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Novela «El Terror de Alicia» Autor: Miguel Ángel Moreno Villarroel

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Décimo Domingo Después de Pentecostés - Sé que estás presente en mi vida, y espero tu regreso también, Señor.



 17 de agosto 2025

Décimo Domingo Después de Pentecostés 

Autor:  Moreno Villarroel

Lecturas: Salmo 82; Jeremías 23:23-29; Hebreos 11:29—12:2; Lucas 12:49-56

Tema de hoy: Sé que estás presente en mi vida, y espero tu regreso también, Señor.

Nuestra reflexión para el día de hoy Décimo Domingo Después de Pentecostés, está basada en el pasaje del evangelio que acabamos de leer en Lucas Capítulo 12, Versículos desde el 49 hasta el 56.

En el pasaje del evangelio de hoy, nos encontramos con un Jesús angustiado, y tiene que ser así, porque en su naturaleza humana, en su propia carne, se va a enfrentar a la dolorosa y cruenta muerte en una cruz.

Luego le habla a la multitud acerca de su misión, les dice que él ha venido a traer división entre la gente.

Basta con ir a cualquier sitio de recreación, entretenimiento, relajación con atención al público, para sorprendernos con lo abundante que resultan los anuncios de «Prohibido discutir sobre: política, deportes o religión» y, esto es así debido a que estos temas generan mucha controversias entre los participantes, llegando muchos hasta la agresión física inclusive; pero, de todas las temáticas conflictivas no hay una que genere mayor ardor en los opinadores, que la correspondiente a la religión, ya que surgen preguntas como: ¿cuál es la verdadera religión, cuál es el verdadero Dios? Eso es en cuanto a religiones en general; mas cuando hablamos acerca de los «cristianos», uno pensaría que sí pueden opinar y discutir, y sin embargo esto pareciera peor, porque se generan preguntas en relación a ¿cuál es la verdadera denominación que predica la verdad de Dios? Otros más atrevidos, hasta se les ocurre preguntar ¿cuál es la iglesia que en verdad salva?

De esta manera se cumple lo profetizado por nuestro Señor. Ese crear partidos, bandos y tendencias hasta dentro de una misma iglesia local e incluso familias, lo podemos evidenciar hasta el día de hoy, creando éstos muy, feos testimonios ante el mundo de los incrédulos. (C)

Hermanos, ¿somos nosotros parte de este tipo de cristianos? ¿Podemos escapar de esta profecía? Bien, pienso que nuestra naturaleza humana-pecadora es una fuerza que nos lleva hacia estas conductas; mas, si entregamos nuestras vidas en la santa soberanía de Dios, él nos dará fuerzas para no caer en esas lamentables manifestaciones de sectarismos en relación a nuestro Señor Jesucristo.

Ya para finalizar este texto, Jesús entra a enseñar acerca del criterio que debe emplearse para considerar con seriedad la etapa histórica y espiritual que estaban presenciando. Estas eran en su mayoría, personas dedicadas a la cría de animales y el cultivo de la tierra; tenían una vinculación directa y vivencial con los elementos atmosféricos: las nubes, las lluvias, la temperatura etc; y con estos conocimientos podían pronosticar el clima y tomar decisiones para que sus animales y plantas no sufrieran daño. Es por esto que Jesús les hace referencia a estas cosas y les llama «hipócritas», porque ellos conocen el cambio de los elementos climáticos; pero no reconocen ni saben deducir en qué tiempo están viviendo y, debemos preguntarnos ¿cuál es ese tiempo?; ellos estaban viendo ante sus ojos el cumplimiento de las profecías; el Mesías había llegado, estaba frente a ellos y la mayoría ni se había enterado. Jesús, iba camino a la Cruz a pagar por nuestros pecados y darnos vida eterna; pero ellos ni no lo sabían o no creían. (C)

Hermano, ¿sabemos nosotros identificar los tiempos en los cuales estamos viviendo? ¿Qué hacemos para conformarnos con los designios de Nuestro Señor Jesucristo, su plan para con nosotros y su próxima venida?

Oremos:

Señor de Sabaot, te suplicamos que pongas en nuestros corazones y mentes todas las habilidades para poder determinar con exactitud el tiempo en el cual estamos viviendo, para honra y gloria de tu nombre.

