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Novela «El Terror de Alicia» Autor: Miguel Ángel Moreno Villarroel

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Decimoquinto domingo después de Pentecostés - Amorosas Astucias de Mayordomía en Fe al Señor Jesucristo

18 de septiembre de 2022

Decimoquinto domingo después de Pentecostés.

 

Pastor: Miguel Moreno

 

Lecturas: Salmo 113; Amós 8:4-7; 1 Timoteo 2:1-7; Lucas 16:1-13

 

Tema de hoy: Amorosas Astucias de Mayordomía de Fe al Señor Jesucristo

 

La predicación para hoy Decimoquinto domingo después de Pentecostés está basada en la lectura del evangelio que acabamos de leer, y la misma se encuentra en el evangelio según San Lucas Capítulo 16 versículos desde el 1 hasta el 13.

 

En el pasaje del evangelio asignado para su estudio y predicación, unos de los más dificiles e incomprendidos dentro de los eveangelios, Lucas nos dice que Jesús también contó esta parábola a sus discípulos: Un hombre rico, suponemos que es un comerciante según lo mostrado en el contexto, escuchó que su mayordomo estaba derrochando sus bienes, lo llamó y le dijo que le entregara un inventario de los recursos administrados ya que iba a tener que despedirse de sus labores; luego de lo cual, el mayordomo pensando que ya estaba muy viejo para trabajar y le avergonzaba pedir limosnas, ideó un plan para ganar el aprecio de los clientes de su jefe. Fue llamando a los deudores de su patrón y les fue haciendo descuentos de las cantidades adeudadas. El jefe al enterarse del artilugio empleado por su mayordomo, le reconoció impresionado como un acto de astucia.


Jesús hace una pausa e indica que a la hora de atender sus propios negocios, los no creyentes son más listos que quienes pertencen a Cristo.


Continúa  Jesús diciendo en el versículo 9: «Les aconsejo que usen sus riquezas de este mundo pecador para ganarse amigos, para que cuando las riquezas se acaben, hayan quien los reciba a ustedes en las viviendas eternas»

Muchos han confundido estas palabras pensando como conclusión que Jesús exalta y aplaude la astucia y malas prácticas en la admisnitración de los bienes que Dios mismo nos confía; pero ese no es el significado. En la lectura del antiguo testamento para el día de hoy vemos que Dios por medio del profeta exclama: «ustedes que dicen:» ...«¿Cuándo pasará el día de reposo, para que vendamos el grano a precios altos y usando medidas con trampa y pesas falsas? ¡Arruinemos a los pobres hasta que ello mismos se nos vendan como esclavos para pagar sus deudas, aunque solo deban un par de sandalias!»


Si las personas no creyentes utilizan sus planes para asegurase un futuro digno, más aun los hijos de Dios deben procurarse con la adminsitración de los bienes terrenales el futuro eterno prometido por Dios.


Hermanos, no podemos comprar la salvación de nuestras almas, ya lo dice el Apóstol Pablo por inspiración divina en 1 Timoteo 2: 6 «Porque Jesucristo se entregó a la muerte para pagar el precio de la salvación de todos, conforme al testimonio que se dio a su debido tiempo»


El que es honrado en lo poco también se comportará honradamente en lo mucho. En este versículo 10 Jesús nos dice que él requiere fidelidad de quien quiera seguirlo. Para que se le confíe las verdades eternas, los seguidores de Cristo (los cristianos) debemos emplear las riquezas de este mundo, que son pasajeras, en actividades que nos lleven a acumular riquezas eternas.


Hermanos, ¿en qué forma empleamos nuestros bienes terrenales para segurar los bienes eternos? El hacer buenas obras es el resultado directo de la fe y nunca al contrario, debemos entenderlo bien, primero la fe y luego las obras. La riquezas eternas son de naturaleza espirituales, jamas una mayor o mejor jerarquia en el cielo, en la eternidad.


Oremos:

Amadísimo Padre celestia, hoy queremos pedirte que nos enseñes, para que con inteligencia y sabiduría podamos emplear las riquezas temporales de este mundo para aumentar las riquezas eternas que tú de tu infinita misericordia nos tienes preparadas.

Amén. Dios los bendiga, y recuerden. ¡¡Sólo Dios Salva!!

