Revised Common Lectionary - Daily Readings

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Novela «El Terror de Alicia» Autor: Miguel Ángel Moreno Villarroel

Novela «El Terror de Alicia» Autor: Miguel Ángel Moreno Villarroel
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¡Un Pastor que da la vida por sus ovejas!

 

Imagen de Myriams-Fotos en Pixabay

25 de abril de 2021

Cuarto Domingo de Pascua.

Pastor: Miguel Moreno

Lecturas: Salmo 23; Hechos 4: 5-12; 1 Juan 3: 16-24; Juan 10: 11-18

Tema de hoy: ¡Un Pastor que da la vida por sus ovejas!

Nuestra predicación está basada en la lectura del evangelio para el día de hoy, Cuarto Domingo de Pascua, y la misma se encuentra en el evangelio según Juan 10: 11-18

Como la primera acepción, que el Diccionario de la Real Academia Española otorga a la palabra “Vocación” encontramos: “Inspiración con que Dios llama a algún estado, especialmente al de religión.

Si la vocación, es la inspiración con que Dios llama a los dirigentes de la Iglesia para proclamar su palabra y, cuidar a su pueblo, entonces es necesario poner atención a lo que en este pasaje nuestro Maestro nos quiere mostrar.

En la lectura para hoy, Jesús habla a la multitud en general, les habla indistintamente tanto a creyentes como adversarios. Jesús enseña de qué trata su Ministerio y cómo debe ser ejercida su vocación, y el ejemplo para quienes en el futuro tendrán esta responsabilidad.

Les dice, yo soy el buen pastor, debemos fijarnos en las palabras “yo soy” con las cuales Dios manifestó su nombre a Moisés, éstas vinculan otra vez a Jesús con la divinidad y muestran su poder; luego de lo cual les enseña claramente con un símil entre el oficio de Pastor campestre de ovejas y el Pastor o guía espiritual de creyentes.

El buen Pastor está mentalizado en que, cualquiera que sea el peligro: Clima hostil, fieras salvajes de cualquier tipo de agresividad, enfermedades o accidentes, él estará ahí para que su oveja no sufra ningún daño, porque está inclusive dispuesto a dar su propia vida por ésta.

Luego contrapone la imagen de lo que no es un buen Pastor y, dice que es aquel que cuida de las ovejas hasta donde alcance el dinero que se le paga, y que cuando vienen las situaciones difíciles o conflictivas de la vida huye, y abandona a sus ovejas.

Y agrega que a ese hombre solamente le importa es la paga. Hermano, ¿Cuántas veces hemos presenciado, conocido o escuchado acerca de pastores de “Iglesias” que hacen de su “vocación” una caja registradora, que se interesan sólo por los diezmos, ofrendas y contribuciones que nadie contabiliza, administra y, terminan sin ningún tipo de control en los bolsillos de estos seudos lideres?

Bueno, pero no nos detengas ahí, ya que ese tipo de personas ya tiene su butaca preparada en el lugar de tormento preparado para el diablo y sus secuaces.

Jesús continúa con lo que se puede llamar el agradecimiento hacia el Pastor y, este consiste en conocer al pastor que está dispuesto a dar su vida por la tuya. Sí Jesús estuvo dispuesto y de hecho dio su vida en sacrificio por todos nosotros, entonces debemos buscar con deseo ferviente el conocerlo.

El saber más de Nuestro Señor Jesucristo, tiene su método; el estudio bíblico, las oraciones frecuentes dirigidas al Padre y en el nombre de su Hijo Jesucristo, el congregarse regularmente en la Iglesia y el compartir fraternal.

En tiempos de lockdown, por la expansión del Covid19 y todas sus mutaciones, muchas iglesias han permanecidos físicamente cerradas; mas se pueden encontrar servicios cristianos, cultos y misas en las redes sociales, los cuales reunidos en familia podemos aprovechar, y de esta forma acrecentar el conocimiento de nuestro verdadero Pastor y Señor, Jesucristo.

