 2:1-4; 2 Timoteo 1:1-14; Lucas 17:5-10

 

Tema de hoy: Dame fe Señor, para hacer tu voluntad sin esperar nada a cambio

 

La predicación para hoy Decimoséptimo domingo después de Pentecostés, está basada en la lectura del evangelio que acabamos de leer, y la misma se encuentra en el evangelio según San Lucas Capítulo 17 versículos desde el 5 hasta el 10.


En el Capítulo 13: 18, Lucas hace referencia de Jesús mencionando por primera vez a la semilla de mostaza, cuando dice: ¿Con qué compararé el reino de Dios? Es semejante a una semilla de mostaza que un hombre sembró y creció, y llegó a ser tan grande que las aves vinieron e hicieron nidos en ella.


En la lectura asignada para hoy, la mención a la semilla de mostaza viene dada porque los apóstoles le dijeron al Señor que les aumentara la fe.


Hermanos, muchas veces andamos en nuestra cotidianidad con una fe disminuída, sí, ante tantas cosas que vemos y experimentamos, nos vamos como decepcionando de todo cuanto nos rodea: los familiares, amigos, vecinos, autoridades, políticos, lideres religiosos, en fin, el punto es que la fe se ve afectada por estas circunstancias y, a veces debemos volver a Jesús y decirle: ¡Señor, te lo ruego, aumenta mi fe!


Jesús, va a tener para nosotros la misma respuesta que les dio a los apóstoles: -Si ustedes  tuviesen fe aunque fuese del tamaño de una semilla de mostaza, le dirian a este árbol, muévete y plántate en el mar y el árbol obedecería. Jesús hace esta mención que pareciera exagerada para hacer patente la existencia de los grados de fe. El Señor nos dice en este pasaje que no nos sintamos mal cuando en medio de las angustias de este mundo, sentimos desfallecer y creemos no tener fe y que se nos ha debilitado la comunión con él; no, hermano, ese poquito de fe que crees tener, sirve para mucho, hasta para hacer caminar a un árbol y ordenarle que vaya hacia el mar; de lo que debemos entender que, si puede hacer eso, tambien puede preservar tu alma junto al Señor Jesús para gozar de un destino eterno junto a él.

Luego, Jesús nos habla acerca de la responsabilidad de las personas que, tanto tienen un ministerio eclesiastico, como aquellas que por fe deben servir al prójimo, y para esto nos dice: Si ustedes tiene un empleado que ha estado trabajando todo el día en el campo, acaso cuando llega a casa, le dicen que se siente y que coma, no, le dicen que les prepare comida y les atienda y solo luego podrá el siervo comer.


Jesús nos hace hincapié de que, en el desempeño de nuestros servicios, tanto en las actividades de la iglesia de Cristo, como en nuestras muestras personales de  bondad, lo debemos considerar como algo que debe realizarse sin esperar agradecimientos, ni reconocimientos de nadie y de ninguna clase, ya que, solamente estamos haciendo lo que estamos obligado a hacer por fe.


Hermanos, somos esclavos de Jesucristo y sujetos a él, no nos corresponde conducirnos como lo hace  el mundo seglar, sino con humildad, amor y fe.

Oremos:

Oh Padre celestial, hoy te rogamos que podamos entender en los momentos de agustia y decepción, que no importa la cantidad de fe que tenemos en ti, ya que estamos sujetos a tu voluntad la cual haremos sin esperar nada a cambio.

Amén. Dios los bendiga, y recuerden. ¡¡Sólo Dios Salva!!





Decimosexto domingo después de Pentecostés - Un Mendigo muy, muy Rico

25 de septiembre de 2022

Decimosexto domingo después de Pentecostés.

 

Pastor: Miguel Moreno

 

Lecturas: Salmo 146; Amós 6:1a, 4-7; 1 Timoteo 6:6-19; Lucas 16:19-31

 

Tema de hoy: Un Mendigo muy, muy Rico

 

La predicación para hoy Decimosexto domingo después de Pentecostés, está basada en la lectura del evangelio que acabamos de leer, y la misma se encuentra en el evangelio según San Lucas Capítulo 16 versículos desde el 19 hasta el 31.


