19 de marzo de 2023
Cuarto Domingo De Cuaresma.
Pastor: Miguel Ángel Moreno
Villarroel
Lecturas: Salmo 23; 1 Samuel
16:1-13; Efesios 5:8-14; Juan 9:1-41
Tema de hoy: Yo antes era ciego, ahora
veo la luz.
Nuestra reflexión para el día de hoy, Cuarto Domingo De
Cuaresma, tiene como basamento central el pasaje del evangelio que hemos leído y,
sobre
el mismo podemos reflexionar lo siguiente:
En este pasaje vamos a presenciar la transformación, no
solo física de una persona que recibe el milagro de manos de Dios de poder
volver a ver; sino, que la fe de este hombre va en aumento a medida que se
desarrollan los eventos a su alrededor.
Primero surge la disyuntiva de preguntarle
a Jesús: ¿cuál era la razón que estaba detrás del hecho de que ese hombre fuera
ciego; habían pecado sus padres o él mismo?
En ese tiempo y también en la actualidad,
se tiene la creencia de que estamos pagando algo malo que hicieron nuestros
antepasados o nosotros mismos, hay quienes lo llaman karma, y si son cristianos,
suelen decir: «yo sé que tengo que sufrir, como Jesucristo sufrió en la cruz, tengo
que ayudarlo o pagarle de esta forma» Y, en el caso del pasaje de hoy no era ni lo uno ni lo otro, solamente
que Dios en su soberana voluntad había dispuesto que esto fuera así, para que se evidenciara todo el poder que tiene Dios en hacer lo que le plazca.
Jesús escupió e hizo un poco de lodo con
la saliva, lo colocó sobre los ojos del discapacitado y le dijo que se lavara
en el estanque del «Enviado», el hombre fue, regresó y ya podía ver. Después de
recuperar la visión, las personas que le circundaban empezaron a cuestionar si
ese era el mismo hombre ciego que se sentaba a pedir limosnas, unos decían que
sí era, otros decían que no; mas él confesaba, que sí era él.
Hermanos, así es en nuestras propias vidas,
cuando Dios nos rescata de la ceguera espiritual en que andábamos, las personas
con extrañezas, siempre nos van a preguntar, que si se trata de la misma
persona que conocían. Hermanos, debemos estar preparados para responder que sí
somos. Después le preguntaron al que había sido ciego, cómo era posible que pudiera ver, a lo cual él contesta, que ese hombre que llaman Jesús hizo un milagro en mí. Hermanos, aquí
se nos enseña lo que debemos responder a quienes nos pregunten acerca de
nuestra nueva vida en Cristo, «mi Señor Jesucristo, tuvo misericordia de mí y
mi sacó de la vida de tinieblas en la cual me desenvolvía y, ahora veo su luz
preciosa.
Las personas que le rodeaban preguntaron
por Jesús. Pensamos que querían también un milagro para sus vidas. Hermanos, ¿has
vivido eso? Que alguien te pregunte, ¿Dónde está esa persona o ese Dios que cambió
tu vida radicalmente y para bien?
Seguidamente, empezaron las discusiones de
los legalistas porque Jesús había hecho el milagro en día de reposo, y trataban
de quitarle méritos al hecho, diciendo que no podía provenir de nada bueno quien
hiciera esto en día de reposo. Hermanos, ¿tenemos un día en especial para
compartir nuestra fe con otros o todo tiempo es oportuno?
El grado de fe en el hombre que había sido
ciego aumenta, ahora dice que es un profeta.
Los judíos, quienes no creían que el
hombre había nacido ciego, le preguntaron a sus padres si su hijo había nacido
con la incapacidad y cómo era que ahora veía. Ellos dijeron, que sabían que
había nacido ciego; pero de ahí en adelante no conocían los hechos; pregúntenle
a él mismo, ya es un adulto. Los padres respondieron así porque los judíos habían
acordado expulsar de la sinagoga a quien declarara que Jesús era el Mesías.
Para muchas personas de esa época, era preferible conservar su membresía en la
sinagoga, que era el centro de las actividades religiosas y sociales de los judíos
antes que confesar a Jesús como Dios. Hermanos, ¿existe alguna membresía a algún club o
sitio religioso que nos impida confesar de boca y corazón, que Jesús es el
Mesías esperado y Salvador de la humanidad?
Al volverle a hablar al que había sido
ciego, le dijeron: dinos que ese hombre es pecador. El hombre respondió: yo no
sé si es pecador o no, lo único que puedo decirles, es que yo era ciego y ahora
puedo ver. ¿Es que ustedes también quieren seguirle?
Los judíos le dijeron: nosotros no sabemos
de dónde ha salido este hombre. El hombre les dijo: no me importa que ustedes
no sepan de dónde ha salido, lo que sé, es que me ha dado la vista. Dios solo
escucha a quienes hacen su voluntad, este hombre viene de Dios, porque sino, no
pudiera hacer nada.
El hombre que había sido ciego, quien
había comenzado timorato en sus confesiones, termina reconociendo que ahora
seguía a Jesús y lo consideraba procedente de Dios.
Hermanos, ¿cómo ha sido nuestro devenir en
el mundo resplandeciente de la fe en Jesucristo? ¿Le confesamos de una buena
vez o fuimos de manera gradual?
Oremos:
Amantísimo Padre celestial, haz que nuestra fe se
consolide en nuestras mentes y corazones y podamos guiar a otros hacia tu
eterna luz.
Amén.
Dios me los bendiga y recuerden. Solo Dios Salva.
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