Revised Common Lectionary - Daily Readings

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Novela «El Terror de Alicia» Autor: Miguel Ángel Moreno Villarroel

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Decimotercer Domingo Después de Pentecostés - Señor Jesús, Yo te Confieso Como mi Dios y Salvador

27 de agosto de 2023

Decimotercer Domingo Después de Pentecostés.

Pastor: Miguel Ángel Moreno Villarroel

Lecturas: Salmo 138; Isaías 51:1-6; Romanos 12:1-8; Mateo 16:13-20

Tema de hoy: Señor Jesús, Yo te Confieso Como mi Dios y Salvador.

Hermanos, vamos a reflexionar sobre el Evangelio leído hoy, el cual nos muestra un diálogo entre Jesús y sus discípulos que resulta muy interesante para la cristiandad, ya que nos muestra la forma en que solo Dios nos hace confesar nuestra fe en él. 

Jesús viene de encontrarse con un pueblo que pedía señales milagrosas y; luego, Jesús amonesta a sus discípulos que no se dejen contaminar con la levadura de los fariseos y saduceos quienes tenían ideas contrarias a las enseñadas por él. En ese intercambio de relaciones y tratos necesarios con personas de diferentes creencias, Jesús decide confirmar qué tan sólidos eran los conocimientos de sus discípulos  y aprovechar para establecer su reino sobre bases sólidas.

De entrada debemos atender a la revelación confesional que hace Pedro. Dice el pasaje que, cuando llegaron a la región de Cesarea de Filipo, Jesús le pregunta a sus discípulos acerca de lo que las personas piensan, dicen o comentan de quién es él y, ellos responden que la generalidad de las personas se mueven entre las opiniones de que, o eres Juan el Bautista, o Elías o tal vez Jeremías o alguno de los otros profetas. 

Debemos tener presente que la gente en su mayoría tenía un alto concepto de Jesús; pero no tenían el que era justo, real y verdadero: Jesús, como el Hijo de Dios y Dios verdadero, encarnado en una virgen para salvarlos de sus pecados.

Hermanos, ¿qué escuchamos nosotros hoy en día acerca de Jesús? ¿Qué representa Jesús para el pueblo tanto cristiano como no cristiano en nuestras comunidades, dentro de las mismas iglesias, dentro de las diferentes y abundantes predicaciones a las cuales estamos expuestos por los diferentes medios de comunicación y las llamadas redes sociales?

Continuando con el texto del evangelio, leemos que nuestro Señor no los dejó ni terminar la frase cuando les sorprendió con otra pregunta: Y, ¿ustedes, quién dicen que soy yo? A este punto podemos pensar que los discípulos pudieron salvarse de la pregunta anterior sin mayores responsabilidades o complejos, porque estaban respondiendo por la opinión de gente ajena a ellos; pero ahora, los ojos de su maestro estaban fijos sobre ellos, expectantes. Es de nuestro conocimiento que los discípulos habían convivido con su maestro por más de dos años. Ellos sabían cómo vivía, habían sido testigos de los milagros que había hecho, conocían sus enseñanzas y ahora, se les ponía ante un desafío y dilema inexcusable: ¿Serían de la misma opinión que la multitud?

Pedro, dando una muestra de su carácter reactivo respondió: «Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente» Jesús alabó y reconoció que en Pedro había influido Dios Padre, quien le había revelado esa verdad al discípulo. 

Hermanos, al igual que Pedro, nosotros no podemos llegar al conocimiento de la obra salvífica de nuestro Señor Jesucristo, sino no nos lo revela Dios el Espíritu Santo. ¿Qué verdad nos ha revelado Dios acerca de su Hijo Jesús? ¿Dónde podemos encontrar esa revelación? Solamente en su Santa Palabra (la Biblia) y la Santa Cena y el Bautismo, es allí donde se muestra la verdad revelada de nuestra salvación lograda por Jesús en la cruz.

Jesús le dice a Pedro que sobre esa confesión que acababa de hacer, él construiría su Iglesia; y así sucedería. En la actualidad, cada persona que hace esa misma confesión se convierte en una roca que sirve perfectamente a la estructura de la Iglesia de Cristo.