Este hombre rico de la parábola relatada por Jesús nos hace recordar al rico en Lucas 12: 16-21, quien no tuvo tiempo de descansar y disfrutar sus riquezas como lo tenía pensado; pero el hombre rico de la parábola leída hoy sí que disfruta su riqueza y descansa en ellas: «se vestía con ropa fina y elegante y que todos los días hacía fiestas con mucho lujo» y en ambos casos los dos hombres tienen el mismo final, la muerte repentina y castigo eterno.


Por otro lado, tenemos a un hombre pobre llamado Lázaro, que estaba vestido con llagas en todo su cuerpo y se sentaba a la puerta del rico. Él quería llenarse el estomago con lo que caía de la mesa del rico, esta frase nos hace recordar a la parábola del hijo pródigo o padre expectante en Lucas 15: 16, quien «tenía ganas de llenarse el estómago con las algarrobas que comían los cerdos». 


Esta parábola del rico y Lázaro, no debe tomarse como una referencia exacta acerca de la conformación del cielo y el infierno. 


El hombre rico al vivir una vida de egoismo, no reparaba en la vida del pobre llagoso. Este hombre nunca practicó lo que enseña Dios en Lucas 14: 13 «Al contrario, cuando tú des una fiesta, invita a los pobres, los inválidos, los cojos y los ciegos; y será feliz. Pues ellos no te pueden pagar, pero tú tendrás tu recompensa el día en que los justos resuciten». Otra vez observamos que Dios habla sobre una recompensa, aparte de la salvación eterna, la cual se dará a los creyentes dadivosos y misericordiosos en el empleo de sus dones materiales y espirituales.


Nos dice Jesús que, llegó el día en que ambos hombres murieron; mas siguieron caminos diferentes, el pobre fue llevado por los ángeles a estar en el paraíso con Abraham y el hombre rico sencillamente fue enterrado.


El rico le pidió a Abraham que se compadeciera de él, y permitiera que Lázaro con la punta de su dedo refrescara su sed tan grande. Abraham respondió «Hijo, acuérdate que a ti te fue muy bien en la vida, y que a Lázaro le fue muy mal. Ahora él recibe consuelo aquí, y tú sufres».


De este segmento anterior se han extraído doctrinas erradas como: los «votos de pobreza» que se imponen y exijen en algunas religiones, en otras se enseñan como gran pecado que los cristianos estudien, se superen o aspiren a tener una vida de recursos abundantes, ya que, significaría un pasaje directo al infierno como le sucedió al hombre rico. No podemos tampoco deducir que tenemos que pasar calamidades en este mundo para poder ganar el cielo, ya que, estariamos hablando de una salvación que se obtendría por obras y, esto es una falacia total no soportada en la Biblia.


Si bien no debemos formarnos ideas apresuradas sobre el cielo y el infierno a partir de esta parábola, lo que si queda claro es que ambos lugares estan separados sin comunicación alguna.


Para finalizar, el hombre rico, ya totalmente convencido de su destino eterno, le pide a su padre Abraham, que mande a Lázaro a la casa de su padre para que les hable a él y sus hermanos y que eviten ir al lugar en donde él ha terminado. Abraham le dice, mira hombre rico, ya ellos tienen a Moisés y los profetas, que atiendan a lo que ellos les dicen. El hombre rico continuó: ...«pero si un muerto resucita y se les aparece, ellos se convertirán». Finalmente, Abraham les responde: «Si no quieren hacer caso a Moisés y a los profetas, tampoco creerán aunque algún muerto resucite».


De la anterior secuencia de dialogos entre esas dos personas, podemos reafirmar la doctrina cristiana que dice: los sucesos sorprendentes, apariciones, actos fenomenales que el ser humano pueda presenciar o experimentar en su vida, no constituyen medios de gracia; es decir, no son herramientas o vias por medio de la cual Dios opera y crea la fe en las mentes y corazones de los pecadores. Dios se revela a traves de: su palabra, el Bautismo y la Santa Cena. De otra manera el sujeto podrá creer por un tiempo: asitirá a la iglesia, hará buenas obras, etc; pero, como en la parábola del sembrador Mateo 13:4-7, será como la semilla que cayeron sobre: el camino, piedras, entre espinos; nunca dará fruto alguno. 


