Vigésimo Domingo Después de Pentecostés.
Pastor: Miguel Ángel Moreno Villarroel
Lecturas: Salmo 106:1-6, 19-23; Éxodo 32:1-14; Filipenses 4:1-9; Mateo 22:1-14
Tema de hoy: Muchos son los llamados y pocos los escogidos
Muy buenos días, hermanas y hermanos en nuestro Señor Jesucristo; la lectura del evangelio para el día de hoy que se encuentra en Mateo 22: 1-14, nos trae una reflexión para nuestras vidas muy importante, ya que Jesús hace una comparación entre un rey que prepara un banquete para la boda de su hijo y lo que sucede en el reino de los cielos.
Nuestro Señor y Dios ya no utiliza los viñedos ni la siembra o cosechas de esta importante fruta para esa época histórica, como punto de comparación para explicar cómo se desarrolla el reino de los cielos y los problemas u obstáculos que el mismo encuentra a lo largo de su instauración.
El rey dijo a sus empleados que fuesen a llamar a los invitados; creo que ya habían sido formalmente convocados al banquete; mas éstos no quisieron ir. En este punto pienso que fue su voluntad el no querer acudir al llamado del soberano.
El rey vuelve a insistir en su empeño y los hace llamar diciéndoles que ya tenía preparada la comida, que había dispuesto de lo mejor de su ganado para ello, pero ellos no hicieron caso a la cita; uno a uno se fueron excusando, y los que no se excusaron, golpearon a los mensajeros hasta darles muerte.
El rey se molestó mucho por lo que habían hecho a sus criados y ordenó a su ejército que mataran a los malvados y quemaran su pueblo. Más tarde, manifestó a sus criados que el banquete a la verdad estaba listo; pero aquellos convidados no eran merecedores de asistir y les ordenó que fueran a las principales vías e invitaran a todos los que encontraran.
Los sirvientes del rey fueron e invitaron a todos los que hallaron, buenos y malos, y de esta manera se llenó la sala de recepción del banquete. Al entrar el rey, vió a un hombre que no estaba vestido con ocasión de un banquete de bodas, y le dijo: ¿Cómo había entrado sin vestir el ropaje apropiado para la ocasión? Ante lo cual guardó silencio sin poder explicar el hecho; el rey ordenó a los meseros que le maniataran y lanzaran a la oscuridad, donde le vendrá el llanto y desesperación, porque muchos son los llamados pero pocos los escogidos.
El Dios Padre eterno, invita a su pueblo de Israel a disfrutar del reino de los cielos; pero no atendieron la invitación por su propio ejercicio del libre albedrío.
Dios insiste porque era su pueblo escogido, les dice que ha dispuesto lo mejor que tiene para ellos; mas el pueblo de Israel se fue excusando en sus prácticas paganas y el legalismo que les endureció el corazón, y no se les ocurrió nada mejor que asesinar a los profetas que Jehová les enviara.
Dios se enojó con este pueblo ingrato y les abandonó a su suerte. Les quitó la exclusividad de su amor y ordenó a sus profetas que llamaran a todos los que encontraran, sin importar que no fuesen Israelitas, podían convocar también a los gentiles.
Así hicieron, invitaron a buenos y malos, en ambos casos personas revestidas de Jesuscristo por fe; mas en el día del juicio, Dios detectará a quienes no se encuentren revestido de su Hijo Jesús y les preguntará: ¿cómo han entrado? Y, no pudiendo justificar su presencia, ya que el único que justifica es Jesucristo, ordenará a sus ángeles los lancen a la oscuridad del infierno, donde les vendrá el llanto y la desesperación eterna.
Porque muchos son los llamados pero pocos los escogidos.
Hermanos, ¿estamos nosotros revestidos de nuestro Señor Jesucristo para poder disfrutar del banquete de las bodas del cordero, y no ser echados fuera por no vestir el traje adecuado para la ocasión?
Oremos:
Roguemos a Dios Padre eterno, que envíe su Santo Espíritu y nos guíe a nuestro Señor Jeuscristo, único camino al Padre. Pidámosle ser dignos de ser escogidos por medio de su Hijo.
Amén. Dios los bendiga y recuerden: ¡Solo Dios Salva!
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