25 de junio de 2023
Cuarto Domingo Después de Pentecostés.
Pastor: Miguel Ángel Moreno
Villarroel
Lecturas: Salmo 69:7-10, 16-18; Jeremías 20:7-13; Romanos 6:1b-11; Mateo 10:24-39
Tema de hoy: Los Desafíos de Seguir A
Cristo
Estimados hermanos, hoy arribamos al Cuarto Domingo
Después de Pentecostés y nuestra reflexión para hoy, la basaremos en el
evangelio de Mateo que hemos leído.
En esta porción del evangelio, nos encontramos con un
Jesús que hace un compendio del reto que significa ser cristiano.
Sí hermanos, esta porción de la Escritura nos muestra las
palabras de Jesús a sus discípulos en cuanto a los desafíos que enfrentarán al
seguir al Maestro.
El discípulo es aquella persona que aprende una doctrina
bajo la dirección de un maestro. Jesús comienza hablando de la relación entre
el maestro y el discípulo. Él les recuerda que el discípulo no es superior al
maestro, sino que debe seguir su ejemplo y ser fiel a su enseñanza. En otras
palabras, los discípulos de Jesús al igual que los siervos, deben llegar a ser
como Él y, conformarse totalmente a él en su manera de vivir y enseñar.
Hermanos, seguidamente Jesús nos enseña desde el punto de
vista del temor, cómo se presentarán en nuestras vidas los desafíos e
inconvenientes al seguirlo.
Así las cosas, Jesús habla sobre los peligros que los
discípulos enfrentarán al seguirlo. Les dice que no deben temer a los que
pueden matar el cuerpo, sino más bien deben temer a Aquel que tiene poder sobre
el cuerpo y el alma, es decir, Dios mismo.
Hermanos, solemos vivir con temor por todo y ante todos.
Nuestro Señor Jesucristo hizo muchos milagros curando a los enfermos, salvando
y sanando sus cuerpos; mas aquí nos hace ver que la importancia ulterior para
él, es el alma del ser humano y él juzgará en día final, disponiendo de los
cuerpos para perdición o vida eterna.
Hay muchas personas y tal vez conozcamos a algunas de
ellas que se sienten avergonzadas en decir, aunque sea: «Yo asisto a la
iglesia» por decir lo menos, y ni hablar de a quienes les cuesta muchísimo
decir: «Yo soy cristiano». Jesús les recuerda que aquellos que confían en Él y
confiesan su nombre ante los hombres, también serán confesados por Él ante su
Padre celestial. Pero aquellos que lo niegan ante los hombres también serán
negados por Él ante el Padre.
Hermanos, cuantas veces al día negamos a nuestro Señor
Jesucristo, tanto en palabras como en obras. Sí, nuestra conducta puede negarlo
o afirmarlo al igual que nuestro simple hablar. Tengamos presente eso y evaluémonos
a la luz de este pasaje del evangelio.
Luego de la ascensión de nuestro Señor Jesucristo, los
discípulos fueron perseguidos por las autoridades romanas y los maestros de la
ley. En este pasaje bíblico, Jesús sigue advirtiéndoles que la vida de un
discípulo no será fácil. Él les dice que pueden ser perseguidos, difamados y
odiados por los hombres por causa de Él. Pero también les dice que quienes
perseveran hasta el fin serán salvos.
Hermanos, ¿hemos recibido desprecios por ser cristianos?
¿nuestros «amigos, compañeros de trabajo o colegio, murmuran de nosotros a
nuestras espaldas? Bien, a esto se refería Jesús cuando nos enseñó mediante sus
sabias y divinas palabras, él pudo ver lo que nos sucedería al seguirlo.
Desdén, murmuraciones, segregación, discriminación etc.
Y, no solo la persecución y discriminación va a tener
lugar con nuestros relacionados y «amigos», sino también dentro del círculo
inmediato familiar que nos rodea y con el que convivimos a diario. El Salvador
también habla de cómo al seguirlo a Él puede causar divisiones incluso en las
familias. Les dice que a menudo habrá un conflicto entre aquellos que lo aman y
aquellos que lo rechazan.
En resumen, las palabras de Jesús en este pasaje nos
recuerdan que seguir a Cristo no es fácil ni seguro, y que los discípulos deben
estar dispuestos a enfrentar oposición y sufrimiento. Sin embargo, también nos
recuerda que aquellos que perseveran y son fieles hasta el final serán
recompensados con la salvación eterna.
Oremos:
Amantísimo Padre celestial, danos la fuerza y la
perseverancia para seguir a tu Hijo Jesucristo, incluso cuando los caminos son
difíciles y oscuros. Que siempre confiemos en su amor y en su poder para
protegernos y guiarnos en todo momento.
Amén. Dios me los bendiga y recuerden. Solo
Dios Salva.
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