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Revised Common Lectionary - Daily Readings

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Decimosexto domingo después de Pentecostés - Un Mendigo muy, muy Rico

25 de septiembre de 2022

Decimosexto domingo después de Pentecostés.

 

Pastor: Miguel Moreno

 

Lecturas: Salmo 146; Amós 6:1a, 4-7; 1 Timoteo 6:6-19; Lucas 16:19-31

 

Tema de hoy: Un Mendigo muy, muy Rico

 

La predicación para hoy Decimosexto domingo después de Pentecostés, está basada en la lectura del evangelio que acabamos de leer, y la misma se encuentra en el evangelio según San Lucas Capítulo 16 versículos desde el 19 hasta el 31.


Este hombre rico de la parábola relatada por Jesús nos hace recordar al rico en Lucas 12: 16-21, quien no tuvo tiempo de descansar y disfrutar sus riquezas como lo tenía pensado; pero el hombre rico de la parábola leída hoy sí que disfruta su riqueza y descansa en ellas: «se vestía con ropa fina y elegante y que todos los días hacía fiestas con mucho lujo» y en ambos casos los dos hombres tienen el mismo final, la muerte repentina y castigo eterno.


Por otro lado, tenemos a un hombre pobre llamado Lázaro, que estaba vestido con llagas en todo su cuerpo y se sentaba a la puerta del rico. Él quería llenarse el estomago con lo que caía de la mesa del rico, esta frase nos hace recordar a la parábola del hijo pródigo o padre expectante en Lucas 15: 16, quien «tenía ganas de llenarse el estómago con las algarrobas que comían los cerdos». 


Esta parábola del rico y Lázaro, no debe tomarse como una referencia exacta acerca de la conformación del cielo y el infierno. 


El hombre rico al vivir una vida de egoismo, no reparaba en la vida del pobre llagoso. Este hombre nunca practicó lo que enseña Dios en Lucas 14: 13 «Al contrario, cuando tú des una fiesta, invita a los pobres, los inválidos, los cojos y los ciegos; y será feliz. Pues ellos no te pueden pagar, pero tú tendrás tu recompensa el día en que los justos resuciten». Otra vez observamos que Dios habla sobre una recompensa, aparte de la salvación eterna, la cual se dará a los creyentes dadivosos y misericordiosos en el empleo de sus dones materiales y espirituales.


Nos dice Jesús que, llegó el día en que ambos hombres murieron; mas siguieron caminos diferentes, el pobre fue llevado por los ángeles a estar en el paraíso con Abraham y el hombre rico sencillamente fue enterrado.


El rico le pidió a Abraham que se compadeciera de él, y permitiera que Lázaro con la punta de su dedo refrescara su sed tan grande. Abraham respondió «Hijo, acuérdate que a ti te fue muy bien en la vida, y que a Lázaro le fue muy mal. Ahora él recibe consuelo aquí, y tú sufres».


De este segmento anterior se han extraído doctrinas erradas como: los «votos de pobreza» que se imponen y exijen en algunas religiones, en otras se enseñan como gran pecado que los cristianos estudien, se superen o aspiren a tener una vida de recursos abundantes, ya que, significaría un pasaje directo al infierno como le sucedió al hombre rico. No podemos tampoco deducir que tenemos que pasar calamidades en este mundo para poder ganar el cielo, ya que, estariamos hablando de una salvación que se obtendría por obras y, esto es una falacia total no soportada en la Biblia.


Si bien no debemos formarnos ideas apresuradas sobre el cielo y el infierno a partir de esta parábola, lo que si queda claro es que ambos lugares estan separados sin comunicación alguna.


Para finalizar, el hombre rico, ya totalmente convencido de su destino eterno, le pide a su padre Abraham, que mande a Lázaro a la casa de su padre para que les hable a él y sus hermanos y que eviten ir al lugar en donde él ha terminado. Abraham le dice, mira hombre rico, ya ellos tienen a Moisés y los profetas, que atiendan a lo que ellos les dicen. El hombre rico continuó: ...«pero si un muerto resucita y se les aparece, ellos se convertirán». Finalmente, Abraham les responde: «Si no quieren hacer caso a Moisés y a los profetas, tampoco creerán aunque algún muerto resucite».


De la anterior secuencia de dialogos entre esas dos personas, podemos reafirmar la doctrina cristiana que dice: los sucesos sorprendentes, apariciones, actos fenomenales que el ser humano pueda presenciar o experimentar en su vida, no constituyen medios de gracia; es decir, no son herramientas o vias por medio de la cual Dios opera y crea la fe en las mentes y corazones de los pecadores. Dios se revela a traves de: su palabra, el Bautismo y la Santa Cena. De otra manera el sujeto podrá creer por un tiempo: asitirá a la iglesia, hará buenas obras, etc; pero, como en la parábola del sembrador Mateo 13:4-7, será como la semilla que cayeron sobre: el camino, piedras, entre espinos; nunca dará fruto alguno. 


Hermanos, la consigna es, poner a disposición de los necesitados de nuestros done materiales y espirituales, en la medida que podamos.

Oremos:

Oh Jehová, Padre eterno, hoy queremos pedirte que nos enseñes a disponer de todos nuestros dones materiales y espirituales en favor de los más necesitados, como tú nos has mandado hacer.

Amén. Dios los bendiga, y recuerden. ¡¡Sólo Dios Salva!!

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