Hermanos, la consigna es, poner a disposición de los necesitados de nuestros done materiales y espirituales, en la medida que podamos.

Oremos:

Oh Jehová, Padre eterno, hoy queremos pedirte que nos enseñes a disponer de todos nuestros dones materiales y espirituales en favor de los más necesitados, como tú nos has mandado hacer.

Amén. Dios los bendiga, y recuerden. ¡¡Sólo Dios Salva!!

Decimoquinto domingo después de Pentecostés - Amorosas Astucias de Mayordomía en Fe al Señor Jesucristo

18 de septiembre de 2022

Decimoquinto domingo después de Pentecostés.

 

Pastor: Miguel Moreno

 

Lecturas: Salmo 113; Amós 8:4-7; 1 Timoteo 2:1-7; Lucas 16:1-13

 

Tema de hoy: Amorosas Astucias de Mayordomía de Fe al Señor Jesucristo

 

La predicación para hoy Decimoquinto domingo después de Pentecostés está basada en la lectura del evangelio que acabamos de leer, y la misma se encuentra en el evangelio según San Lucas Capítulo 16 versículos desde el 1 hasta el 13.

 

En el pasaje del evangelio asignado para su estudio y predicación, unos de los más dificiles e incomprendidos dentro de los eveangelios, Lucas nos dice que Jesús también contó esta parábola a sus discípulos: Un hombre rico, suponemos que es un comerciante según lo mostrado en el contexto, escuchó que su mayordomo estaba derrochando sus bienes, lo llamó y le dijo que le entregara un inventario de los recursos administrados ya que iba a tener que despedirse de sus labores; luego de lo cual, el mayordomo pensando que ya estaba muy viejo para trabajar y le avergonzaba pedir limosnas, ideó un plan para ganar el aprecio de los clientes de su jefe. Fue llamando a los deudores de su patrón y les fue haciendo descuentos de las cantidades adeudadas. El jefe al enterarse del artilugio empleado por su mayordomo, le reconoció impresionado como un acto de astucia.


Jesús hace una pausa e indica que a la hora de atender sus propios negocios, los no creyentes son más listos que quienes pertencen a Cristo.


Continúa  Jesús diciendo en el versículo 9: «Les aconsejo que usen sus riquezas de este mundo pecador para ganarse amigos, para que cuando las riquezas se acaben, hayan quien los reciba a ustedes en las viviendas eternas»

Muchos han confundido estas palabras pensando como conclusión que Jesús exalta y aplaude la astucia y malas prácticas en la admisnitración de los bienes que Dios mismo nos confía; pero ese no es el significado. En la lectura del antiguo testamento para el día de hoy vemos que Dios por medio del profeta exclama: «ustedes que dicen:» ...«¿Cuándo pasará el día de reposo, para que vendamos el grano a precios altos y usando medidas con trampa y pesas falsas? ¡Arruinemos a los pobres hasta que ello mismos se nos vendan como esclavos para pagar sus deudas, aunque solo deban un par de sandalias!»


Si las personas no creyentes utilizan sus planes para asegurase un futuro digno, más aun los hijos de Dios deben procurarse con la adminsitración de los bienes terrenales el futuro eterno prometido por Dios.


Hermanos, no podemos comprar la salvación de nuestras almas, ya lo dice el Apóstol Pablo por inspiración divina en 1 Timoteo 2: 6 «Porque Jesucristo se entregó a la muerte para pagar el precio de la salvación de todos, conforme al testimonio que se dio a su debido tiempo»


El que es honrado en lo poco también se comportará honradamente en lo mucho. En este versículo 10 Jesús nos dice que él requiere fidelidad de quien quiera seguirlo. Para que se le confíe las verdades eternas, los seguidores de Cristo (los cristianos) debemos emplear las riquezas de este mundo, que son pasajeras, en actividades que nos lleven a acumular riquezas eternas.