Así mismo, Jesús le dice que las puertas del Hades no podrán vencer a la iglesia. Por «Hades» normalmente se entiende y traduce como muerte, infierno o tumba. Podemos entender que se trataría de los espíritus malos, dirigidos por Satanás que intentarían incursionar y sabotear el reino de Cristo. También es una doctrina bíblica: la muerte jamás podrá tener poder sobre los creyentes, ni vencerlos,  porque Jesucristo la venció al resucitar al tercer día.

Jesús le promete unas llaves del reino de los cielos a Pedro, y le dijo que lo que atara en la tierra sería atado en el cielo y lo que desatara en la tierra sería desatado en el cielo. Las llaves de las que habla y promete Jesús, en realidad es solamente una llave y no es más que el evangelio, correcta y seriamente predicado. Como consecuencia directa de la predicación del evangelio, muchos serán salvados para vida eterna y otros muchos desechados para la perdición y destrucción en el infierno. En relación a la promesa de atar y desatar, es lo que nuestro Catecismo Menor nos enseña como el Oficio de las Llaves, y se define como la autoridad especial que Cristo ha dado a su iglesia sobre la tierra para anunciar el perdón de los pecados. Cualquier cristiano que le asegure a un pecador arrepentido que Cristo murió por todos sus pecados, y que le perdona gratuitamente, está haciendo uso adecuado de este oficio de las llaves; lo mismo sucede al contrario.

Hermanos, ¿hemos recibido la seguridad de nuestro perdón de pecados por la muerte sacrificial de nuestro Señor Jesucristo? ¿La hemos escuchado de alguien: un líder religioso, un Pastor? ¿Tenemos en nuestras mentes y corazones la paz que proporciona sentirnos y sabernos perdonados ante Dios de toda nuestra maldad?

Oremos:

Eterno y glorioso Dios, te suplicamos con humildad de corazón, que siempre tengamos personas que nos prediquen tu Santa Palabra, para que al igual que Pedro, confesemos que Jesucristo es tu Hijo amado y, nuestro verdadero Dios y Salvador 

Amén. Dios los bendiga y recuerden: ¡Solo Dios Salva!

 


Noveno Domingo Después de Pentecostés - Señor Jesús, guíame hacia tu reino

30 de julio de 2023

Noveno Domingo Después de Pentecostés.

Pastor: Miguel Ángel Moreno Villarroel

Lecturas: Salmo 119:129-136; 1 Reyes 3:5-12; Romanos 8:26-39; Mateo 13:31-33, 44-52

Tema de hoy: Señor Jesús, guíame hacia tu reino

Queridos hermanos y hermanas en Cristo, hoy las lecturas que hemos escuchado nos hablan de la sabiduría, la paciencia y el amor de Dios.

En el Salmo 119:129-136, el salmista expresa su amor por la ley de Dios, que le guía en su camino y le da sabiduría. La ley de Dios no es un conjunto de reglas arbitrarias, sino una guía para una vida plena y en armonía con Dios y el prójimo. Siguiendo la ley de Dios, encontramos la sabiduría y la comprensión necesarias para enfrentar las dificultades de la vida.

En 1 Reyes 3:5-12, vemos a Salomón, el rey de Israel, pidiéndole a Dios sabiduría para gobernar al pueblo de Dios. La respuesta de Dios es sorprendente: no solo le da sabiduría a Salomón, sino también riquezas y gloria. La sabiduría de Dios es suficiente para resolver cualquier problema o necesidad que tengamos, y Dios está dispuesto a proporcionarnos todo lo que necesitamos para vivir nuestra vida en plenitud.

En Romanos 8:26-39, Pablo habla de la paciencia y el amor perseverante de Dios por nosotros. Aunque sufrimos y enfrentamos dificultades en esta vida, Dios nos ama incondicionalmente y nos da la fuerza y la perseverancia para enfrentar cualquier desafío. Nada puede separarnos del amor de Dios, y podemos estar seguros de que Él siempre está con nosotros en todas las circunstancias de la vida.

En el evangelio de Mateo 13:31-33, 44-52, Jesús comparte parábolas sobre el reino de Dios, comparándolo con una semilla de mostaza, un tesoro escondido y una red de pesca. En estas parábolas, vemos que el reino de Dios es algo de valor incalculable, algo que debemos buscar y esforzarnos por encontrar. Pero también vemos que el reino de Dios puede comenzar como algo pequeño, como una minúscula semilla que crece y se convierte en un gran árbol.

