Revised Common Lectionary - Daily Readings

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Novela «El Terror de Alicia» Autor: Miguel Ángel Moreno Villarroel

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Segundo Domingo Después de Pentecostés - Así nos llama y nos cura Dios

11 de junio de 2023

Segundo Domingo Después de Pentecostés.

Pastor: Miguel Ángel Moreno Villarroel

Lecturas: Salmo 50:7-15; Oseas 5:15-6:6; Romanos 4:13-25; Mateo 9:9-13, 18-26

Tema de hoy: Así nos llama y nos cura Dios.

Estimados hermanos, hoy arribamos al Segundo Domingo Después de Pentecostés y nuestra reflexión para hoy, la basaremos en el evangelio de Mateo que hemos leído.

«Dios jamás lo llamará a su reino, porque ese tipo es bastante malo y super pecador». Muchas veces escuchamos expresiones de este tipo y otras parecidas, que no dan ni un céntimo por el futuro espiritual de alguien. Y, así se nos pasa el tiempo, diciendo o escuchando: «no, no le prediques a ese, o no vayamos allá a compartir el evangelio, porque son una partida de perdidos».

En la lectura del evangelio asignada para hoy, nos encontramos con Jesús que muestra la paciencia, el amor, la compasión y misericordia que como Dios sobreabundaba en él. Aquí es el mismo evangelista quien relata cómo fue llamado por Jesús a su ministerio. Debemos entender que el trabajo de los recaudadores de impuesto era uno de los más viles empleos que se podían ejercer en ese tiempo para el imperio romano, ya que, esto abarcaba, la expoliación de un pueblo sometido a la bota romana y a las dificultades económicas domésticas. Muchos de los hacendistas como Mateo, investigaban la vida económica de los pobladores, sus fuentes de ingresos y otras circunstancias para de esta manera asegurase de que estaban tributando lo correcto, en virtud de que ellos percibían una parte importante de lo recabado.

Así las cosa, mateo recibió a Jesús en su casa y se unieron algunos colegas y personas de dudosa reputación moral; y, como mencionamos antes, siempre habrá personas que están prestas a murmurar, criticar y juzgar si alguien es digno del mensaje de salvación o no. En el caso del segmento que nos cupa, les correspondió a los fariseos desempeñar este triste papel; mas Jesús les respondió con la sabiduría que solo procede de Dios: «Los sanos no tiene necesidad de médico, sino los enfermos» rematándoles que debían aprender a tener misericordia del prójimo y, no vivir confiados con el cumplimiento legalista de los sacrificios. Dios es quien anda buscando a los pecadores al arrepentimiento y no a los santos.

Mas adelante, en el pasaje leído hoy, identificamos que hay una humanidad, rescatable por Dios, cuyos seres humanos son de corazón humilde y misericordioso, que no sienten vergüenza de acercarse a Dios para ponerse de rodillas y pedirle por el destino de una hija que acaba de morir, y de una fe tan solida, que cree que con tan solo el Señor Jesús poner su mano sobre ella la resucitará, y, efectivamente cuando llega a la casa de la niña muerta, todos se burlaban de él porque el les decía que la niña no estaba muerta sino, que estaba dormida, y la tomó de la mano y ella se incorporó.

Hermanos, aquí nos enseña Jesús, que Dios ve a las personas que les ha cesado sus signos vitales como seres que están dormidos, recordemos: Dios no es un Dios de muertos, sino de vivos.

También acudió ante él una mujer enferma con flujo de sangre desde hacía doce años. Esta mujer tenía una firme creencia de que, con tan solo tocar el manto de Jesús, ella iba a quedar curada; bien, así lo hizo, y el flujo cesó de inmediato. Jesús sintió que alguien lo había palpado y, dándose la vuelta la vio, ella estaba como apenada; mas Jesús le dijo que recobrara el ánimo porque su fe la había salvado.

Hermanos, debemos observar que Jesús dice en la versión de traducción de tipo «palabra por palabra» Reina-Valera «salvado» en lugar de «sanado» y esto no debe parecernos extraño, ya que, Dios primero te salva tu alma y tu cuerpo del pecado, y luego procede a curar todas tus enfermedades. Quien acude a Jesús para ser curado, debe acercarse con fe como hemos visto hoy, esa fe lo salva y luego lo cura de sus dolencias tanto físicas como espirituales.

Oremos:

Amantísimo Dios, te rogamos hoy, que nos concedas vivir en comunión con el Espíritu Santo y, de esta manera poder atender tu llamado y ser salvados con tu poder sanador.

Amén. Dios me los bendiga y recuerden. Solo Dios Salva.

 

  

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