Queridos hermanos, roguemos a Dios Padre en el nombre de Nuestro Señor Jesucristo, para que podamos lograr conocer, identificar y distinguir los buenos Pastores de los malos y, de esa manera el Espíritu Santo aumente nuestra fe en el Pastor que dio su vida por nosotros.

Amén. Dios los bendiga, y recuerden. ¡¡Sólo Dios Salva!!

 

 

 

¡Recuerden esto, un espíritu NO come!

 

Imagen de Robert Cheaib en Pixabay

18 de abril de 2021

Tercer Domingo de Pascua.

Pastor: Miguel Moreno

Lecturas: Salmo 4; Hechos 3: 12-19; 1 Juan 3: 1-7; Lucas 24: 36b-48

Tema de hoy: ¡Recuerden esto, un espíritu NO come!

Nuestra predicación está basada en la lectura del evangelio para el día de hoy, Tercer Domingo de Pascua, y la misma se encuentra en el evangelio según Lucas 24: 36b-48

Hoy nos corresponde ver la aparición post resurrección de Jesús a sus discípulas, desde el punto de vista de uno de sus seguidores que tenía como profesión “Médico”.

Los discípulos estaban conversando entretenidamente, pero con mucho temor, acerca de los más recientes acontecimientos vividos por ellos.

Tal vez el dialogo incorporaba el avistamiento y conversación de María con el Maestro. La duda que les movía aún. Opinaban que quizá María se había dejado influenciar por sus agudas emociones y, había creído haber visto a Jesús resucitado.

Por otro lado, este paralizante tiempo de ocio, holgaba para hablar de lo que había hecho Judas, y como les sorprendió enterarse de la traición de alguien que compartió muchas cosas, creyéndole más que un correligionario, un buen amigo.

En fin, los sentimientos colisionados eran muchos: Miedo, dudas, incredulidad, tristeza, decepción; mas no creo que hubiese esperanza en el futuro inmediato, de ningún modo.

Permítanme hacer un inserto aquí, y me pregunto ¿Cuántas veces, desde que empezó la restricción de movilidad, debido a la cuarentena como consecuencia del mortal virus COVID19, nos desesperamos encerrados en nuestras viviendas, y damos rienda suelta a los sentimiento de miedo, dudas, incredulidad, tristeza, decepción, en lugar de aprovechar esos momentos para compartir actividades edificantes en familia, y qué más constructivo que recrearnos, en la lectura de la Santa Escritura, estudio y devoción a nuestro Dios?

Pero Jesucristo, el Dios verdadero, se les metió en la habitación que estaba asegurada con una tranca, les saluda con su paz y, seguidamente les pregunta por qué estaban tan asustados.

Ellos pensaban que era una aparición fantasmal, de la cual se creía mucho dentro de la tradición judía.

Jesús, mira dentro de sus corazones y sus mentes y lo que halla es duda, confusión, miedo.

El maestro les invita a confirmar su presencia, tóquenme; allí debió estar Tomás el discípulo que “no creía”, pero él no era el único, los otros tampoco terminaban de creer.

Y Jesús tuvo que ir más allá en la prueba de su completa y gloriosa resurrección, y así lo deja plasmado Lucas, con sus conocimientos de medicina forense, deja constancia testamentaria que Jesucristo pidió comida y luego la comió con ellos.

En la sobremesa que hicieron, Jesús les dice que esto que ven es lo que él tanto les habló, que el Cristo tendría que morir en sacrifico para pagar por los pecados de todos, pero, que al tercer día resucitaría, y se anunciaría esto a todas las naciones, que en su nombre se arrepintieran y se volvieran a Dios, para el perdón de todos sus pecados.

Queridos hermanos, roguemos a Dios Padre en el nombre de Nuestro Señor Jesucristo, que creamos en la completa y satisfactoria resurrección de nuestro Salvador y que siempre podamos escuchar su voz decirnos ¡Recuerden esto, un espíritu NO come!