Queridos hermanos y hermanas, estas lecturas nos recuerdan que Dios nos ama de manera incondicional y nos da la sabiduría, la fuerza y la perseverancia para enfrentar cualquier desafío. Debemos buscar el reino de Dios y la justicia de Dios en todas las áreas de nuestra vida, sabiendo que Él está con nosotros en todo momento. 

Oremos:

Que Dios nos bendiga y nos guíe en nuestro camino hacia Él. Amén.

Octavo Domingo Después de Pentecostés - Oh Señor Jesús, haz de la cizaña trigo limpio

 23 de julio de 2023

Octavo Domingo Después de Pentecostés.

Pastor: Miguel Ángel Moreno Villarroel

Lecturas: Salmo 86:11-17; Isaías 44:6-8; Romanos 8:12-25; Mateo 13:24-30, 36-43

Tema de hoy: Oh Señor Jesús, haz de la cizaña, trigo limpio

Queridos hermanos y hermanas en Cristo, en las lecturas de hoy, Dios nos habla de su poder y amor por nosotros, así como de la lucha entre el bien y el mal en este mundo.

El Salmo 86:11-17 nos recuerda que Dios es único y grande, y que no hay nadie como él. Es un Dios lleno de amor, compasión y fidelidad hacia sus hijos. Debemos buscar el camino de Dios y seguir su voluntad en nuestras vidas. Debemos pedir su dirección y guía, y buscar su misericordia y perdón.

El profeta Isaías en el capítulo 44, versículos 6-8, nos dice que Dios es el rey y el redentor. Él es el creador de todo el universo y su poder es incomparable. No hay otro Dios aparte de él. Debemos poner toda nuestra fe y confianza en él, porque él es el único que puede salvarnos.

En la carta de Pablo a los Romanos, capítulo 8, versículos 12-25, se nos dice que, como hijos de Dios, debemos vivir según el Espíritu y no según la carne. El Espíritu de Dios vive en nosotros y nos da fuerza y ​​vida eterna. Pablo nos dice que el sufrimiento de hoy no se compara con la gloria futura que tendremos en el cielo. Debemos confiar en Dios y en su amor y gracia, ya que él nos ha adoptado como hijos suyos y nos ha dado una gran herencia.

En el Evangelio de Mateo, capítulo 13, versículos 24-30 y 36-43, Jesús nos habla de la parábola del trigo y la cizaña. Nos dice que el reino de Dios es como un campo en el que se siembra trigo, pero mientras todos duermen, un enemigo siembra cizaña. Cuando el trigo comienza a crecer, la cizaña también lo hace. Los siervos del dueño del campo le preguntan si deben sacar la cizaña, pero él les dice que esperen hasta la cosecha. En la cosecha, el trigo será recogido y la cizaña será quemada.

Jesús nos dice que esta parábola se refiere a la lucha entre el bien y el mal en este mundo. El trigo representa a aquellos que siguen a Dios y la cizaña representa a aquellos que siguen al diablo. Jesús nos dice que debemos esperar pacientemente hasta que llegue el juicio final, cuando los justos serán separados de los malvados.

En resumen, las lecturas de hoy nos recuerdan que Dios es poderoso y amoroso, y que como sus hijos debemos poner nuestra fe y confianza en él. Debemos seguir su voluntad y buscar su misericordia y perdón. También nos recuerdan que hay una lucha entre el bien y el mal en este mundo y que debemos esperar pacientemente hasta que llegue el juicio final. 

Oremos:

Que el Espíritu de Dios nos guíe y nos sostenga en esta vida y en la vida eterna. Amén.

Séptimo Domingo Después de Pentecostés - Señor Jesús, hazme tierra fertil

 16 de julio de 2023

Séptimo Domingo Después de Pentecostés.

Pastor: Miguel Ángel Moreno Villarroel

Lecturas: Salmo 65: 9-13; Isaías 55:10-13; Romanos 8:1-11; Mateo 13:1-9, 18-23

Tema de hoy: Señor Jesús, hazme tierra fértil

Queridos hermanos y hermanas en Cristo, hoy nos reunimos para meditar en la Palabra de Dios, y en particular, en algunos pasajes que nos hablan de la relación que Dios tiene con su creación. En el Salmo 65: 9-13, se nos dice: "Visitas la tierra y la riegas, la enriqueces mucho; con el río de Dios, lleno de agua, preparas el trigo, porque así preparas la tierra. Saturas sus surcos, aplanas sus terrones, la ablandas con lluvias y bendices sus brotes. Coronas el año con tus bienes, y tus huellas destilan prosperidad". 