 

 

Decimocuarto domingo después de Pentecostés - Dios siempre nos anda buscando

11 de septiembre de 2022

Decimocuarto domingo después de Pentecostés.

 

Pastor: Miguel Moreno

 

Lecturas: Salmo 51:1-10; Éxodo 32:7-14; 1 Timoteo 1:12-17; Lucas 15:1-10

 

Tema de hoy: Dios siempre nos anda buscando

 

La predicación para hoy Decimocuarto domingo después de Pentecostés está basada en la lectura del evangelio que acabamos de leer, y la misma se encuentra en el evangelio según San Lucas Capítulo 15 versículos desde el 1 hasta el 10.

 

En el pasaje del evangelio asignado para su estudio y predicación, Lucas nos dice que las personas de los grupos sociales evidentemente pecadores se acercaban a Jesús. Los del partido de los fariseos y los maestros de la ley se quejaban y criticaban esto; decían, este Jesús recibe pecadores y hasta come con ellos. El simple acto de comer con alguien, significaba que compartía no solamente los alimentos, sino sus costumbres, creencias, ideas y hasta preferencias en muchos aspectos de la vida; como dijera el refrán popular «dime con quien andas y te diré quién eres».

 

Para los criticones, Jesús no podía proceder de algo bueno, estaba ante ellos bajo constante sospecha de ser un charlatán, embaucador, así como, falso profeta y maestro de lo divino.

 

Creemos que los fariseos y maestros de la ley, esperaban que Jesús solamente tratara a los buenos, de apariencia religiosa y a los que asistían con regularidad al templo.

Y, ¿qué pasaría con los pecadores, no creyentes o los que no asistían al templo a escuchar la palabra de Dios? ¿Tendrían que seguir con una vida pecaminosa, nadie se acordaría de ellos, ni siquiera Dios?

 

Veamos que nos dice la palabra de Dios. Del Salmo 51, aprendemos que el ser humano al reconocer su rebeldía ante Dios, puede aspirar a recibir el perdón y empezar una vida de gozo y alegría junto a su creador.

 

En la carta de Pablo a Timoteo, podemos apreciar el reconocimiento del Apóstol cuando manifiesta: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores de los cuales yo soy el primero.

 

Pues allí es cuando entra en acción Jesús para enseñarles como el mejor maestro que nadie haya conocido jamás, y les dice que existen en la vida diaria situaciones que llaman a la urgencia y con esto se va a la acción inmediata.

 

Les pone como ejemplos dos parábolas. En la primera, un propietario o pastor de ovejas que teniendo cien de estos animales pierde una, va y deja atrás a las noventa y nueve que están a salvo y con desespero y gran amor va a buscar a ésa única que se haya perdida.

 

Así es Dios con nosotros, nos anda buscando en los peores sitios en donde el pecado abunda, nos encuentra y nos rescata, y el cielo se llena de alegría por esa persona que vuelve arrepentido a su Dios y creador.



 

Y en el segundo ejemplo, muy parecido al primero, también habla sobre una pérdida. Una mujer que tiene diez monedas y pierde una; enciende una lampara y barre hasta encontrarla y, entonces se alegra mucho por esa moneda que había perdido y que al fin ha hallado.

 

Así también es Dios con nosotros, tiene que mostrar la luz de Cristo allí en la oscuridad de vida en donde nos hallamos y nos rescata; luego hay mucha alegría en el cielo por ese pecador convertido por Dios.

 

Hermanos, ¿podemos darnos cuenta del lugar y momento en el cual Dios nos rescató de nuestra perdición en el pecado? ¿Sabemos acaso, por qué Dios tiene esa urgencia en buscarnos, encontrarnos, sacarnos del pecado y llevarnos a su reino?

 

La explicación la podemos encontrar en la lectura del libro de Éxodo para el día de hoy, observamos que los israelitas mostraron rápida desesperación cuando vieron que Moisés tardaba en bajar del monte en donde Dios le había entregado las dos tablas de piedra con la ley y, exigieron a Aaron que les hiciera dioses que les guiaran. El Señor se enojó mucho y le dijo a Moisés que iba a acabar con ellos; pero, más adelante el hombre de Dios le rogó a Jehová que recordara la promesa hecha a: Abraham; Isaac e Israel y, del juramento de que tendrían una descendencia tan grande como las estrellas del cielo; luego de lo cual, el Señor abandonó la idea de hacerles daño.

