Décimo Noveno Domingo Después de Pentecostés.
Pastor: Miguel Ángel Moreno Villarroel
Lecturas: Salmo 80:7-15; Isaías 5:1-7; Filipenses 3:4b-14; Mateo 21:33-46
Tema de hoy: Peseveremos con el Reino de Dios en nuestros Corazones.
Muy buenos días, hermanos y hermanas en nuestro Señor Jesucristo; en esta oportunidad vamos a reflexionar acerca de la lectura del evangelio según Mateo capítulo 21, versículos desde el 33 hasta el 46.
El arrendamiento de un fundo para la época del evangélio, constituía una doble obligación contractual por parte de los arrendatarios, no solamente debían pagar un canon de alquiler por el terreno a usar, sino que también debían destinar una parte de la cosecha para el propietario del viñedo. Según lo narrado en la parábola, el dueño se empeñó en que el terreno fuera productivo y pareciera que así resultó.
Jesús como incomparable Maestro, nos explica de una realidad cotidiana una verdad espiritual, y, ya en varias ocasiones han sido dirigidas a los Sacerdotes y Maestros de la Ley.
La Palabra, promesas acerca del Reino de Dios y el mismo cuidado espiritual del pueblo de Israel, fueron confiados a las autoridades religiosas israelitas; pero ellos, en vulgar desprecio a los bienes espirituales que les habían confiado, mataron generación trás generación a los profetas enviados por Dios; al final, viendo nuestro Padre celestial que no atendían razones de sus elegidos, se dijo, enviaré a mi propio Hijo Jesucristo, que a Él sí obedecerán y respetarán; más la realidad es que el pueblo escogido por Jehová, no reconoció a Jesucristo ni le aceptó Juan 1: 10-11. Leer versículo
"El viñedo del Señor Todopoderoso, su sembrado preferido, es el país de Israel, el pueblo de Judá. El Señor esperaba de ellos respeto a su ley, y sólo encuentra asesinatos; esperaba justicia, y sólo escucha gritos de dolor" Isaías 5: 7 Ver
Por la herencia que nos viene dada por Dios a través de Abraham, todos nosotros, por fe, somos pueblo de Israel y por lo tanto guardas tanto de La Palabra de Dios, así como de la predicación y expansión del Reino de nuestro Dios. Pero ¿que nos encontramos hoy en día, cuando de compartir el amor de Jesús y su sacrificio para perdonar nuestros pecados se trata? Bien, vamos a ver.
Se evidencia en los creyentes una falta genuina de devoción hacia la herencia dada por Dios, en relación al privilegio de leer, estudiar, meditar y honrar su Palabra. En los hogares, la atención hacia el mundo moderno del internet y su adicción a las redes sociales, ha puesto a un lado la dedicación cristocéntrica que se debería profesar en la vida de sus miembros. Otro tanto ocurre con los Pastores y demás líderes de la Iglesia, cuando presentan predicaciones o enseñanzas adulteradas y sin basamento escritural bíblico.
Así las cosas, cuando rechazamos el hacer uso de la lectura de su Palabra para acercarnos a Dios y lograr la comunión con Él, matamos a sus Profetas y despreciamos a su Hijo Jesuscristo; pero no nos desesperemos, aún estamos a tiempo de cambiar nuestra forma de actuar.
Oremos:
Pidamos al Espíritu Santo que toque nuestros corazones y, de esta manera recuperemos nuestro andar con Dios, por medio de la Fe en Nuestro Señor Jesucristo.
Amén. Dios los bendiga y recuerden: ¡Solo Dios Salva!
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