Este Salmo nos muestra a un Dios preocupado por su creación, interesado en cuidarla y proveerle todo lo que necesita para florecer. Pero además, nos muestra cómo la tierra y el cielo, la lluvia y el trigo, son dones de Dios, y por lo tanto deben ser valorados y cuidados.

En el pasaje de Isaías 55:10-13, se nos presenta la imagen de la lluvia y la nieve que caen del cielo, y que riegan y fecundan la tierra. Es una imagen poderosa del poder de Dios para hacer crecer la vida. Pero también se nos dice que la Palabra de Dios es como esa lluvia y esa nieve, que no vuelven al cielo sin haber producido fruto: "Así será mi palabra que sale de mi boca: no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero y llevará a cabo mis planes". 

La Palabra de Dios, entonces, es otro don de Dios para su pueblo, una fuente de vida y de salvación que no deja de producir frutos.

En el pasaje de Romanos 8:1-11, San Pablo nos habla de la libertad que tenemos en Cristo. Somos librados del poder del pecado y de la muerte, y podemos vivir según el Espíritu de Dios que habita en nosotros. Pero esta libertad no es para que hagamos lo que queramos, sino para que sigamos el ejemplo de Cristo, quien dio su vida por nosotros: "Porque los que viven conforme al Espíritu tienen la mente puesta en lo que el Espíritu quiere. Pero los que viven según la carne tienen la mente puesta en lo que la carne quiere".

Y finalmente, en el Evangelio de Mateo 13:1-9, 18-23, escuchamos la parábola del sembrador. Jesús nos dice que el reino de los cielos es como un sembrador que sale a sembrar. Y que la semilla, que es la Palabra de Dios, cae en diferentes tipos de tierra, pero solo florece en aquella que es buena. 

La Palabra de Dios siempre es efectiva, pero depende de nosotros y de nuestra disposición el que produzca frutos en nuestras vidas.

En resumen, estos pasajes nos hablan de la relación que Dios tiene con su creación, y de su voluntad de proveer todo lo que necesitamos para florecer. Pero también nos hablan de nuestra responsabilidad como hijos de Dios, de nuestra obligación de cuidar la tierra y de seguir la Palabra de Dios para que produzca frutos en nuestras vidas.

Oremos:

Que el Espíritu Santo nos guíe y nos ilumine en este camino de fe, para que podamos seguir los pasos de Cristo y llevar a cabo los planes de Dios en nuestra vida. Amen.

Séptimo Domingo de Pascua - Jesús, Nuestro Sacerdote Perfecto

21 de mayo de 2023

Séptimo Domingo de Pascua.

Pastor: Miguel Ángel Moreno Villarroel

Lecturas: Salmo 68: 1-10, 32-35; Hechos 1: 6-14; 1 Pedro 4: 12-14; 5: 6-11; Juan 17: 1-11

Tema de hoy: Jesús, Nuestro Sacerdote Perfecto

Estimados hermanos, hoy arribamos al séptimo domingo de Pascua y nuestra reflexión para hoy, la basaremos en el evangelio de Juan que hemos leído.

En el evangelio para hoy nos encontramos con la famosa oración Sumo Sacerdotal hecha por nuestro Señor Jesucristo: él pide a su Padre que le glorifique y, este glorificar se refiere a que pueda lograr completar su obra salvífica para el bien de la humanidad, esa gloria tiene como partes inobjetables, lograr el perdón de nuestros pecados por la muerte en la cruz, y su triunfo sobre satanás por su resurrección al tercer día y se completará su gloria por su posterior ascensión al cielo. De aquí es que Jesús dice al Padre que él lo ha glorificado, pues ha concluido la obra que el Padre le confiara.

Hermanos, esta primera parte introductoria, nos hace ver la importancia de fe que el Espíritu crea en nosotros y, nos hace creer en todas estas obras de nuestro Señor Jesucristo. Es muy fácil salirse de estos parámetros divinos y eternos para ir detrás de otras doctrinas que, siendo heréticas, tambalean o deshacen nuestra seguridad en la vida eterna.