Amén. Dios los bendiga, y recuerden. ¡¡Sólo Dios Salva!! 


Noveno Domingo Después de Pentecostés - Anhelando tu venida, Señor



10 de agosto 2025

Noveno Domingo Después de Pentecostés 

Autor:  Moreno Villarroel

Lecturas: Salmo 33:12-22;  Génesis 15:1-6; Hebreos 11:1-3, 8-16; Lucas 12:32-40

Tema de hoy: Anhelando tu venida, Señor.

Nuestra reflexión para el día de hoy Noveno Domingo Después de Pentecostés, está basada en el pasaje del evangelio que acabamos de leer en Lucas Capítulo 12, Versículos desde el 32 hasta el 40.

Tal y como vemos en el versículo 22 de este capítulo 12, Jesús está hablando a solas con sus discípulos. Y nuestro pasaje a reflexionar en el día de hoy empieza con las palabras de Jesús diciendo «No tengan miedo, ovejas mías» en otra versión dice «No temáis, manada pequeña» de este inicio nos queda grabado de manera sólida la forma en la cual nuestro Señor veía a sus discípulos; él, es el buen Pastor y ellos sus ovejas, tímidas, llenas de temor y ansiedad ante sus enseñanzas, su presencia y el futuro que tendrían que enfrentar una vez que él ya no estuviera con ellos; pero, él las tranquiliza revelándoles la misericordia de Dios que por medio de su sacrificio ha movido al Padre en regalarles el reino. Y, ¿qué es el reino de Dios? Bien, el término no se refiere a un reino externo como el que ejercieron el Rey David o el Rey Salomón, sino a un reinado espiritual, el dulce y apacible gobierno de Dios en los corazones y mentes de los seres humanos. Por este reino que es otorgado a los discípulos, a su pequeña manada, sus inquietudes, dudas y temores, desaparecerían porque ahora era Dios quien gobernaría toda su existencia.

Hermanos, ¿Creemos y sentimos que hemos recibido el reino de Dios a través de la fe en Nuestro Señor Jesucristo? O ¿Seguimos viendo hacia los lados buscando a Dios por los rincones o dentro del envase de los cereales?

Ahora bien, el relato continúa y Jesús les dice: Vendan lo que tengan y dénselo a los necesitados; háganse de bolsas que no envejezcan, riquezas infinitas en el cielo, donde el ladrón no puede robar ni plaga alguna destruir, ya que, donde esté su riqueza o tesoro, justo ahí, también estará su corazón. Con la expresión de vender todo y dárselo a los menesterosos, Dios no nos pide que nos deshagamos de lo que nos ha costado tanto esfuerzo obtener en esta vida, sino que seamos buenos administradores o mayordomos de las riquezas que hemos recibido de él, para de esta forma poder ayudar al prójimo. En muchas oportunidades del devenir histórico del hombre, ciertos “enviados especiales de Dios” líderes de sectas, manipulando y tergiversando estas palabras bíblicas, han arruinado a familias enteras en beneficio de sus propios intereses y cuentas bancarias y, cuando estos seguidores despertaron a la realidad, ya había sido demasiado tarde como para recuperar su patrimonio. Hermanos, si vivimos una vida sin sentido, si no conseguimos propósitos a nuestra existencia, si la depresión y frustración nos alcanzan, busquemos en dónde estamos depositando nuestras riquezas: ¿En elementos transitorios, pasajeros y vanidosos? O ¿En las interminables moradas celestiales en donde todo perdura y rinde buenos frutos?

Debemos estar preparados

En la lectura asignada para hoy encontramos como subtítulo «Hay que estar preparados» al leer esto pensamos qué nos irá a decir Jesús ahora; a ver, estén preparados, vestidos y con sus lámparas encendidas. El Señor nos quiere regalar con el conocimiento de que: principalmente, estemos revestidos con su presencia en nuestras vidas y con el Espíritu Santo moviéndonos a actuar. El pasaje trata de mostrarnos la importancia de estar en comunión con Dios a cada instante de nuestras existencias y no solamente cuando vamos a la iglesia. El estar despiertos hace mención directa a no dejarnos atrapar por las vicisitudes y ocupaciones sin sentido del día a día; luego Nuestro Señor Jesucristo se refiere a los asuntos del fin de los tiempos, de las últimas cosas y, sí, hay una gran verdad que no podemos ocultar ni desdeñar, por cuanto no sabemos el día ni la hora cuando volverá el Hijo de Dios, Nuestro Señor Jesucristo, verdadero Dios de verdadero Dios a juzgar al mundo, necesariamente, tenemos que estar atentos, alertas y siempre en la Santa comunión con Nuestro Dios.