Hermanos, ¿en qué forma empleamos nuestros bienes terrenales para segurar los bienes eternos? El hacer buenas obras es el resultado directo de la fe y nunca al contrario, debemos entenderlo bien, primero la fe y luego las obras. La riquezas eternas son de naturaleza espirituales, jamas una mayor o mejor jerarquia en el cielo, en la eternidad.


Oremos:

Amadísimo Padre celestia, hoy queremos pedirte que nos enseñes, para que con inteligencia y sabiduría podamos emplear las riquezas temporales de este mundo para aumentar las riquezas eternas que tú de tu infinita misericordia nos tienes preparadas.

Amén. Dios los bendiga, y recuerden. ¡¡Sólo Dios Salva!!

 

 

Decimocuarto domingo después de Pentecostés - Dios siempre nos anda buscando

11 de septiembre de 2022

Decimocuarto domingo después de Pentecostés.

 

Pastor: Miguel Moreno

 

Lecturas: Salmo 51:1-10; Éxodo 32:7-14; 1 Timoteo 1:12-17; Lucas 15:1-10

 

Tema de hoy: Dios siempre nos anda buscando

 

La predicación para hoy Decimocuarto domingo después de Pentecostés está basada en la lectura del evangelio que acabamos de leer, y la misma se encuentra en el evangelio según San Lucas Capítulo 15 versículos desde el 1 hasta el 10.

 

En el pasaje del evangelio asignado para su estudio y predicación, Lucas nos dice que las personas de los grupos sociales evidentemente pecadores se acercaban a Jesús. Los del partido de los fariseos y los maestros de la ley se quejaban y criticaban esto; decían, este Jesús recibe pecadores y hasta come con ellos. El simple acto de comer con alguien, significaba que compartía no solamente los alimentos, sino sus costumbres, creencias, ideas y hasta preferencias en muchos aspectos de la vida; como dijera el refrán popular «dime con quien andas y te diré quién eres».

 

Para los criticones, Jesús no podía proceder de algo bueno, estaba ante ellos bajo constante sospecha de ser un charlatán, embaucador, así como, falso profeta y maestro de lo divino.

 

Creemos que los fariseos y maestros de la ley, esperaban que Jesús solamente tratara a los buenos, de apariencia religiosa y a los que asistían con regularidad al templo.

Y, ¿qué pasaría con los pecadores, no creyentes o los que no asistían al templo a escuchar la palabra de Dios? ¿Tendrían que seguir con una vida pecaminosa, nadie se acordaría de ellos, ni siquiera Dios?

 

Veamos que nos dice la palabra de Dios. Del Salmo 51, aprendemos que el ser humano al reconocer su rebeldía ante Dios, puede aspirar a recibir el perdón y empezar una vida de gozo y alegría junto a su creador.

 

En la carta de Pablo a Timoteo, podemos apreciar el reconocimiento del Apóstol cuando manifiesta: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores de los cuales yo soy el primero.

 

Pues allí es cuando entra en acción Jesús para enseñarles como el mejor maestro que nadie haya conocido jamás, y les dice que existen en la vida diaria situaciones que llaman a la urgencia y con esto se va a la acción inmediata.

 

Les pone como ejemplos dos parábolas. En la primera, un propietario o pastor de ovejas que teniendo cien de estos animales pierde una, va y deja atrás a las noventa y nueve que están a salvo y con desespero y gran amor va a buscar a ésa única que se haya perdida.

 

Así es Dios con nosotros, nos anda buscando en los peores sitios en donde el pecado abunda, nos encuentra y nos rescata, y el cielo se llena de alegría por esa persona que vuelve arrepentido a su Dios y creador.



 

Y en el segundo ejemplo, muy parecido al primero, también habla sobre una pérdida. Una mujer que tiene diez monedas y pierde una; enciende una lampara y barre hasta encontrarla y, entonces se alegra mucho por esa moneda que había perdido y que al fin ha hallado.