 

Hermanos, ¿nos consideramos descendientes de Abraham; Isaac e Israel? ¿Llevamos una vida de devoción que se corresponda con un verdadero descendiente de estos padres de la fe? 

Oremos:

Señor de los cielos, hoy te suplicamos con humildad que nos busques cada día, nos rescates, nos conviertas y lleves a tu reina de gloria y majestad.

Amén. Dios los bendiga, y recuerden. ¡¡Sólo Dios Salva!!

 

 

Decimotercer domingo después de Pentecostés - Solo Quiero Atender a tu Llamado, Señor

04 de septiembre de 2022

Decimotercer domingo después de Pentecostés.

 

Pastor: Miguel Moreno

 

Lecturas: Salmo 1; Deuteronomio 30:15-20; Filemón 1-21; Lucas 14:25-33

 

Tema de hoy: Solo Quiero Atender a tu Llamado, Señor

 

La predicación para hoy Decimotercer domingo después de Pentecostés está basada en la lectura del evangelio que acabamos de leer, y la misma se encuentra en el evangelio según San Lucas Capítulo 14 versículo 25 hasta el 33.

 

Entre las obras arquitectónicas emblemáticas del siglo veinte de la ciudad de Caracas, entre otras, podemos encontrar una que llama grandemente la atención, por lo que pudo ser para la sociedad venezolana por su inigualable ubicación y modernidad para la época, su nombre, «El Helicoide».

 

«Su construcción se emprendió por una compañía privada durante el gobierno del entonces presidente Marcos Pérez Jiménez en 1956. La primera etapa de la obra concluyó en 1961. Fue diseñada por los arquitectos Pedro Neuberger, Dirk Bornhorst y Jorge Romero Gutiérrez. La idea contemplaba un centro comercial y exposición de industrias, un hotel cinco estrellas, un parque, un club de propietarios y en séptimo nivel un palacio de espectáculos. La particularidad de la obra era que los automóviles una vez ingresaran a la edificación por medio de rampas en ella se encontrarían locales comerciales con estacionamiento, estas rampas recorrerían 4 km en seis niveles bordeando la colina sobre la cual fue construida.

La paralización de las obras en 1961 se da por problemas de presupuesto». Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/El_Helicoide

 

En nuestro pasaje para el día de hoy, leemos que una gran multitud iba con Jesús y, repentinamente él se voltea y les dice: si alguien viene a mí y no odia a su padre y madre, esposa e hijos, hermanos y hermanas, inclusive su propia vida también, no puede ser mi discípulo; continúa diciendo Jesús: y quienquiera que no lleva su cruz y me siga, no puede ser mi discípulo.

 

La situación a dilucidar en este contexto es: ¿quién puede ser discípulo de Jesús?, y Nuestro Señor lo explica muy claramente: primero, quien pretenda ser seguidor de Jesús, debe amarlo con una intensidad mayor a la que tiene por sus seres queridos y por sí mismo, de tal manera que en contraposición pareciera que esta persona, efectivamente odia a su familia y a su propia persona, y segundo: la persona debe seguir a Jesús; pero, cargando su propia cruz, esto es, considerándose como el primer pecador y quien más necesita de su Salvador.

 

Hoy en día, muchas personas, «deciden» dicen ellos, seguir a Cristo por diferentes razones alegadas como motivo para hacer eso; pero a la menor prueba o cambio en las previsiones que se tenían de lo que es la vida de un cristiano, las personas abandonan su «devoción» y «fe» hacia Dios. Es por eso que Jesús continúa explicando: porque quién de ustedes, si quiere levantar una torre, no se sienta y reposadamente calcula los costos a ver si tiene suficientes recursos para concluirla, ya que, si construye las bases y luego no es capaz de terminarla, sería objeto de burlas.


Hermanos, ¿cómo o por cuáles razones hemos llegado a la iglesia? ¿Quién nos trajo y mantiene viniendo a la iglesia de Nuestro Señor Jesucristo? ¿Nos trajo Dios y él nos mantiene aquí? Tengamos algo muy presente: Solamente cuando amamos de corazón a Nuestro Señor Jesucristo, podemos bendecir a otras personas que necesitan de su sanidad espiritual, así nos lo muestra el Apóstol Pablo en su carta a Filemón versículos 4 y 5 «Siempre doy gracias a mi Dios al acordarme de ti en mis oraciones, porque he tenido noticias del amor y la fe que tienes para con el Señor Jesús y para con todos los que pertenecen al pueblo santo».

 

Continúa diciendo Jesús: qué rey que piensa hacer la guerra en contra de otro rey, no se sienta primero y considera si es capaz con diez mil hombres encontrase con el otro que viene con veinte mil soldados y, mientras el otro todavía está distante, él pueda enviar una delegación y solicitarle condiciones de paz.

 

Hermanos, Jesús nos habla y nos manda a hacer previsiones y presupuestos a la hora de optar por una vida de discipulado; debemos dejar todo atrás y vivir en el amor de Dios. La lectura del antiguo testamento para el día de hoy, Deuteronomio 30: 20 nos dice: «amen al Señor su Dios, obedézcanlo y séanle fieles, porque de ello depende la vida de ustedes y el que vivan muchos años en el país que el Señor juró dar a Abraham, Isaac y Jacob, antepasados de ustedes».

 

Nuestra iniciación en el mundo evangelizador, debe contener previsiones presupuestarias; esto es, con la finalidad de llevar una doctrina lo más pura posible. En los ejemplos señalados por Jesús, los protagonistas debieron emplear presupuestos de recursos materiales para llevar a buen término sus objetivos. En nuestro caso, tenemos que decir que, no solo se es necesario contar con logística dineraria, sino que, debemos empezar con el llamado de Dios a su reino para servirle y más específicamente para trabajar en la tarea evangelizadora. El llamado de Dios puede ser público o privado; pero siempre va a ser de recepción individual y personalísima.

 

En la conversión del Apóstol Pablo, nos encontramos que Jesús actúa directamente en él; lo escoge y después, lo capacita con el poder del Espíritu Santo. Dice el libro de Hechos de los Apóstoles en el capítulo 9 versículo 19, que, luego de su conversión, Pablo se quedó algunos días con los creyentes; luego empezó a proclamar en las sinagogas que Jesús es el Hijo de Dios.

 

Hermanos, en el caso de pablo, debemos creer que Dios hizo una excepción y colmó al Apóstol en forma instantánea de todos los recursos espirituales que necesitaba para emprender su ministerio.

 

Oremos:

Padre celestial, hoy te rogamos con humildad que seas tú quien nos capacite y llames a servirte en el tiempo oportuno que tú dispongas.

Amén. Dios los bendiga, y recuerden. ¡¡Sólo Dios Salva!!

 

 

Duodécimo domingo después de Pentecostés - La humildad me hace más digno de ti, Señor.

28 de agosto de 2022

Duodécimo domingo después de Pentecostés.

 

Pastor: Miguel Moreno

 

Lecturas: Salmo 112; Proverbios 25:6-7; Hebreos 13:1-8, 15-16; Lucas 14:1, 7-14

 

Tema de hoy: La humildad me hace más digno de ti, Señor.

 

La predicación para hoy, Duodécimo domingo después de Pentecostés está basada en la lectura del evangelio que acabamos de leer, y la misma se encuentra en el evangelio según San Lucas Capítulo 14 versículo 1 y desde el 7 hasta el 14.

 

El atleta olímpico era seguido por las cámaras de televisión que transmitían en directo para todo el planeta, el joven se dirigió hacia el pódium y subió al escaño identificado con el numero «1». En su rostro se reflejaba el orgullo y la emoción por haber desempeñado el mejor papel en todas las pruebas que había realizado. Sus coterráneos en las tribunas le vitoreaban, exhibiendo banderas de su país y su nombre con frases alegóricas a la hazaña lograda.

 

Repentinamente, se mostraba en las pantallas de televisión, como se acercaba alguien hasta el campeón y le decía algo al oído; luego de lo cual, el atleta descendió de su pedestal con la cabeza gacha y su rostro bañado en lágrimas.