Hermanos, ¿cómo vivimos la cotidianidad? ¿Reflexionando en la maravillosa experiencia de la fe en Nuestro Señor Jesucristo? O ¿Enajenados y ausente de su presencia y bendiciones?

Oremos:

Señor Padre eterno, permite que entendamos que tú nos ha dado el reino de tu infinita misericordia y gracia, y que debemos poner nuestros tesoros en el cielo; danos conciencia de nuestra fe para estar preparados, despiertos y conscientes a recibir a tu Hijo, Nuestro Dios, Señor y Salvador Jesucristo en su segunda venida a este mundo.

Amén. Dios los bendiga, y recuerden. ¡¡Sólo Dios Salva!!


Octavo Domingo Después de Pentecostés - Acumulemos riquezas en el Señor Jesucristo



03 de agosto 2025

Octavo Domingo Después de Pentecostés 

Autor:  Moreno Villarroel

Lecturas: Salmo 49:1-12;  Eclesiastés 1:2, 12-14; 2:18-23;  Colosenses 3:1-11; Lucas 12:13-21

Tema de hoy: Acumulemos riquezas en el Señor Jesucristo

Nuestra reflexión para el día de hoy Octavo Domingo Después de Pentecostés, está basada en el pasaje del evangelio que acabamos de leer en Lucas Capítulo 12, Versículos desde el 13 hasta el 21.

Como punto previo al evangelio, nos encontramos con el Salmo 49 que en sus doce primeros versículos toca el tema de la futilidad de confiar en la riquezas materiales y lo pasajero de la vida como para basarla en ellas.

El pasaje de Eclesiastés que escuchamos hoy, el Rey Salomón, a quien se le adjudica la autoría de este libro por inspiración del Espíritu Santo, nos marca la pauta al inicio al exclamar ¡Todo es vanidad! Luego continúa y nos hace saber que lo que nos va a plantear a lo largo del libro, es producto del arduo trabajo de investigación y estudio asignado por Dios. El autor se queja de de todo el esfuerzo y la acumulación de riquezas que de nada valen porque al morir pasarán a ser de otros.

La epístola que nos precedió hoy, nos muestra y enseña que debemos poner nuestra atención en las cosas celestiales porque ya no vivimos la otrora vida que solíamos vivir, hemos sido revestidos de una nueva naturaleza en Cristo nuestro Señor.


En el evangelio leído hoy, observamos que según la versión bíblica consultada nos vamos a encontrar como subtítulos a este pasaje: «El rico insensato» o también «El peligro de las riquezas». Este pasaje muestra dos episodios diferentes: Primero, un hombre entre la multitud que seguía a Jesús se dirige al él y le dice: Señor dile a mi hermano que me dé la parte de mi herencia; a lo que Jesús respondió: Amigo, ¿quién me ha puesto entre ustedes como partidor de herencias?

Este señor consideraba que, dada la autoridad moral y liderazgo de Jesús, este, podía influir determinantemente sobre la conducta del hermano que, se había quedado con todo el patrimonio que sus padres les habían dejado; mas la respuesta de Jesús es muy clara al hacerle entender al agraviado que en él no busque riquezas materiales producto del deseo egoísta, que él está sobre la tierra para buscar lo que se había perdido, llamar al pecador al arrepentimiento y darle vida eterna, no sin antes advertirle a todos los presentes que se cuidaran de toda manifestación y clase de avaricia; ya que la vida misma no se basa en tener muchas cosas materiales.

Hermanos, ¿de qué estamos pendientes nosotros?, ¿cuál es nuestra razón de existir, tal vez, contar dinero, posesiones y, sentirnos orgullosos y satisfechos de ellas?