 

Así también es Dios con nosotros, tiene que mostrar la luz de Cristo allí en la oscuridad de vida en donde nos hallamos y nos rescata; luego hay mucha alegría en el cielo por ese pecador convertido por Dios.

 

Hermanos, ¿podemos darnos cuenta del lugar y momento en el cual Dios nos rescató de nuestra perdición en el pecado? ¿Sabemos acaso, por qué Dios tiene esa urgencia en buscarnos, encontrarnos, sacarnos del pecado y llevarnos a su reino?

 

La explicación la podemos encontrar en la lectura del libro de Éxodo para el día de hoy, observamos que los israelitas mostraron rápida desesperación cuando vieron que Moisés tardaba en bajar del monte en donde Dios le había entregado las dos tablas de piedra con la ley y, exigieron a Aaron que les hiciera dioses que les guiaran. El Señor se enojó mucho y le dijo a Moisés que iba a acabar con ellos; pero, más adelante el hombre de Dios le rogó a Jehová que recordara la promesa hecha a: Abraham; Isaac e Israel y, del juramento de que tendrían una descendencia tan grande como las estrellas del cielo; luego de lo cual, el Señor abandonó la idea de hacerles daño.

 

Hermanos, ¿nos consideramos descendientes de Abraham; Isaac e Israel? ¿Llevamos una vida de devoción que se corresponda con un verdadero descendiente de estos padres de la fe? 

Oremos:

Señor de los cielos, hoy te suplicamos con humildad que nos busques cada día, nos rescates, nos conviertas y lleves a tu reina de gloria y majestad.

Amén. Dios los bendiga, y recuerden. ¡¡Sólo Dios Salva!!

 

 

Decimotercer domingo después de Pentecostés - Solo Quiero Atender a tu Llamado, Señor

04 de septiembre de 2022

Decimotercer domingo después de Pentecostés.

 

Pastor: Miguel Moreno

 

Lecturas: Salmo 1; Deuteronomio 30:15-20; Filemón 1-21; Lucas 14:25-33

 

Tema de hoy: Solo Quiero Atender a tu Llamado, Señor

 

La predicación para hoy Decimotercer domingo después de Pentecostés está basada en la lectura del evangelio que acabamos de leer, y la misma se encuentra en el evangelio según San Lucas Capítulo 14 versículo 25 hasta el 33.

 

Entre las obras arquitectónicas emblemáticas del siglo veinte de la ciudad de Caracas, entre otras, podemos encontrar una que llama grandemente la atención, por lo que pudo ser para la sociedad venezolana por su inigualable ubicación y modernidad para la época, su nombre, «El Helicoide».

 

«Su construcción se emprendió por una compañía privada durante el gobierno del entonces presidente Marcos Pérez Jiménez en 1956. La primera etapa de la obra concluyó en 1961. Fue diseñada por los arquitectos Pedro Neuberger, Dirk Bornhorst y Jorge Romero Gutiérrez. La idea contemplaba un centro comercial y exposición de industrias, un hotel cinco estrellas, un parque, un club de propietarios y en séptimo nivel un palacio de espectáculos. La particularidad de la obra era que los automóviles una vez ingresaran a la edificación por medio de rampas en ella se encontrarían locales comerciales con estacionamiento, estas rampas recorrerían 4 km en seis niveles bordeando la colina sobre la cual fue construida.

La paralización de las obras en 1961 se da por problemas de presupuesto». Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/El_Helicoide

 

En nuestro pasaje para el día de hoy, leemos que una gran multitud iba con Jesús y, repentinamente él se voltea y les dice: si alguien viene a mí y no odia a su padre y madre, esposa e hijos, hermanos y hermanas, inclusive su propia vida también, no puede ser mi discípulo; continúa diciendo Jesús: y quienquiera que no lleva su cruz y me siga, no puede ser mi discípulo.

