Revised Common Lectionary - Daily Readings

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Novela «El Terror de Alicia» Autor: Miguel Ángel Moreno Villarroel

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Cuarto Domingo Después de Epifanía - Dichosos y Bienaventurados de Tener un Salvador Fiel

29 de enero de 2023

Cuarto Domingo Después de Epifanía. 

Pastor: Miguel Ángel Moreno Villarroel 

Lecturas: Salmo 15; Miqueas 6:1-8; 1 Corintios 1:18-31; Mateo 5:1-12 

Tema de hoy: Dichosos y Bienaventurados de Tener un Salvador Fiel

La reflexión para el día de hoy, corresponde al cuarto servicio después del día de Epifanía; en esta oportunidad, podremos observar como la naturaleza humana no puede comprender la bienaventuranza que representa tener un Dios que nos ama. 

En el Salmo para hoy, el rey David le pregunta a Dios bastante preocupado: ¿Quién entrará en tu tabernáculo? ¿Quién morará en tu monte santo? Y vemos que Dios (Espíritu Santo) le responde que, la solución se haya en el conocimiento de los diez mandamientos y su cumplimiento fiel y, además de poder vivir en su santuario, jamás caerá en trampa alguna; es decir ninguna vicisitud le molestará en el camino de la vida. 

El antiguo testamento que hemos leído hoy, nos dice que, el profeta Miqueas reveló lo que había anunciado Dios que proclamara a su pueblo de Israel. El pueblo escogido por Dios, en su infidelidad vez tras vez se apartaba de sus enseñanzas y cuidados en actos claros de rebeldía. Jehová les dice: Yo te hice salir de la tierra de esclavitud de Egipto, y, ¿Por qué me pagas de esa manera enojándote conmigo? 

Miqueas hace una reflexión de parte de Dios, al igual que lo hizo David; en pocas palabras: ¿Qué haré para presentarme ante Dios? Y, Miqueas responde de parte de Jehová: solamente una cosa exige el Señor de su pueblo, el hacer justicia y amar la misericordia, y humillarse ante tu Dios. 

En la epístola del apóstol Pablo, se nos habla y enseña que lo que normalmente vemos como gran sabiduría en el mundo, es nada comparable con la que es en Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo. El apóstol también nos invita a que calibremos nuestra humildad, que por interpretación en contrario se puede deducir y aplicar en su sentencia: «El que se gloría, gloríese en el Señor». 

Hermanos, ¿Hemos tal vez pensado que no somos dignos de entrar a la iglesia de Cristo? ¿Buscamos tener como justificativo nuestra buena conducta sostenida a lo largo de la semana? ¿Solemos caer en pecado una y otra vez en nuestra cotidianidad, y no sabemos cómo responder? ¿Sentimos este pecar como una conducta que le paga mal a Dios, quien nos ha dado todo lo bueno que poseemos? ¿Sabemos que el hacer justicia solo se logra por fe en los méritos de Jesucristo, quien es la única y verdadera justicia de Dios? ¿Entendemos que no puede haber más orgullo en el creyente que la cruz de Cristo? 

El evangelio para reflexionar hoy, nos muestra el Sermón de Monte predicado por nuestro Señor Jesucristo, el cual es uno de los más famosos y peor interpretado dentro de la cristiandad. 

No es un compendio de la fe cristiana y, todo aquel que pretenda acá encontrar el centro mismo de esta religión, sufrirá una muy gran decepción. 

Podemos sacar de la lectura del pasaje que, el auditorio se trataba principalmente de los discípulos, aunque en el escenario se hallaba una multitud de personas que seguían con interés al Maestro para escucharlo.

Lo más seguro es que, alguna persona distraída tome las palabras del Sermón como un recetario para logar justicia, santidad y hasta el cielo. 

Las bienaventuranzas, son el prefacio a este Sermón. Estas declaraciones de bendiciones no nos explican como obtener las bendiciones, sino que describen la dicha y felicidad que ya les pertenecen a los verdaderos creyentes en Jesucristo, y nos describe ocho tipos de cristianos.

De entrada, debemos entender que todos los cristianos son pobres de espíritu, lloran y también son mansos, así mismo, padecen hambre y sed de justicia, y son misericordiosos y limpios de corazón; son pacificadores y perseguidos por la justicia. 

Hermanos, ¿Nos revisamos a nosotros mismos, para darnos cuenta que poseemos las anteriores características en una escasa dimensión, y que perdemos muchas bendiciones por no vivir de acuerdo a las indicaciones que nuestro Señor hace aquí? 

En forma resumida podemos decir que: 

Los pobres de espíritu: Son quienes reconocen su miseria espiritual, su culpabilidad e indignidad ante Dios. 

Los que lloran: Ese llanto es un producto directo de la tristeza por el pecado. 

Los mansos: Son todos aquellos que muestran amabilidad y paciencia, no son alborotadores ni exigentes y soportan las afrentas sin tomar revancha. 

Hambre y sed de justicia: Son quienes desean con todo su corazón, el ser justificados mediante la fe en nuestro Señor Jesucristo. 

Los misericordiosos: Vienen a ser todos aquellos que aprecian la infinita misericordia de Dios, quien les perdona todos sus pecados y al mismo tiempo los salva por el sacrificio hecho por Jesús. 

Los limpios de corazón: Es aquel cristiano que procede sin astucia ni engaños en su diario vivir. 

Los pacificadores: Son quienes no buscan causar problemas, sino por el contrario, son conciliadores y ajenos a peleas y enemistades. 

Los que padecen persecución por causa de la justicia: Es cuando sin haber hecho mal alguno, nos persiguen y castigan; en esos casos debemos insistir en hacer lo correcto. 

Oremos:

Amantísimo Padre celestial, en este día te rogamos que nos hagas seres agradecidos con todos los bienes materiales y espirituales que nos das día a día; y al mismo tiempo, haznos ser merecedores de todas tus bienaventuranzas como hijos tuyos que somos.

Amén. Dios los bendiga, y recuerden. ¡¡Sólo Dios Salva!!

 

 

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