Amén. Dios los bendiga, y recuerden. ¡¡Sólo Dios Salva!!

 

 

 

¡El Señor Jesucristo, un Cerrajero Sorprendente!

 

Imagen de Free-Photos en Pixabay

11 de abril de 2021

Segundo Domingo de Pascua.

Pastor: Miguel Moreno

Lecturas: Salmo 133; Hechos 4: 32-35; 1 Juan 1: 1-2: 2; Juan 20: 19-31

Tema de hoy: ¡El Señor Jesucristo, un Cerrajero Sorprendente!

Nuestra predicación está basada en la lectura del evangelio para el día de hoy, Segundo Domingo de Pascua, y la misma se encuentra en el evangelio según Juan 20: 19-31

 

Así nos llega la noche del día domingo, los discípulos decidieron encerrarse, llenos de terror por la persecución de los lideres judíos, así como también de las autoridades romanas; y esto es así porque hay un cuerpo desaparecido, que no está en su tumba, y debe ser ubicado, debe aparecer, ya que a los líderes hebreos no les convenía que se dijera que Jesús había resucitado, y a las autoridades romanas les guiaba su responsabilidad formal ante el Emperador proceso que  era muy severo a la hora de juzgar estos casos.

La Palabra de Dios dice que Jesús entró y se puso en medio de los once discípulos, recordemos que para este momento Judas, el traidor, se había quitado la vida.

¿Cómo pudo ser esto posible si la puerta estaba cerrada?. Bien, la explicación es muy sencilla y por todos conocida, Jesucristo es Dios y Dios es Omnipresente, esto significa que puede estar en todas partes y ante todos al mismo tiempo.

Muchas personas acostumbran juzgar desafortunadamente a los discípulos por haberse escondidos, mas sus motivos fueron serios, reales y de consecuencia fatales.

Es muy fácil juzgarlo, pero cuántas veces, nos ocultamos, detrás de la mascara de la insensatez y por omisión negamos conocer a Jesús; alguien que necesita del consuelo del evangelio y nosotros guardamos silencio.

¿Será que somos peores que los discípulos?

Continúa el Maestro y les da su paz, y les dice, que no pueden quedarse para siempre enclaustrados en sus casas, que deben ir al mundo a proclamar su victoria sobre la muerte y el pecado que la produce.

Les proporcionó la efectiva llenura del Espíritu Santo e, instituyó el Oficio de las Llaves que es, el peculiar poder que nuestro Señor Jesucristo ha dado a su Iglesia de perdonar los pecados a los penitentes, y de retener los pecados a los impenitentes mientras no se arrepientan.

Tomás no estaba cuando les visitó Jesús, y él dijo que, si no veía a Jesús, y comprobaba por él mismo las marcas que la crucifixión dejaran sobre su cuerpo no creería.

Una semana más tarde, volvió a aparecerse Jesús, les dio su paz y, dirigiéndose a Tomás le invitó a tocar su cuerpo donde se suponía estaban sus heridas, mas no fue necesario a la comprobación, creemos que este discípulo colmado de emoción y llanto, solamente exclamó, ¡mi Señor y mi Dios!

En este punto siempre se menciona a Tomás como el discípulo incrédulo, pero, es que alguno de ellos estaba claro en esperar la resurrección gloriosa de su Maestro. Basta mencionar al discípulo más amado; cuando entro en la tumba vacía, fue que entendió lo que Jesús en tantas ocasiones les confesara.

¿Y nosotros? ¿Creemos firmemente en que Jesús ha resucitado, está a la derecha de Dios Padre y desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos? ¿O somos como cualquiera de los discípulos que dudaron?

Hermanos, oremos a Dios Padre pidiendo que, cada vez que nos encerremos en la habitación de nuestra timidez y del qué dirán los demás, envíe a Jesús a nuestros corazones y nuestras vidas y como cerrajero sorprende, traspase esas puertas y luego podamos exclamar ¡Mi Señor y mi Dios!

Amén. Dios los bendiga, y recuerden. ¡¡Sólo Dios Salva!!


¡Resucítanos Señor Jesucristo!

 

Imagen de Jeff Jacobs en Pixabay

04 de abril de 2021

Domingo de la Resurrección de Nuestro Señor. 

Pastor: Miguel Moreno

Lecturas: Salmo 118: 1-2, 14-24; Hechos 10: 34-43; 1 Corintios 15: 1-11; Juan 20: 1-18

Tema de hoy: ¡Resucítanos Señor Jesucristo!

Nuestra predicación está basada en la lectura del evangelio para el día de hoy, Domingo de la Resurrección de Nuestro Señor, y la misma se encuentra en el evangelio según Juan 20: 1-18

María Magdalena o María de Magdala (Ciudad judía a orillas del lago Genesaret) llegó al sepulcro, una cavidad hecha en la roca, y cuya entrada estaba tapada con una pesada piedra rodante, cuando aún estaba oscuro el día que empezaba; era un domingo muy triste para ella y los otros discípulos de Jesús.

Ella sabía cual era la ubicación de la tumba porque, tres días atrás había observado con mucho interés donde colocaban el cuerpo de su Maestro.

Ahora veía que la piedra había sido desplazada de su lugar, por supuesto que ella miró dentro del nicho mortuorio, y no pudo ver cuerpo alguno. En ese momento el terror se apoderó de ella, porque no sabría donde ir para ungir su cuerpo, honrarle y en fin darle todas las muestras de amor y respecto que él merecía.

¿A quién acudir, llena de tantos sentimientos encontrados, miedo, ira, tristeza, impotencia, decepción?

Pensó en Pedro por su carácter fuerte y liderazgo mostrado, así como, en Juan quien era muy cercano a Jesús, por el afecto especialmente fraternal que éste le manifestaba.

María les cuenta lo que ha experimentado y ellos dos salen corriendo hacia el sepulcro. Se puede ver que Juan era tanto más joven como más atlético que Pedro, ya que le ganó en la carrera emprendida por ambos.

Ambos, eventualmente entran a la tumba y, efectivamente falta el cuerpo de Jesús.

Juan hace una reflexión narrativa sobre él mismo y, dice que hasta ese momento fue cuando creyó en lo que su Maestro le decía acerca de resucitar al tercer día de entre los muertos. Bellas palabras que hablan muy bien de la humildad de Juan.

Los dos discípulos regresaron a su casa; sin embargo, María quedó cerca de la tumba llorando desconsoladamente; ella miró por última vez dentro del hoyo y pudo observar a dos ángeles, uno a la cabecera y el otro a los pies donde debía estar el cuerpo de Jesús.

Los ángeles le preguntaron por qué lloraba, y ella les respondió, porque se han llevado el cuerpo de mi Señor y no sé dónde lo han colocado.

Luego de pronunciar esas palabras, cayó en cuenta que alguien estaba afuera, y le preguntó lo mismo que como introducción divina de Jesús, habían preguntado los ángeles, ¿por qué lloras?

María pensando que era quien se encargaba de cuidar los sepulcros, le dijo que si él se había llevado el cuerpo de su Señor, le dijera donde lo había colocado para ir a buscarlo.

Al escuchar que la llamaba por su nombre, supo que se trataba de su Señor.

Ella lo identificó respondiendo ¡Maestro!

Jesús le dijo a María que tenía que ir a encontrarse con su Padre y Padre de todos nosotros, que fuera y le contara esto a sus hermanos; María fue y contó que había visto y hablado con Jesús y les comunicó que iría a reunirse con Nuestro Padre eterno.

Hermanos, oremos a Dios pidiendo que nos dé la curiosidad y hambre espiritual que le otorgó a María, para saber dónde se encuentra nuestro Maestro, e ir en su búsqueda y entonces podamos exclamar ¡Resucítanos Señor Jesucristo!.

Amén. Dios los bendiga, y recuerden. ¡¡Sólo Dios Salva!!