Así continúa Jesús y le dice al Padre lo que este ya conoce, sí, que él (Jesús) les enseñó quien era el Padre, luego, nos muestra algo que deberíamos tener presente, que Dios Padre da a Jesús a todos aquellos que han llegado a ser suyo (del Padre). Dice Jesús, que todo procede del Padre, inclusive yo mismo, y la fe salvadora es que ellos crean que tú me enviaste.

Hermanos, no encontró Dios Padre mejor manera para el hombre, que darle un Salvador y que este, tuviera siempre la esperanza cifrada en Jesús, el Mesías, el Cristo.

Jesús ruega por los discípulos que el Padre le dio; mas no por quienes son del mundo, que pertenecen al sistema de cosas pecaminosas. Y más adelante pide a su Padre que los cuide, porque si bien él se va a ir, ellos continuaran sobre este mundo y permanezcan unido como nosotros lo estamos.

Debemos darnos cuenta y entender que, se muestra claramente en este pasaje como en ningún otro, el oficio de Sacerdote de Jesús; él ruega a su Padre por los discípulos que les dio; pero más adelante también nos incluye a todos nosotros en el versículo 20 «No te ruego solamente por éstos, sino también por los que después han de creer en mí al oír el mensaje de ellos» y en la primera carta de Juan capítulo 2 versículo 1b aprendemos que «Aunque si alguno comete pecado, tenemos un abogado ante el Padre, que es Jesucristo, y él es justo».

Hermanos, de allí la importancia acerca del tipo y calidad del mensaje que escuchamos, y también la confianza en que aún y hasta su egreso triunfal, tenemos a nuestro amado Jesús abogando por nosotros ante Dios Padre.

Oremos:

Amantísimo Dios de la gloria y majestad, concédenos apropiarnos de todas estas promesas que nos ha transmitido nuestro amado Señor Jesús.

Amén. Dios me los bendiga y recuerden. Solo Dios Salva.

 

 

Vivamos Unidos a Jesús

 

Imagen de Mikes-Photography en Pixabay

15 de agosto 2021

Duodécimo Domingo Después de Pentecostés.

Pastor: Miguel Moreno

Lecturas: Salmo 34: 9-14; Proverbios 9: 1-6; Efesios 5: 15-20; Juan 6: 51-58

Tema de hoy: Vivamos Unidos a Jesús

Himnos: 05, 129, 304, 324, 663

Nuestra reflexión para el día de hoy Duodécimo Domingo Después de Pentecostés, está basada en el pasaje del evangelio que se encuentra en: Juan 6: 51-58 y es del siguiente tenor:

“«Yo soy ese pan vivo que ha bajado del cielo; el que come de este pan, vivirá para siempre. El pan que yo daré es mi propia carne. Lo daré por la vida del mundo.»

Los judíos se pusieron a discutir unos con otros:

—¿Cómo puede éste darnos a comer su propia carne?

Jesús les dijo:

—Les aseguro que, si ustedes no comen la carne del Hijo del hombre y beben su sangre, no tendrán vida. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo lo resucitaré en el día último. Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, vive unido a mí, y yo vivo unido a él. El Padre, que me ha enviado, tiene vida, y yo vivo por él; de la misma manera, el que se alimenta de mí, vivirá por mí. Hablo del pan que ha bajado del cielo. Este pan no es como el maná que comieron los antepasados de ustedes, que a pesar de haberlo comido murieron; el que come de este pan, vivirá para siempre.

Oración del día

Dios amoroso, tu Hijo se da a sí mismo como pan vivo para la vida del mundo. Llénanos con tal conocimiento de su presencia que podamos ser fortalecidos y sostenidos por su vida resucitada para servirte continuamente, a través de Jesucristo, nuestro Salvador y Señor.

Aclamación al Evangelio

Aleluya. El que come mi carne y bebe mi sangre, vive unido a mí, y yo vivo unido a él.  Aleluya. (Juan 6:56)

Sermón

El evangelista Juan, continúa la exposición narrativa que viene desde la alimentación de multitudes, hasta la revelación que de manera paulatina efectúa Jesús; talvez pensando en la insensatez del alma y mente de sus escuchas.

Podemos pensar por un momento, que Jesús tenía sobreentendido que su auditorio, poseía más allá de un pensamiento tradicionalista embotado, corazones vacíos, que solamente creían en los rangos sociales, que proporcionaban estatus de superioridad; mas la humildad, relucía por su ausencia.

El leccionario programado para hoy, nos indica empezar en el versículo 51, el mismo en donde quedamos el pasado domingo; y esto es así, para marcarnos la atención y recordar en donde habíamos quedado.

