Revised Common Lectionary - Daily Readings

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Novela «El Terror de Alicia» Autor: Miguel Ángel Moreno Villarroel

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Séptimo Domingo Después de Pentecostés - Señor Jesús, hazme tierra fertil

 16 de julio de 2023

Séptimo Domingo Después de Pentecostés.

Pastor: Miguel Ángel Moreno Villarroel

Lecturas: Salmo 65: 9-13; Isaías 55:10-13; Romanos 8:1-11; Mateo 13:1-9, 18-23

Tema de hoy: Señor Jesús, hazme tierra fértil

Queridos hermanos y hermanas en Cristo, hoy nos reunimos para meditar en la Palabra de Dios, y en particular, en algunos pasajes que nos hablan de la relación que Dios tiene con su creación. En el Salmo 65: 9-13, se nos dice: "Visitas la tierra y la riegas, la enriqueces mucho; con el río de Dios, lleno de agua, preparas el trigo, porque así preparas la tierra. Saturas sus surcos, aplanas sus terrones, la ablandas con lluvias y bendices sus brotes. Coronas el año con tus bienes, y tus huellas destilan prosperidad". 

Este Salmo nos muestra a un Dios preocupado por su creación, interesado en cuidarla y proveerle todo lo que necesita para florecer. Pero además, nos muestra cómo la tierra y el cielo, la lluvia y el trigo, son dones de Dios, y por lo tanto deben ser valorados y cuidados.

En el pasaje de Isaías 55:10-13, se nos presenta la imagen de la lluvia y la nieve que caen del cielo, y que riegan y fecundan la tierra. Es una imagen poderosa del poder de Dios para hacer crecer la vida. Pero también se nos dice que la Palabra de Dios es como esa lluvia y esa nieve, que no vuelven al cielo sin haber producido fruto: "Así será mi palabra que sale de mi boca: no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero y llevará a cabo mis planes". 

La Palabra de Dios, entonces, es otro don de Dios para su pueblo, una fuente de vida y de salvación que no deja de producir frutos.

En el pasaje de Romanos 8:1-11, San Pablo nos habla de la libertad que tenemos en Cristo. Somos librados del poder del pecado y de la muerte, y podemos vivir según el Espíritu de Dios que habita en nosotros. Pero esta libertad no es para que hagamos lo que queramos, sino para que sigamos el ejemplo de Cristo, quien dio su vida por nosotros: "Porque los que viven conforme al Espíritu tienen la mente puesta en lo que el Espíritu quiere. Pero los que viven según la carne tienen la mente puesta en lo que la carne quiere".

Y finalmente, en el Evangelio de Mateo 13:1-9, 18-23, escuchamos la parábola del sembrador. Jesús nos dice que el reino de los cielos es como un sembrador que sale a sembrar. Y que la semilla, que es la Palabra de Dios, cae en diferentes tipos de tierra, pero solo florece en aquella que es buena. 

La Palabra de Dios siempre es efectiva, pero depende de nosotros y de nuestra disposición el que produzca frutos en nuestras vidas.

En resumen, estos pasajes nos hablan de la relación que Dios tiene con su creación, y de su voluntad de proveer todo lo que necesitamos para florecer. Pero también nos hablan de nuestra responsabilidad como hijos de Dios, de nuestra obligación de cuidar la tierra y de seguir la Palabra de Dios para que produzca frutos en nuestras vidas.

Oremos:

Que el Espíritu Santo nos guíe y nos ilumine en este camino de fe, para que podamos seguir los pasos de Cristo y llevar a cabo los planes de Dios en nuestra vida. Amen.

Séptimo Domingo de Pascua - Jesús, Nuestro Sacerdote Perfecto

21 de mayo de 2023

Séptimo Domingo de Pascua.

Pastor: Miguel Ángel Moreno Villarroel

Lecturas: Salmo 68: 1-10, 32-35; Hechos 1: 6-14; 1 Pedro 4: 12-14; 5: 6-11; Juan 17: 1-11

Tema de hoy: Jesús, Nuestro Sacerdote Perfecto

Estimados hermanos, hoy arribamos al séptimo domingo de Pascua y nuestra reflexión para hoy, la basaremos en el evangelio de Juan que hemos leído.

En el evangelio para hoy nos encontramos con la famosa oración Sumo Sacerdotal hecha por nuestro Señor Jesucristo: él pide a su Padre que le glorifique y, este glorificar se refiere a que pueda lograr completar su obra salvífica para el bien de la humanidad, esa gloria tiene como partes inobjetables, lograr el perdón de nuestros pecados por la muerte en la cruz, y su triunfo sobre satanás por su resurrección al tercer día y se completará su gloria por su posterior ascensión al cielo. De aquí es que Jesús dice al Padre que él lo ha glorificado, pues ha concluido la obra que el Padre le confiara.

Hermanos, esta primera parte introductoria, nos hace ver la importancia de fe que el Espíritu crea en nosotros y, nos hace creer en todas estas obras de nuestro Señor Jesucristo. Es muy fácil salirse de estos parámetros divinos y eternos para ir detrás de otras doctrinas que, siendo heréticas, tambalean o deshacen nuestra seguridad en la vida eterna.

Así continúa Jesús y le dice al Padre lo que este ya conoce, sí, que él (Jesús) les enseñó quien era el Padre, luego, nos muestra algo que deberíamos tener presente, que Dios Padre da a Jesús a todos aquellos que han llegado a ser suyo (del Padre). Dice Jesús, que todo procede del Padre, inclusive yo mismo, y la fe salvadora es que ellos crean que tú me enviaste.

Hermanos, no encontró Dios Padre mejor manera para el hombre, que darle un Salvador y que este, tuviera siempre la esperanza cifrada en Jesús, el Mesías, el Cristo.

Jesús ruega por los discípulos que el Padre le dio; mas no por quienes son del mundo, que pertenecen al sistema de cosas pecaminosas. Y más adelante pide a su Padre que los cuide, porque si bien él se va a ir, ellos continuaran sobre este mundo y permanezcan unido como nosotros lo estamos.

Debemos darnos cuenta y entender que, se muestra claramente en este pasaje como en ningún otro, el oficio de Sacerdote de Jesús; él ruega a su Padre por los discípulos que les dio; pero más adelante también nos incluye a todos nosotros en el versículo 20 «No te ruego solamente por éstos, sino también por los que después han de creer en mí al oír el mensaje de ellos» y en la primera carta de Juan capítulo 2 versículo 1b aprendemos que «Aunque si alguno comete pecado, tenemos un abogado ante el Padre, que es Jesucristo, y él es justo».

Hermanos, de allí la importancia acerca del tipo y calidad del mensaje que escuchamos, y también la confianza en que aún y hasta su egreso triunfal, tenemos a nuestro amado Jesús abogando por nosotros ante Dios Padre.

Oremos:

Amantísimo Dios de la gloria y majestad, concédenos apropiarnos de todas estas promesas que nos ha transmitido nuestro amado Señor Jesús.

Amén. Dios me los bendiga y recuerden. Solo Dios Salva.