Novela «El Terror de Alicia» Autor: Miguel Ángel Moreno Villarroel

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Revised Common Lectionary - Daily Readings

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Quiero Comer de ese Pan

 

Imagen de congerdesign en Pixabay

 

01 de agosto 2021

Décimo Domingo Después de Pentecostés.

Pastor: Miguel Moreno

Lecturas: Salmo 78: 23-29; Éxodo 16: 2-4, 9-15; Efesios 4: 1-16; Juan 6: 24-35

Tema de hoy: ¡Quiero Comer de ese Pan!

Himnos: 03, 127, 302, 323, 661

Nuestra reflexión para el día de hoy Décimo Domingo Después de Pentecostés, está basada en el pasaje del evangelio que se encuentra en: Juan 6: 24-35

“Así que, al ver que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, la gente subió también a las barcas y se dirigió a Cafarnaúm, a buscarlo.

Al llegar ellos al otro lado del lago, encontraron a Jesús y le preguntaron:

—Maestro, ¿cuándo viniste acá?

Jesús les dijo:

—Les aseguro que ustedes me buscan porque comieron hasta llenarse, y no porque hayan entendido las señales milagrosas. No trabajen por la comida que se acaba, sino por la comida que permanece y que les da vida eterna. Ésta es la comida que les dará el Hijo del hombre, porque Dios, el Padre, ha puesto su sello en él.

Le preguntaron:

—¿Qué debemos hacer para realizar las obras que Dios quiere que hagamos?

Jesús les contestó:

—La única obra que Dios quiere es que crean en aquel que él ha enviado.

Le preguntaron entonces:

—¿Qué señal puedes darnos, para que al verla te creamos? ¿Cuáles son tus obras? Nuestros antepasados comieron el maná en el desierto, como dice la Escritura: “Les dio a comer pan del cielo.”

Jesús les contestó:

—Les aseguro que no fue Moisés quien les dio a ustedes el pan del cielo, sino que mi Padre es quien les da el verdadero pan del cielo. Porque el pan que Dios da es el que ha bajado del cielo y da vida al mundo.

Ellos le pidieron:

—Señor, danos siempre ese pan.

Y Jesús les dijo:

—Yo soy el pan que da vida. El que viene a mí, nunca tendrá hambre; y el que cree en mí, nunca tendrá sed.

Oración del día

Oh Dios, bondad eterna, amor inconmensurable, nos colocas tus dones; comemos y estamos satisfechos. Llénanos a nosotros y a este mundo en toda su necesidad con la vida que viene solo de ti, a través de Jesucristo, nuestro Salvador y Señor.

Aclamación al Evangelio

Aleluya. No sólo de pan vivirá el hombre, sino también de toda palabra que salga de los labios de Dios (Mateo 4: 4)

Sermón

La multitud sigue tras Jesús y al encontrarlo le preguntan en qué momento había llegado hasta allí.

La omnisciencia divina de Dios no tarda en responderle que, sabe muy bien que ellos le buscan para que les llene sus estómagos, mas no porque hayan comprendido el mensaje de la multiplicación de los alimentos.

Jesús les enseña que no deberían emplear su corazón y su mente, en trabajar por las cosas perecederas que hoy son y mañana no.

En el contexto histórico que les habla, el ser humano no contaba con formas modernas de refrigeración como las conocemos hoy. Y la verdad era que muchos alimentos que no se aprovechaban en su momento, a las pocas horas se dañaban y no servía sino como alimento para los animales.

Él les manifiesta que existe una comida que da la vida eterna.

Considerando la esperanza de vida para ese tiempo como de 25 años, podemos pensar que esas palabras de Jesús serían recibidas y aceptadas con gran regocijo.

Les señala que él mismo les dará esa comida que proporciona la vida, y eso es así porque su Padre Dios lo ha dispuesto de esta manera.

Ellos le dicen que, cómo pueden ponerse en la buenas con Dios.

Le responde, que lo que Dios quiere es que crean en su hijo a quien él ha enviado.

Cualquier pensaría y se confundiría, creyendo que Jesús está poniendo a la fe como una simple obra que, cualquier ser humano puede ejecutar y, ganar con ella el favor de Dios y la vida eterna.

Pues eso no es así. Previo a ese creer, en el alma del hombre debe ser obrada la fe por Dios (El Espíritu Santo) y ella es alcanzado por medio de: la Palabra de Dios, el Bautismo y la Santa Cena.

Una vez que Dios resucita al hombre a una nueva vida, empieza a creer en la obra salvadora de Jesús.

Seguidamente, Jesús les dijo que fue Dios quien les dio el pan del cielo en el desierto.

Y así como Dios dio el maná, ha dado a su hijo quien es el Pan de Vida. Ese Pan de Vida, es el mismo que comemos cuando participamos de la Santa Cena. Con este Pan, nunca tendremos hambre y, nos encontramos viviendo desde ya la gloriosa vida eterna.

Hermano, ¿vives una vida de pecado alejado de tu Dios y creador?

Busca la Palabra de Dios, exponte a su predicación y estoy seguro que, el Espíritu Santo obrara la fe en tu corazón, entonces, desde ese momento vivirás la rica vida eterna en unión de Jesús tu Salvador.

Y tu, hermano que llevas als buenas nuevas de Dios; no desesperes cuando a quienes se la comunicas, no atienden a su mensaje y, continuan en su incredulidad. Por ningún momento pienses que Dios y su Palabra han perdido su poder transformador. No hermano. El responsable es el hombre, a quien se le ha dado el libre alberdrío y decide enduraecer su corazón ante el mensaje vivificador.

Oremos: Dios Padre eterno, te suplicamos envíes tu espíritu Santo a cada persona que necesite la fe verdadera, para que de esta forma coma del Pan de vida y tengan la dicha de empezar a vivir la vida eterna.

 

Amén. Dios los bendiga, y recuerden. ¡¡Sólo Dios Salva!!