Comer de Jesús significa tener fe completa y sincera de que él es Dios, y este creer da la vida eterna.

Esto es de sencilla comprensión para todos nosotros hoy en día. Pero deberíamos tratar de entender el pensamiento, que tenían los lideres y el mismo pueblo de Israel.

Esta nación se encontraba bajo la ocupación y dominio férreo de una potencia-imperio, el romano; que los sometía con ordenanzas e impuestos inhumanos y casi impagables.

Luego de tantos siglos sin el advenimiento de profeta alguno, por supuesto que esperaban el Mesías prometido por Jehová, el Hijo de David; un reino que no tendría fin.

Sus sufridas vidas deseaban con ansias un vengador, que con un ejercito de hombres, les quitara ese yugo tan fuerte que representaba el dominio romano, y de esta manera vivir vidas apacibles y abundantes en todos los sentidos.

Es necesario decir, que en sus mentes no veían en Jesús de Nazaret, el hijo de José y María, al líder aguerrido y sanguinario que deseaban, para emprender su venganza a magnitudes invencibles.

Mucho menos, entendían que Jesús prometiera dar su cuerpo por la vida del mundo.

Las palabras de Nuestro Señor Jesús, apuntaban hacia la cruz del Calvario. Un sacrifico de amor perfecto, por los pecados de todos quienes habitamos este mundo.

La pregunta que se hacen de: cómo puede este darnos a comer de su cuerpo, tiene semejanza a la que le hacen Nicodemo y la mujer de Samaria.

¿Cómo puede un hombre volver a ingresar al vientre de su madre para volverá nacer? —dijera Nicodemo en forma expectante al Señor.

¿Señor de dónde vas a darme agua viva? —preguntó dubitativamente, la mujer samaritana en su oportunidad.

En el texto que nos ocupa hoy, Jesús los intriga aún más porque, en pocas palabras les dice y asegura «Miren señores, si no comen mi cuerpo y beben mi sangre…ustedes definitiva e irremediablemente morirán»

Pero, el que hace lo que les estoy diciendo que hagan: tendrá vida eterna porque Yo, lo resucitaré en el día final; es decir, será vuelto a la vida para existencia eterna; mas ustedes, que no creen, serán resucitados para muerte y eterna perdición.

Seguidamente, empieza Jesús a hablar acerca de la Santa Cena del Señor, Partimiento del Pan, Eucaristía o Santa Comunión, según los nombres con que se le conoce.

El que se alimenta de Jesús por su Palabra (no sólo de pan vivirá el Hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios) y participa de la Santa Cena del Señor, vivirá en perfecta unión con él, al igual que Jesús vive en perfecta unión con Nuestro Padre celestial.

Por último, Jesús vuelve a comparar y aclararles a sus conciudadanos, que no hagan de la tradición del pan comido en el desierto una reliquia, ya que, todos los que comieron ese pan solamente se llenaron el estómago, pero murieron.

Su pan, que es, él mismo dándose en su Palabra, en la cruz del Calvario y en la Santa Cena del Señor, nos otorga con plena seguridad, que viviremos eternamente, eso sí, desde ya, desde que creamos con corazones limpios y sinceros, que Jesús es nuestro único Salvador confiable y perfecto.

Oremos: Dios Padre eterno, te pedimos con humildad y la sabiduría que sólo tu nos das, que siempre estemos deseosos de leer tu Palabra, y participar de la Santa Cena de Nuestro Señor Jesucristo, para desde hoy vivir la vida eterna y, en el día final ser resucitados para vida abundante en tu presencia.

Amén. Dios los bendiga, y recuerden. ¡¡Sólo Dios Salva!!

 

 

Jesús, Un Pastor Compasivo

 

 

Photo by Ekrulila from Pexels

18 de julio 2021

Octavo Domingo Después de Pentecostés.

Pastor: Miguel Moreno

Lecturas: Salmo 23; Jeremías 23: 1-6; Efesios 2: 11-22; Marcos 6: 30-34, 53-56

Tema de hoy: Jesús, Un Pastor Compasivo

Himnos: 321, 322, 324, 329, 339

Nuestra reflexión para el día de hoy Octavo Domingo Después de Pentecostés, está basada en el pasaje del evangelio que se encuentra en: Marcos 6: 30-34, 53-56

Después de esto, los apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Jesús les dijo:

—Vengan, vamos nosotros solos a descansar un poco en un lugar tranquilo.

