07 de mayo de 2023
Quinto Domingo de Pascua.
Pastor: Miguel Ángel Moreno
Villarroel
Lecturas: Salmo 31:1-5, 15-16; Hechos 7:55-60; 1 Pedro 2:2-10; Juan 14:1-14
Tema de hoy: ¡Jesús, el Dios de las
Innumerables Habitaciones!
Nuestra predicación está basada en la lectura del
evangelio que hemos leído en el día de hoy y sobre la misma podemos reflexionar
lo siguiente:
En los tiempos actuales hay comunidades en las cuales por
más que se haya empleado el concepto de soluciones habitacionales que desafían las
nubes, como lo son los altísimos edificios o los llamados rascacielos, que ya no
son de extraña presencia en los países desarrollados y en vías de desarrollo,
aún se padece la carencia de lugares, llámense pisos, apartamentos o
simplemente casas en las cuales las nuevas familias que se están formando les sea propicio hacerse con lugar para establecer sus hogares. En la historia
bíblica para hoy vemos a un Jesús que dice a sus discípulos, y extensibles a
nosotros una promesa: Confíen en Dios y en mí, en la casa de mi Padre hay
muchas moradas o habitaciones y, voy a ir a prepararles un sitio allá. Eso sí,
luego volveré a buscarlos para que estén en el mismo lugar en donde yo voy a
estar.
Hermanos, cuando muere un ser querido, muchos nos
preguntamos y, ¿dónde estará esa persona que hasta ayer estaba aquí con nosotros?, ¿adónde fueron sus risas, sus llantos, sus alegrías, sueños e ilusiones?, y,
luego; la desesperanza nos acosa, la incertidumbre existencial nos rodea y no
sabemos cómo explicar esas preguntas. Acá, Jesús trata de hacernos física las respuestas
a las preguntas que tanto nos hacen daño, tanto espiritual como emocionalmente;
ese ser querido que ha fallecido y que confió en Jesús como su Salvador, se encuentra con Jesucristo en un lugar
especial que él de antemano le preparó, para que estuviera a su lado.
Sigue Jesús y dice: ustedes saben el camino que lleva a donde
yo voy, y Tomás le responde: pero Señor si no sabemos adonde vas menos podremos
conocer el camino. Aquí se ve, y lo vuelven a manifestar, que los discípulos tenían el entendimiento
nublado; no sabían nada del cielo, de Dios Padre, ni de la eternidad.
Con mucha paciencia divina, Jesús les recapitula lo que
les había enseñado y, que ellos no habían entendido: Yo soy el camino, la
verdad, y la vida. A estos tres elementos deberíamos agregarle «el único
camino; la única verdad; y el único que puede dar vida» para poder comprenderlo
mejor. Y, eso es tan así que enseguida dice: Solamente por mí se puede llegar al
Padre; únicamente a través de mí pueden acceder a Dios Padre. Inmediatamente
les enseña sobre la Trinidad: ya que me conocen, entonces conocerán al Padre; y
ya lo conocen pues lo han estado viendo. Felipe muy entusiasmado dice: Maestro,
solo muéstranos al Padre y eso nos bastará. Jesús les recalca su lento
entendimiento: Hace tanto que estoy con ustedes y todavía no me conocen;
despierten ya, no me pidan ver al Padre, porque quien me ve a mí, también ve al
Padre; todas las cosas que he dicho proviene del mismo Padre quien hace su obra
en mí.
Hermanos, ¿tenemos problemas con la Santa Trinidad?; ¿podemos ver al Padre cuando vemos a hijo? ¿Es Jesús para nosotros solamente un
buen maestro, o simplemente el Hijo de Dios; pero no Dios mismo? Hermanos, debemos
tener mucho cuidado y respeto con estas enseñanzas, porque si perdemos a Jesús
vamos a perder al Padre, y con ello, la Salvación eterna que ya es mucho decir.
Para finalizar, Jesús se despide haciendo
unas promesas: el que cree en mí hará las obras que yo hago; y lo que piden en
mi nombre, yo lo haré para que a través de mí se muestre la gloria del Padre.
Oremos:
Amantísimo Señor de Sabaot, te rogamos prepares un
sitio para mí en la eternidad y permite que tengamos presente el mirar y
reconocer al Padre en el Hijo.
Amén. Dios me los bendiga y recuerden. Solo Dios Salva.