 

Los locutores que comentaban el evento, se preguntaban qué sucedía, prometiendo averiguar y comentarlo con la audiencia; a los pocos minutos el locutor informaba que el atleta hace poco ovacionado, había sido descalificado de todas las actividades en las que había competido, debido a que había dado positivo en los exámenes antidoping y, que, al haber utilizado sustancias prohibidas en el desempeño de sus habilidades, esa era la sanción que recibía. ¡Qué vergüenza habrá sufrido el atleta que, luego de ser ensalzado por todos, terminó siendo despreciado y humillado en su amor propio y orgullo!

 

Para el día de hoy nos encontramos que: Jesús en día de reposo acepta una invitación a comer en la residencia de un líder del partido religioso de los fariseos y, estando departiendo con los otros comensales, a la distancia estaban otros fariseos observando atentamente a Jesús con la intención de espiarle.

 

Los invitados que iban llegando escogían los mejores asientos, tanto por su comodidad como por su cercanía a los alimentos y bebidas, así como también, por la proximidad a quienes presidían el evento social.

 

Luego de presenciar esto, Jesús empezó a enseñarles sobre algo que ha ido desapareciendo a lo largo del tiempo en que la civilización ha ido actuando, «la humidad y la prudencia».

 

El Maestro eterno les dice: cuando te inviten a algún evento, cuida de no sentarte en los asientos destinados a las personas más importantes, ya que, pudiera llegar algún invitado que, según el parecer del anfitrión, resulte más importante que tú y, entonces, al igual que el atleta que hizo trampas, sentirás vergüenza y humillación. En el libro de Proverbios leído hoy, dice en sus versículos 6 y 7: «No te des importancia ante el rey, ni tomes el lugar de la gente importante; vale más que te inviten a subir allí, que ser humillado ante los grandes señores».

 

Jesús no solo nos dice lo que no debemos hacer, sino que también explica el Proverbio y nos muestra cómo proceder socialmente ante una invitación: Siéntense el último lugar para cuando llegue quien les invitó, si es su deseo, te diga: amigo, qué haces ahí, ven, acércate y siéntate en esta silla destinada a las personas importantes para mí. De esa forma, los otros convidados, te honrarán como a alguien a ser tomado en cuenta. «Porque el que a sí mismo se engrandece, será humillado; y el que se humilla, será engrandecido».

 

Hermano, ¿usualmente procedemos socialmente con humildad como nos indica Dios? ¿O somos faranduleros, roba cámaras o nos creemos con atribuciones que nadie nos ha concedido? ¿Hemos hecho el ridículo y hazmerreir en ciertas ocasiones por este tipo de conductas?

 

Los términos: «humillado», «humilla», usados en el pasaje para hoy, muchas veces es mal interpretado por la generalidad de los cristianos; ellos piensan que, si alguien debe humillarse, es porque necesariamente va a abandonar cualquier rastro de honra y dignidad humana que tenga; pero esto no es así, el termino en sí, se refiere a conducirse con humildad, tratando a los demás como quisiéramos que nos trataran a nosotros, viendo en el prójimo a un hijo de Dios, creado a su imagen y semejanza.

 

Finalmente, nuestro amado Jesús nos pide que cuando celebremos eventos sociales, no invitemos solamente a quienes nos corresponderán con una invitación parecida, sino que, fijemos nuestra mirada en los desvalido y necesitados de nuestra sociedad, ya que ellos no podrán retribuirnos el trato recibido y, será el mismísimo Dios de gloria que nos recompensará en el día final.

 

Si bien la salvación del ama no se obtiene por obras «para que nadie se gloríe» Jesús promete que las personas que sean obsequiosas con sus semejantes como producto de la fe que mora en ellos, recibirán la recompensa que solo para ellos estrá destinada.

Hermano, ¿A quiénes invitamos a nuestras reuniones sociales? ¿A los que nos perfilaran como personas importantes? ¿hemos invitado a los desvalidos de este mundo, aquellos de quienes la gente no quiere saber nada?

 

Oremos:

Amado Dios de la eternidad, permite que la humildad sea la constante guía en nuestras vidas de la mano de nuestro Señor Jesucristo y, que consideremos convidar a los desvalidos del mundo a nuestras reuniones, tal como tú nos lo pides.

Amén. Dios los bendiga, y recuerden. ¡¡Sólo Dios Salva!!