Porque iba y venía tanta gente, que ellos ni siquiera tenían tiempo para comer. Así que Jesús y sus apóstoles se fueron en una barca a un lugar apartado. Pero muchos los vieron ir, y los reconocieron; entonces de todos los pueblos corrieron allá, y llegaron antes que ellos. Al bajar Jesús de la barca, vio la multitud, y sintió compasión de ellos, porque estaban como ovejas que no tienen pastor; y comenzó a enseñarles muchas cosas.

Cruzaron el lago y llegaron a la tierra de Genesaret, donde amarraron la barca a la orilla. Tan pronto como bajaron de la barca, la gente reconoció a Jesús. Corrieron por toda aquella región, y comenzaron a llevar en camillas a los enfermos a donde oían decir que estaba Jesús. Y dondequiera que él entraba, ya fuera en las aldeas, en los pueblos o en los campos, ponían a los enfermos en las calles y le rogaban que los dejara tocar siquiera el borde de su capa; y todos los que la tocaban, quedaban sanos.

Oración del día

Oh Dios, poderoso y compasivo, pastoreas a tu pueblo, alimentándonos y protegiéndonos fielmente. Sánanos a cada uno de nosotros y haznos un pueblo completo, para que podamos encarnar la justicia y la paz de tu Hijo, Jesucristo, nuestro Salvador y Señor.

Aclamación al Evangelio

Aleluya. Mis ovejas escuchan mi voz. Yo las conozco y ellas me siguen. Aleluya. (Juan 10:27)

Sermón

Es de observar, que estos pasajes bíblicos también fueron registrados por inspiración del Espíritu Santo, en los evangelios de San mateo, San Lucas y San Juan, dándoles fuerza y consistencia al relato del evangelista.

Si bien la misión de Juan El Bautista había terminado, la de los Apóstoles apenas había empezado.

Ellos se reúnen alrededor de Jesús y le cuentan todas las cosas, tanto lo que habían hecho como lo que habían enseñado.

Estos son misioneros que entregan cuenta en forma seria a su Maestro o Líder. El trabajo realizado por ellos les debió producir bastante cansancio ya que, Jesús les invita a ir a un lugar desierto para descansar por un rato, porque eran muchos los que iban y venían y, ellos no habían tenido un simple momento de ocio para siquiera comer algo.

Es de observar que Jesús sabe de la importancia del descanso, y basado en su experiencia divina aplica lo practicado en la culminación de la obra de su creación; Genesis 2: 2 “El séptimo día terminó Dios lo que había hecho, y descansó.

Jesús el Buen Pastor, lleva a sus ovejas hacia verdes praderas y los hace descansar.  

Hermanos, ¿tomamos tiempo de ocio para descansar de nuestra obra diaria?

O talvez pensamos que somo de acero inoxidablemente, y nunca vamos a sucumbir, como resultado de sobreexponernos a la fatiga que trae la laboriosidad, cuando no damos espacio a cierto tiempo de reposo.

Y el mejor tiempo de ocio empleado, es cuando leemos la Palabra de Dios y nos sumergimos en oración ante Él. Así ganamos en comunión verdadera con nuestro Padre, quien nos proporciona el descanso perfecto.

La multitud los reconocía dondequiera que fueran; no podían ocultarse de ellos.

El Buen Maestro vio a la multitud con un corazón compasivo, porque parecían ovejas sin pastor.

Una oveja sin pastor, no tiene mucha esperanza de vida en si misma, ya que son seres débiles, inocentes, crédulas y confiadas de todo lo que le rodea.

Hermanos, ¿tenemos compasión cuando vemos personas que no tienen un Dios verdadero en quien creer y confiar?

¿Hablamos del amor de Dios en la Cruz, o nos quedamos callados?

Si tiene por costumbre guardar silencio y no hacer nada, en alguna forma estás negando a Nuestro Señor Jesucristo y el promete negarte el día del juicio final.

Finalmente, Jesús y sus discípulos arriban a Genesaret, allí la gente lo reconoció. Le llevaban a los enfermos en camillas y los colocaban en las calles, en la creencia de que, si sólo tocaban el borde de su traje, quedarían sano y asimismo les fue hecho según su fe.

