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Revised Common Lectionary - Daily Readings

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Acerquémonos a su Humildad


Imagen de John Hain en Pixabay

19 de septiembre 2021

Decimoséptimo Domingo Después de Pentecostés.

Pastor: Miguel Moreno

Lecturas: Salmo 54; Jeremías 11: 18-20; Santiago 3:13 - 4: 3, 7-8a; San Marcos 9: 30-37

Tema de hoy: Acerquémonos a su Humildad

Nuestra reflexión para el día de hoy Decimoséptimo Domingo Después de Pentecostés, está basada en el pasaje del evangelio que se encuentra en: San Marcos 9: 30-37 y es del siguiente tenor:

Cuando se fueron de allí, pasaron por Galilea. Pero Jesús no quiso que nadie lo supiera, porque estaba enseñando a sus discípulos. Les decía:

—El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; pero tres días después resucitará.

Ellos no entendían lo que les decía, y tenían miedo de preguntarle.

Llegaron a la ciudad de Cafarnaúm. Cuando ya estaban en casa, Jesús les preguntó:

—¿Qué venían discutiendo ustedes por el camino?

Pero se quedaron callados, porque en el camino habían discutido quién de ellos era el más importante. Entonces Jesús se sentó, llamó a los doce y les dijo:

—Si alguien quiere ser el primero, deberá ser el último de todos, y servirlos a todos.

Luego puso un niño en medio de ellos, y tomándolo en brazos les dijo:

—El que recibe en mi nombre a un niño como éste, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, no solamente a mí me recibe, sino también a aquel que me envió”.

Sermón

En nuestro pasaje del evangelio para el día de hoy, vemos a un Jesús que reclama tiempo libre a solas y en paz para enseñar a sus discípulos.

Este es un ejemplo muy claro para los que se dedican a la enseñanza de la Palabra de Dios dentro de nuestras comunidades eclesiásticas; ya que, muchas veces vemos a individuos que, sin instrucción adecuada ni vocación demostrada, pretenden fungir como adoctrinadores correctos y sabios de quienes luego servirán como efecto multiplicador por todo el mundo.

Y se demuestran muy fácilmente sus carencias en virtud de que, todo lo hacen improvisado, apurados, desordenado y ladeándose en su mayoría hacia lo meramente humano o buscando la aceptación y reconocimiento social. Suelen pensar «voy a hacerme maestro en esa iglesia y listo, subo en la escala social» dejando a un lado el amor y el sacrificio de Cristo Nuestro Señor en la Cruz.

Jesús necesita enseñar lo más pronto posible, porque, como les anuncia a sus seguidores, en breve será «entregado, asesinado; pero al tercer día resucitará». Y quienes heredarán el compromiso de anunciar sus buenas nuevas serán ellos mismos, así que, necesita un lugar tranquilo, solitario, para que se complete perfectamente el proceso de enseñanza tan importante que comprende la salvación de toda la humanidad.

Hermano. ¿Has sentido algunas veces que estando en el rol de la enseñanza cristiana, has fallado porque has errado en tu vocación? ¿Entiendes la importancia que significa el enseñar las Buenas Nuevas de Nuestro Señor Jesucristo?

Cada persona que es enseñada en el evangelio, se convierte en un discípulo de Jesús y, la importancia sobre estos conocimientos no ha mermado a lo largo de los años; sigue siendo igual que en aquel entonces.

En la ilación de este pasaje, los discípulos parecen entender al igual que sucede hoy día, que ellos están aprendiendo acerca del reino de Dios, solamente con el único objetivo de ganar jerarquía entre ellos, es decir ser el más importante, sentir esa satisfacción humana en su mente y en su corazón, como si se tratara de un curso más sobre ventas del algún producto determinado.

Pero Jesús que es Dios omnisciente, los sorprende en su autoengaño, y les dice amorosa y firmemente con su revolucionaria enseñanza, que: «Si alguien quiere ser el primero, deberá ser el último de todos, y servirlos a todos».

¡Pero no, yo no quiero ser el último, yo quiero y siempre querré ser el primero! Pensaría algunos de los discípulos por no decir todos.

Y como nuestro Dios omnisciente escucha sus pensamientos, les regala otro ejemplo a ver si lo entienden de una vez por todas «El que recibe en mi nombre a un niño como éste, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, no solamente a mí me recibe, sino también a aquel que me envió»

El hecho de recibir gustosamente a un niño en el nombre de Jesús, significa que esa persona se negó a si misma, luego habla de la humildad que ha recibido del Espíritu Santo y ha guardado fielmente en su corazón, entonces y sólo entonces, podrá considerarse a ese sujeto como el primero y más importante en el reino de los cielos.

Hermano, ¿has sentido que quieres ser el que más figura, primero en todo y más importante dentro de la Iglesia de Cristo?

Es tiempo de recapacitar y practicar lo que nos dice Jesús en su Palabra.

Hermanos, roguemos a Dios Padre que, en todo momento nos acerquémos a la humildad que nos enseñó el que nació en un pesebre, murió por nosotros en una cruz y resucitó para darnos la certeza de la vida eterna junto a él.

Amén. Dios los bendiga, y recuerden. ¡¡Sólo Dios Salva!!

 

 

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