 

La situación a dilucidar en este contexto es: ¿quién puede ser discípulo de Jesús?, y Nuestro Señor lo explica muy claramente: primero, quien pretenda ser seguidor de Jesús, debe amarlo con una intensidad mayor a la que tiene por sus seres queridos y por sí mismo, de tal manera que en contraposición pareciera que esta persona, efectivamente odia a su familia y a su propia persona, y segundo: la persona debe seguir a Jesús; pero, cargando su propia cruz, esto es, considerándose como el primer pecador y quien más necesita de su Salvador.

 

Hoy en día, muchas personas, «deciden» dicen ellos, seguir a Cristo por diferentes razones alegadas como motivo para hacer eso; pero a la menor prueba o cambio en las previsiones que se tenían de lo que es la vida de un cristiano, las personas abandonan su «devoción» y «fe» hacia Dios. Es por eso que Jesús continúa explicando: porque quién de ustedes, si quiere levantar una torre, no se sienta y reposadamente calcula los costos a ver si tiene suficientes recursos para concluirla, ya que, si construye las bases y luego no es capaz de terminarla, sería objeto de burlas.


Hermanos, ¿cómo o por cuáles razones hemos llegado a la iglesia? ¿Quién nos trajo y mantiene viniendo a la iglesia de Nuestro Señor Jesucristo? ¿Nos trajo Dios y él nos mantiene aquí? Tengamos algo muy presente: Solamente cuando amamos de corazón a Nuestro Señor Jesucristo, podemos bendecir a otras personas que necesitan de su sanidad espiritual, así nos lo muestra el Apóstol Pablo en su carta a Filemón versículos 4 y 5 «Siempre doy gracias a mi Dios al acordarme de ti en mis oraciones, porque he tenido noticias del amor y la fe que tienes para con el Señor Jesús y para con todos los que pertenecen al pueblo santo».

 

Continúa diciendo Jesús: qué rey que piensa hacer la guerra en contra de otro rey, no se sienta primero y considera si es capaz con diez mil hombres encontrase con el otro que viene con veinte mil soldados y, mientras el otro todavía está distante, él pueda enviar una delegación y solicitarle condiciones de paz.

 

Hermanos, Jesús nos habla y nos manda a hacer previsiones y presupuestos a la hora de optar por una vida de discipulado; debemos dejar todo atrás y vivir en el amor de Dios. La lectura del antiguo testamento para el día de hoy, Deuteronomio 30: 20 nos dice: «amen al Señor su Dios, obedézcanlo y séanle fieles, porque de ello depende la vida de ustedes y el que vivan muchos años en el país que el Señor juró dar a Abraham, Isaac y Jacob, antepasados de ustedes».

 

Nuestra iniciación en el mundo evangelizador, debe contener previsiones presupuestarias; esto es, con la finalidad de llevar una doctrina lo más pura posible. En los ejemplos señalados por Jesús, los protagonistas debieron emplear presupuestos de recursos materiales para llevar a buen término sus objetivos. En nuestro caso, tenemos que decir que, no solo se es necesario contar con logística dineraria, sino que, debemos empezar con el llamado de Dios a su reino para servirle y más específicamente para trabajar en la tarea evangelizadora. El llamado de Dios puede ser público o privado; pero siempre va a ser de recepción individual y personalísima.

 

En la conversión del Apóstol Pablo, nos encontramos que Jesús actúa directamente en él; lo escoge y después, lo capacita con el poder del Espíritu Santo. Dice el libro de Hechos de los Apóstoles en el capítulo 9 versículo 19, que, luego de su conversión, Pablo se quedó algunos días con los creyentes; luego empezó a proclamar en las sinagogas que Jesús es el Hijo de Dios.

 

Hermanos, en el caso de pablo, debemos creer que Dios hizo una excepción y colmó al Apóstol en forma instantánea de todos los recursos espirituales que necesitaba para emprender su ministerio.

 

Oremos:

Padre celestial, hoy te rogamos con humildad que seas tú quien nos capacite y llames a servirte en el tiempo oportuno que tú dispongas.

Amén. Dios los bendiga, y recuerden. ¡¡Sólo Dios Salva!!