19 de septiembre 2021
Decimoséptimo Domingo Después de Pentecostés.
Pastor: Miguel Moreno
Lecturas: Salmo 54; Jeremías 11: 18-20; Santiago 3:13 - 4: 3, 7-8a;
San Marcos 9: 30-37
Tema de hoy: Acerquémonos a su Humildad
Nuestra reflexión para el día de hoy Decimoséptimo
Domingo Después de Pentecostés, está basada en el pasaje del evangelio que se
encuentra en: San Marcos 9:
30-37 y
es del siguiente tenor:
“Cuando se
fueron de allí, pasaron por Galilea. Pero Jesús no quiso que nadie lo supiera, porque
estaba enseñando a sus discípulos. Les decía:
—El Hijo del hombre va a
ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; pero tres días después
resucitará.
Ellos no entendían lo
que les decía, y tenían miedo de preguntarle.
Llegaron a la ciudad de
Cafarnaúm. Cuando ya estaban en casa, Jesús les preguntó:
—¿Qué venían discutiendo
ustedes por el camino?
Pero se quedaron
callados, porque en el camino habían discutido quién de ellos era el más
importante. Entonces Jesús se sentó, llamó a los doce y les dijo:
—Si alguien quiere ser
el primero, deberá ser el último de todos, y servirlos a todos.
Luego puso un niño en
medio de ellos, y tomándolo en brazos les dijo:
—El que recibe en mi
nombre a un niño como éste, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, no solamente
a mí me recibe, sino también a aquel que me envió”.
Sermón
En nuestro
pasaje del evangelio para el día de hoy, vemos a un Jesús que reclama tiempo
libre a solas y en paz para enseñar a sus discípulos.
Este es un
ejemplo muy claro para los que se dedican a la enseñanza de la Palabra de Dios
dentro de nuestras comunidades eclesiásticas; ya que, muchas veces vemos a
individuos que, sin instrucción adecuada ni vocación demostrada, pretenden
fungir como adoctrinadores correctos y sabios de quienes luego servirán como efecto multiplicador por todo el mundo.
Y se demuestran muy fácilmente sus carencias en virtud de que, todo lo hacen improvisado, apurados, desordenado y ladeándose en su mayoría hacia lo meramente humano o buscando la aceptación y reconocimiento social. Suelen pensar «voy a
hacerme maestro en esa iglesia y listo, subo en la escala social» dejando a un lado el amor y el sacrificio de Cristo Nuestro Señor en la Cruz.
Jesús necesita enseñar lo más pronto posible, porque, como les anuncia a
sus seguidores, en breve será «entregado, asesinado; pero al tercer día
resucitará». Y quienes heredarán el compromiso de anunciar sus buenas nuevas
serán ellos mismos, así que, necesita un lugar tranquilo, solitario, para que
se complete perfectamente el proceso de enseñanza tan importante que comprende
la salvación de toda la humanidad.
Hermano. ¿Has sentido algunas veces que estando en el rol de la enseñanza
cristiana, has fallado porque has errado en tu vocación? ¿Entiendes la
importancia que significa el enseñar las Buenas Nuevas de Nuestro Señor
Jesucristo?
Cada persona que es enseñada en el evangelio, se convierte en un discípulo de
Jesús y, la importancia sobre estos conocimientos no ha mermado a lo largo de los
años; sigue siendo igual que en aquel entonces.
En la ilación de este pasaje, los discípulos parecen entender al igual que
sucede hoy día, que ellos están aprendiendo acerca del reino de Dios, solamente
con el único objetivo de ganar jerarquía entre ellos, es decir ser el más
importante, sentir esa satisfacción humana en su mente y en su corazón, como si
se tratara de un curso más sobre ventas del algún producto determinado.
Pero Jesús que es Dios omnisciente, los sorprende en su autoengaño, y les dice
amorosa y firmemente con su revolucionaria enseñanza, que: «Si alguien quiere ser el
primero, deberá ser el último de todos, y servirlos a todos».
¡Pero no, yo no quiero ser el último, yo quiero y siempre querré ser el
primero! Pensaría algunos de los discípulos por no decir todos.
Y como nuestro Dios omnisciente escucha sus pensamientos, les regala otro
ejemplo a ver si lo entienden de una vez por todas «El que recibe en mi
nombre a un niño como éste, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, no solamente
a mí me recibe, sino también a aquel que me envió»
El hecho de recibir gustosamente a un niño en el nombre de Jesús, significa
que esa persona se negó a si misma, luego habla de la humildad que ha recibido del
Espíritu Santo y ha guardado fielmente en su corazón, entonces y sólo entonces,
podrá considerarse a ese sujeto como el primero y más importante en el reino de
los cielos.
Hermano, ¿has sentido que quieres ser el que más figura, primero en todo y
más importante dentro de la Iglesia de Cristo?
Es tiempo de recapacitar y practicar lo que nos dice Jesús en su Palabra.
Hermanos, roguemos a Dios Padre
que, en todo momento nos acerquémos a la humildad que nos enseñó el que nació
en un pesebre, murió por nosotros en una cruz y resucitó para darnos la
certeza de la vida eterna junto a él.
Amén.
Dios los bendiga, y recuerden. ¡¡Sólo Dios Salva!!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario