24 de septiembre de 2023
Décimo Séptimo Domingo Después de Pentecostés.
Pastor: Miguel Ángel Moreno Villarroel
Lecturas: Salmo 145:1-8; Jonás 3:10-4:11; Filipenses 1:21-30; Mateo 20:1-16
Tema de hoy: Dios reparte sus dones según su soberana voluntad
Muy buenos días, hermanos y hermanas en nuestro Señor Jesucristo; en esta oportunidad vamos a reflexionar acerca de la lectura del evangelio según Mateo capítulo 20, versículos desde el 1 hasta el 16.
Ahora bien, en una oportunidad alguien me contó que vió un documental en la televisión, acerca de cómo hacía el sur de Estados Unidos ciertos granjeros norteamericanos hasta la fecha actual, suelen contratar personal para la cosecha de tomates. La secuencia era la que sigue: el dueño de la plantación, desde luego, de grandes extensiones de terreno, daba instrucciones a su caporal para ir al pueblo más cercano a buscar obreros, en su mayoría migrantes latinoamericanos, dispuestos a trabajar arduamente en la recolección de los frutos. Llegando a la plaza, ya esperaban ansiosos varios hombres que necesitando el sustento diario, inmediatamente subían al transporte partiendo a la hacienda para hospedarse en dormitorios dispuestos para pasar el tiempo necesario que durará la recolección.
Al día siguiente, el mayoral volvía a hacer el mismo recorrido; recogía nuevos trabajadores y regresaba a la finca. Al llegar el fin de semana, procedía como es justo, a pagar a cada uno estrictamente según los días y horas efectivamente laboradas. Y todo eso, porque en nuestra forma de vida en sociedad, así sea medianamente capitalista, se deben asignar recursos que sean correspondidos con el esfuerzo del hombre, de lo contrario, serían mínimas las posibilidades de tener a mano un producto de la calidad de los tomates tanto frescos como envasados que abundan en las estanterías de los supermercados y que tanto gustan a los clientes.
En el evangelio de hoy, el dueño de la finca va contratando jornaleros a diferentes horas del día y al final del día como es justo, empieza a pagar a cada uno según corresponda y, ¿cuál es la sorpresa, indignación y sentimiento de estafa de quienes habían trabajado todo el día, en contra de los que solamente habían laborado una hora? Bueno, que el encargado pagó a cada uno el mismo salario sin importar el tiempo de trabajo empleado por cada una de ellos. Cualquiera diría: «si yo hubiese sabido eso, me aparezco a última hora».
Nuestro pasaje para el día de hoy empieza, (dependiendo de la versión bíblica empleada) ésta es Dios Habla Hoy (DHH): «Sucede con el reino de los cielos como…» Ante esta entrada debemos pensar qué nos quiere enseñar Jesús acerca del reino de los cielos aquí.
Creo que primeramente nos muestra la discriminación en que caemos muchos, cuando una persona se convierte a la fe a una edad avanzada. Muchos suelen comentar, por decir lo menos y dentro de su garrafal ignorancia: «¡Qué bonito, después de haber vivido una vida desenfrenada y alejada de Dios ahora si se mete a cristiana, así cualquiera se hace evangélico… $%&&&& hablando toda clase de epítetos o adjetivos calificativos maliciosos!»
Esos comentarios en burla, bien pueden ser aceptados viniendo de personas sin fe; pero nunca de los hijos de Dios, porque para eso, tenemos conocimiento abundante mediante la lectura de las Escrituras, que Dios tiene misericordia de quien él quiera tenerla. Usted puede tener todo el tiempo de su vida dentro de un templo; pero si su corazón no sigue con ojos fieles a Jesucristo, de nada le vale para su salvación. Y, si por el contrario, fue su discípulo fiel en todo ese tiempo, excelente, felicitaciones; mas por otro lado, la otra persona objeto de burlas que a la tercera edad se postra de corazón ante los pies del Señor, tendrá los mismos derechos de ser considerada Hijo de Dios y salva por su fe en él.
Y, lo anterior es así, porque el tiempo de Dios es perfecto, Eclesiastés 3: 1. No podemos pretender adelantarnos o atrasarnos, porque todo depende de la santísima voluntada de Dios; por ejemplo, Dios quiso poner un corazón duro en el faraón, con el propósito de que su gloria (de Dios) fuera conocida en toda la tierra de Egipto Éxodo 7: 3, retrasando de esta manera, la salida exitosa del pueblo de Israel de la nación egipcia.
Y, la segunda lección que nos regala Jesús, es que, él es un pagador y Mayordomo perfecto, que tiene misericordia de sus Hijos al repartir sus dones equitativamente, y que al considerar su proceder y sus obras, jamás debemos compararlo con nuestro obrar y reglas humanas, ya que si deseamos entender sus pensamiento y actuación, necesariamente tenemos que dedicarnos con devoción a escudriñar Las Escrituras, porque ellas dan testimonio de Dios, Juan 5: 39, y en ellas tenemos vida eterna y.
Oremos:
Eterno y amantísimo Padre celestial, hoy venimos a ti para pedirte comprensión y paciencia ante la soberana repartición que haces de tus dones y misericordias.
Amén. Dios los bendiga y recuerden: ¡Solo Dios Salva!
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