10 de octubre 2021
Vigésimo Domingo Después de Pentecostés.
Pastor: Miguel
Moreno
Lecturas:
Salmo 90: 12-17;
Amós 5: 6-7, 10-15; Hebreos 4: 12-16;
Marcos 10: 17-31
Tema de hoy: Quiero Comprar el Cielo
Nuestra reflexión para el día de hoy Vigésimo
Domingo Después de Pentecostés, está basada en el pasaje del evangelio que se
encuentra en: Marcos 10: 17-31 y sobre
el mismo podemos reflexionar lo siguiente:
Continuamos
con nuestro pasaje evangélico para el día de hoy y, recordando que, el domingo
pasado dejamos a Jesús con el hecho de que les llevaron unos niños para que los
tocara; pero los discípulos pensando que con esto Jesús perdía tiempo y le
perturbaba el ministerio, trataban de evitarlo, llamándole la atención a
quienes llevaban los niños.
Mas,
Jesús les dijo a los discípulos que no impidieran que los niños se acercaran a
él; porque de quienes son como ellos es el reino de Dios.
Y
luego asegura que: el que no recibe el reino de Dios como un niño, no entrará
en él.
Deciamos que es
erróneo pensar como muchos «cristianos», que suelen decir, por ejemplo: «no bautices
al niño, porque Jesús dijo que ellos ya tienen la salvación asegurada». Esa
premisa se desecha de las palabras del salmista 51: 5 «Soy pecador desde el
vientre de mi madre» concatenado con Juan 3: 6 «lo que es nacido de carne,
carne es».
Jesús
quiere que sepamos que, para recibir la fe nuestros corazones deben ser
desprejuiciados y humildes como el de los niños, de lo contrario sería
engañarnos.
Inmediatamente
a este pasaje, continúa el dilema que mueve el pensamiento y el corazón de un
joven rico, quien, si bien llega corriendo, se había enterado por alguien más que
Jesús había dicho que las personas tienen que ser como un niño para heredar la
vida eterna; ante lo cual él pregunta: «Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar
la vida eterna?». Jesús le responde «¿por qué me llamas bueno?, bueno solo es
Dios.
El
joven rico primeramente trata de congraciarse con Jesús llamándolo Maestro
bueno y luego continúa y dice, «tengo suficiente dinero para comprar el cielo»
Así que Jesús, dame por favor la receta.
Jesús
le responde de entrada: si me llamas bueno, debes saber que solamente Dios es
bueno ¿Tú me estas reconociendo como Dios o solamente me lisonjeas para que te
dé la receta de cómo lograr por tus propios medios el pase al cielo?
Luego, Jesús quien es el
evangelio hecho hombre le predica ley al orgulloso joven; le dice: si conoces
los mandamientos, cúmplelos.
El joven responde lleno de
altivez: todos los mandamientos los he cumplido desde que era niño.
Jesús le da la estocada al
corazón del joven rico; ya que le responde: si eres un dechado de virtudes y
perfecto cumpliendo la ley, anda, vende todo lo que tienes y se lo das a los
pobres; ya que, solamente te falta eso.
El joven se entristeció
mucho porque eran muchas sus posesiones.
Luego Jesús dijo a sus discípulos, que era muy difícil para los ricos entrar en el reino de los cielos.
Y esto es así, porque su
confianza va a estar basada en el orgullo de sus bienes materiales y el dinero;
siempre su mente y corazón se irán tras el hacer alguna obra para ganar el
cielo.
Quiénes podrán entonces
salvarse, se preguntaban los discípulos; y Jesús les respondió: a la verdad,
esto es difícil para el hombre; pero para Dios, todo es posible.
Pedro, preguntó a Jesús: qué
de nosotros que lo hemos dejado todo y te hemos seguido.
Jesús en pocas palabras les
responde: el que haya dejado algo o a alguien por mi causa y la del mensaje de
vida, se le recompensará cien veces más en este tiempo y en el venidero.
Y aquí es donde se tuerce la
Palabra de Dios en muchos círculos “cristianos”, al aparejar esta declaración de
Jesús conque las obras son elementos definitorios de la salvación eterna; mas
esto no es así, si usted deja padre, madre, casa, etc... para seguir a Jesús,
se entiende que usted inicialmente creyó por la obra que efectuó en usted el Espíritu
Santo; es decir, usted no está tratando de comprar el cielo, usted lo recibió
por fe en los méritos de nuestro Señor Jesucristo.
Primero es la fe, luego las
buenas obras; mas nunca al contrario.
Oremos:
Hermanos, roguemos a Dios
Padre eterno, para que aceptemos su reino por fe en los méritos y la obra
salvadora de nuestro Señor Jesucristo, y no pretendamos erróneamente, comprar
con nuestro dinero y mediante “buenas obras”, lo que solo ganó tu Hijo por toda
la humanidad.
Amén.
Dios los bendiga, y recuerden. ¡¡Sólo Dios Salva!!
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