La segunda escena nos la muestra Jesús en formato de parábola, y vemos a un sujeto que había tenido unos muy buenos resultados agrícolas y, entonces el hombre pensó qué haría con tanta producción; luego de lo cual procedería a derribar sus graneros, y construir otros de mayor tamaño y capacidad de almacenamiento. Más tarde se regocijaría diciendo: hombre, tienes mucho alimento guardado para muchos años por venir, así que, me divertiré, descansaré, comeré y beberé. Mas Dios le dijo, épale estúpido, esta noche vas a morir y te pregunto: de quién será toda la riqueza que has amasado. Así sucede con las personas que atesoran riquezas para sí mismas, pero llevan una vida pobre para con Dios.

Hermanos, ¿nos vemos reflejados en esta parábola? ¿Estamos prestos a guardar riquezas, hasta debajo del colchón? ¿Es nuestro dinero un ídolo para nosotros? ¿Hemos despreciado el adorar a Dios por adorar e ir tras el dinero o, cuál cosa material se ha convertido en nuestro único y verdadero Dios? ¿Hemos puesto nuestro corazón y mente en codiciar cosas materiales en lugar de buscar primero el reino de Dios y su justicia?, como leímos en el Salmo 49: 6-8 «Ellos confían en sus riquezas y se jactan de sus muchos bienes, pero nadie puede salvarse a sí mismo ni pagarle a Dios porque le salve la vida. ¡No hay dinero que pueda comprar la vida de un hombre para que viva siempre y se libre de la muerte!»

Hermanos, el problema con las cosas materiales se encuentra en poner nuestro corazón y mentes en ellas con tal afectación que dominen cada aspecto de nuestra existencia, sacando o anulando de esta manera a Dios y su presencia de nosotros. Tengamos presentes las palabras en Eclesiastés 1: 2 «¡Vana ilusión, vana ilusión! ¡Todo es vana ilusión! »

Oremos:

Dios de gloria y majestad, hoy queremos rogarte que estés presente en nuestras vidas, de tal forma que siempre nos guíes para no desviar nuestros deseos del corazón hacia cosas materiales, vanas y superfluas en detrimento de tu total adoración.


Séptimo Domingo Después de Pentecostés - Señor, quiero aprender a orar



27 de julio 2025

Séptimo Domingo Después de Pentecostés 

Autor:  Moreno Villarroel

Lecturas: Salmo 138; Génesis 18:20-32; Colosenses 2:6-15; Lucas 11:1-13

Tema de hoy: Señor, quiero aprender a orar.

Para el día de hoy, continuamos con la lectura y enseñanzas del evangelio según San Lucas; y en esta oportunidad, vemos que vamos al versículo siguiente de donde quedamos en nuestro servicio pasado.

El pasaje nos muestra que Jesús estaba orando en un lugar indeterminado y cuando terminó su oración, uno de los discípulos cuyo nombre no se menciona, le pidió que les enseñara a orar al igual que Juan el Bautista había hecho con sus seguidores; en este punto podemos pensar que este discípulo estaba poco menos que maravillado el ver cómo su Maestro conversaba con su Padre celestial y, tomando como excusa a Juan y sus partidarios, le hizo la petición.

Así las cosas, Jesús no hace más que entregarles un modelo de oración… «deberían orar de la siguiente manera, les dice, y allí surge la universalmente oración conocida con el nombre de «Padre Nuestro».

De seguidas expongo el Padre Nuestro y la explicación del doctor Martín Lutero en su Catecismo Menor.

 

PADRE NUESTRO QUE ESTÁS EN LOS CIELOS

¿Qué quiere decir esto?

Con esto, Dios quiere atraernos para que creamos que Él es nuestro verdadero Padre y nosotros sus verdaderos hijos, a fin de que le pidamos con valor y plena confianza, como hijos amados a su amoroso padre.

SANTIFICADO SEA TU NOMBRE

¿Qué quiere decir esto?

El Nombre de Dios ya es santo por sí mismo; pero rogamos con esta petición que sea santificado también entre nosotros

VENGA A NOSOTROS TU REINO

¿Qué quiere decir esto?

El Reino de Dios viene en verdad por sí solo, aun sin nuestra oración. Pero rogamos con esta petición que venga también a nosotros.

HÁGASE TU VOLUNTAD ASÍ EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO

¿Qué quiere decir esto?

La buena y misericordiosa voluntad de Dios se hace, en verdad, sin nuestra oración; pero rogamos con esta petición que se haga también entre nosotros.

