12 de marzo de 2023
Tercer Domingo De Cuaresma.
Pastor: Miguel Ángel Moreno
Villarroel
Lecturas: Salmo 95; Éxodo 17:1-7; Romanos 5:1-11; Juan 4:5-42
Tema de hoy: Una Mujer Muy Especial
Nuestra reflexión para el día de hoy Tercer Domingo De
Cuaresma, tiene como basamento central el pasaje del evangelio que hemos leído y,
sobre
el mismo podemos reflexionar lo siguiente:
Los seres humanos de diferentes etnias, pueblos y
culturas, siempre han presentado controversias y aversión entre ellos mismos en
el trato que puedan permitirse.
Entre los judíos y samaritanos, había un resentimiento
que llevaba años establecido, y los tales no se trataban, o si lo hacían las
maneras resultaban ásperas y displicentes.
Hoy nos encontramos con un Jesús que
«tenía que pasar por Samaria» y cuando buscamos en el mapa de la época, notamos
que geográficamente a Jesús no le correspondía atravesar esa población; mas lo
hizo porque tenía que dejar una enseñanza allí.
De esta manera llegó Jesús a Sicar, y
estando solo, porque los discípulos habían ido a comprar algo de comer, de allí
en adelante empieza un dialogo para fe y conversión. De una petición de agua y
una respuesta agria de parte de la mujer, Jesús aprovecha para predicarle sembrando
la curiosidad. –«Si supieras lo que Dios da y quién es el que te está pidiendo
agua, tú le pedirías a él y te daría agua viva». Ella le responde que materialmente
es improbable que él le pueda suministrar agua del pozo. ¿Acaso tu eres más
grande y poderoso que nuestro patriarca Jacob? La sabiduría de Dios se vuelve a
mostrar al Jesús responder que: quien beba del agua de ese pozo quedará con sed;
pero quien beba del agua que él mismo le dará, jamás en su vida volverá a tener
sed, porque esa agua brotará como manantial de vida eterna.
Cuando la mujer le dice: dame de esa agua
para que no tenga que venir más a buscarla en el pozo, le estaba confesando la vergüenza, que le obligaba ir al pozo en horario en el que nadie iba a buscar agua, a pleno
mediodía, con el sol en su mayor calor. Jesús le va a hacer confesar mucho más
sobre su vida de pecado y le dice: ve a llamar a tu esposo y, al responder que
no tiene, Jesús ahonda en su pecado y le dice: eres sincera al decir que no
tienes marido, porque llevas una vida de concupiscencia y la pareja que tienes tampoco
es tu marido.
La samaritana al verse descubierta en la
intimidad de su vida sexual desordenada, no puede más que exclamar: Oh señor,
veo que eres un profeta, y conmovida por la pena trata de cambiar la
conversación a lo espiritual preguntando sobre el sitio correcto para adorar a
Dios.
Hermanos, ¿cuántas veces en nuestras vidas
nos ha atrapado Dios en situaciones como las vivida por la mujer de Samaria, es
decir en la mentira, confesión y el posterior arrepentimiento? ¿Cuántas veces
hemos tratado de desviar la atención de nosotros hacia alguien o algo más?
Para simplificar, Jesús le hace conocer que
la salvación viene de los judíos y adorarán al Padre sin tener que ir al monte
o a Jerusalén. Esa adoración deberá ser en Espíritu y verdad. Dios no quiere falsa
adoración de lo labios hacia afuera, sino de corazón.
La mujer insiste en poner un manto sobre el hecho descubierto por Dios; le dice: yo sé que viene el Mesías y el nos explicará todo. Jesús le responde con el poderoso «yo soy» ese que tú esperas. Entretanto que los discípulos vuelven de comprar alimento, la mujer dejó el cántaro, y suponemos que salió corriendo a contar a sus vecinos, que ella pensaba que había hallado al Mesías porque le había dicho todo acerca de su vida: Vengan a ver a ese hombre, dijo la mujer.
Hermanos, ¿cuántas veces hemos dicho a nuestros amigos, vecinos, conocidos o personas en necesidad espiritual o material?: Mira lo que ha hecho mi Señor conmigo, con mi vida: Ven a verlo a la iglesia, en su santa palabra, en sus sacramentos, ven, ven es gratis y no tienes nada que perder y sí mucho que ganar.
Los discípulos le dijeron a Jesús que
comiera y él les respondió, yo tengo otro alimento: hacer la voluntad del que
me envió. Lo vimos en el servicio de la semana pasada: «no solo de pan vivirá
el hombre sino de toda palabra que sale de la boca de Dios».
El resultado de este pasaje es que: muchos
de los pobladores creyeron por lo que le dijo la mujer: «me ha dicho todo lo
que he hecho», los samaritanos rogaron a Jesús que se quedara con ellos y el permaneció
dos días más en el pueblo, y mucho otros creyeron por lo que él mismo decía, y
concluyeron que estaban ante la presencia del Salvador del mundo.
Hermanos, ¿estamos conscientes que no
sabemos en realidad en qué población o qué tipo de personas van a aceptar mejor
o más gratamente los procesos y actividades evangelísticas? Cumplamos con el
mandato que nos ha dado nuestro Señor y Dios Jesucristo, el Salvador del mundo:
vayamos por todo el mundo, sin discriminar a nadie, haciendo discípulo en todas
las naciones, bauticémoslos en el nombre de la Santa Trinidad, enseñándolos a
conservar en sus mentes y corazones todas las cosas que nuestro Señor nos ha
mandado.
Oremos:
Amantísimo Padre celestial, quédate con nosotros
todos los días y recuérdanos que debemos llevar tu evangelio a todas las naciones,
sin excepción, y de esta manera llevaremos a Cristo a las naciones y las
naciones a la Iglesia.
Amén.
Dios me los bendiga y recuerden. Solo Dios Salva.
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