EL PAN NUESTRO DE CADA DÍA, DÁNOSLO HOY

¿Qué quiere decir esto?

Dios da diariamente el pan, también sin nuestra súplica, aun a todos los malos; pero rogamos con esta petición que Él nos haga reconocer esto y así recibamos nuestro pan cotidiano con gratitud.

Y PERDÓNANOS NUESTRAS DEUDAS, ASÍ COMO NOSOTROS PERDONAMOS A NUESTROS DEUDORES

¿Qué quiere decir esto?

Con esta petición rogamos al Padre celestial que no tome en cuenta nuestros pecados y que por causa de ellos nos niegue lo que pedimos. En efecto, nosotros no somos dignos de recibir nada de lo que pedimos, ni tampoco lo hemos merecido, pero quiera Dios dárnoslo todo por su gracia, pues diariamente pecamos mucho y sólo merecemos el castigo. Así, por cierto, también por nuestra parte perdonemos de corazón, y con agrado hagamos bien a (todos) los que contra nosotros pequen.

Y NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN

¿Qué quiere decir esto?

Dios, en verdad, no tienta a nadie; pero con esta petición le rogamos que nos guarde y preserve, a fin de que el mal, el mundo y nuestra carne no nos engañen y seduzcan, llevándonos a una fe errónea, a la desesperación y a otras grandes vergüenzas y vicios. Y aun cuando fuéramos tentados a ello, que al fin logremos vencer y retener la victoria.

MAS LÍBRANOS DEL MAL

¿Qué quiere decir esto?

Con esta petición rogamos, como resumen, que el Padre celestial nos libre de todo lo que pueda perjudicar nuestro cuerpo y vida, nuestros bienes y honra, y que al fin, cuando llegue nuestra última hora, nos conceda un final bienaventurado, y, por su gracia, nos lleve de este valle de lágrimas al cielo para vivir con Él en la eternidad. AMÉN 

Porque tuyo es el reino, el poder y la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Reconocemos finalmente que Dios es el Señor y Rey todopoderoso, que rige sobre todo lo que existe y por toda la eternidad. Dios es el único que merece la gloria y el honor sin fin. La gloria no es nuestra sino sólo de y para Dios (nosotros somos los “deudores”). Con una afirmación contundente: «Amén», declaramos, «que así sea» hoy, para siempre y desde siempre. Esta doxología, es decir alabanza al Señor, no forma parte del Padrenuestro en sí mismo, y debe su origen a diferentes traducciones de la Biblia, sin embargo, es la mejor forma de terminar la oración que nos enseñó el Señor Jesús, reconociendo el poder y la gloria de Dios por siempre, en fin, es una alabanza y reconocimiento de Dios como lo que es: Dios.

Siguiendo el texto bíblico asignado para hoy, apreciamos como Jesús les profundiza en la explicación y cómo poner en práctica la oración. Desde el versículo 5 hasta el 10 les habla que la forma de la oración debe ser con una fe insistente y audaz, les invita a seguir pidiendo y asegura que recibirán, a seguir buscando y encontrarán, continuar llamando a la puerta y se abrirá.

Hermanos, hay cosas que tenemos que hacer para que se cumpla la voluntad de Dios en nosotros, de nuestra inactividad no puede surgir algo provechoso de parte de Dios. ¿Somos personas que nos quedamos estáticos a la espera de que algo suceda? O ¿Llenos de fe emprendemos nuestros retos diarios?

Luego, desde el versículo 11 hasta el 13, Jesús nos muestra el santo carácter, misericordia y bondad de nuestro Padre creador.

Hermanos, si nosotros, que hemos sido concebidos y creados en pecado, tenemos bondad y toda clase de buenas atenciones para con nuestros hijos, ¿cuánto más podemos esperar nosotros de la infinita santidad, poder y misericordia de nuestro Padre celestial, creador de todo lo visible e invisible?

 

Oremos:

Señor Padre eterno, gracias te damos por haber enviado a tu Hijo Jesucristo, quien puso en nuestras manos el modelo perfecto de oración, para así podernos comunicar plenamente contigo y participar de tus maravillas para con nosotros.

Amén. Dios los bendiga, y recuerden. ¡¡Sólo Dios Salva!!