Las ovejas confían en su pastor, y éste les cura con cuidadoso amor dando cumplimiento a la profecía de Ezequiel 34:16 “Buscaré a las ovejas perdidas, traeré a las extraviadas, vendaré a las que tengan alguna pata rota, ayudaré a las débiles, y cuidaré a las gordas y fuertes. Yo las cuidaré como es debido.

Hermanos, ¿cuando estamos enfermo acudimos primero a nuestro Pastor en oración, o sólo luego que hemos tratado todo lo demás sin resultado exitoso alguno?

Oremos: Dios Padre eterno, te suplicamos que siempre acudamos primeramente a Nuestro Pastor Jesucristo, para encontrar guía, dirección y sanidad de nuestros cuerpos y almas.

 

Amén. Dios los bendiga, y recuerden. ¡¡Sólo Dios Salva!!

 

Jesús, Un Purificador Ejemplar

 

Imagen de Mirko Sajkov en Pixabay

07 de marzo de 2021

Tercer Domingo de Cuaresma. 

Pastor: Miguel Moreno

Lecturas: Salmo 19; Éxodo 20: 1-17; 1 Corintios 1: 18-25; Juan 2: 13-22

Tema de hoy: Jesús, Un Purificador Ejemplar 

Nuestra predicación está basada en la lectura del evangelio para el día de hoy, Tercer Domingo de Cuaresma, y la misma se encuentra en el evangelio según Juan 2: 13-22

Dentro de la llamada “Nueva Normalidad” que estamos viviendo a nivel planetario motivado a la expansión del virus COVID19, en cada rincón de este mundo los responsables de llevar el saneamiento, limpieza y purificación de los ambientes dentro del hogar, oficina, centros educativos, hospitalarios en fin, en cada área donde el ser humano haga vida en común y grupal, han adelantado iniciativas, como el uso frecuente del cloro con agua o detergente, así como el ozono con el objeto de mantener al límite el contagio con COVID19.

La ciencia del aseo considera que, si usted no toma medidas tempranas en la erradicación de la suciedad, proliferación de plagas, disposición adecuada de los desechos solidos etc., más temprano que tarde, se producirá un caos general de salud pública, conllevando el mismo a la erogación acelerada de los presupuestos gubernamentales, por un lado, así como, el siempre recurrente ausentismo laboral, lo que perjudica notoriamente desde los índices económicos hasta el incremento en la ratio de mortalidad de la población.

Así las cosas, en el evangelio para hoy, Jesús se dirige al Templo y allí encuentra que proliferan los vendedores de animales, usados para los ritos de sacrificios por un lado y, por el otro quienes intercambiaban dinero a los visitantes extranjeros por una moneda en especial judía, con la cual debían pagar el impuesto del Templo Ver Éxodo 30: 13-16

A Jesús le molestó mucho la confusión, el ruido que generaban con sus prácticas los comerciantes.

Desde el enfoque especulativo, estos señores, manifestaban todo tipo de abuso contra los creyentes y adoradores, los explotaban y la avaricia era la que reinaba en el recinto sagrado.

Ante todas esas circunstancias, Nuestro Señor se indigna, entristece y decide poner fin a esa situación, hizo un látigo y procedió a sacarlos a todos, tanto a los vendedores de animales como a los cambistas de monedas.

Los discípulos, estudiosos de la Escritura recordaron y manifestaron lo que ésta dice textualmente “Me consumirá el celo por tu casa” Ver Salmo 69: 9

¿Qué podemos sacar como aprendizaje de este pasaje? La Biblia no dice que las actividades de carácter comercial de algo en específico, que se realice dentro de la iglesia sean pecaminosas. Por lo planteado, más bien podemos deducir que, cualquier elemento que le disminuya valor al servicio de alabanza y adoración, cualquier cosa que tuerza la misión de la iglesia, o que burle en su buena fe a los hijos de Dios, debe ser echado de la iglesia como Jesús hizo en el Templo.

Seguidamente, los judíos le dijeron a Jesús, danos una prueba acerca de la autoridad con la cual haces esto, y él les respondió, bien, destruyan este Templo y lo reconstruiré en tres días.

Los judíos le respondieron cuarenta y seis años hemos empleado en construir el Templo y ¿Tú dices que lo harás en tres días?

Mas, el Templo al que se refería Nuestro Señor era su propio cuerpo; y cuando Jesús resucitó de entre los muertos, los discípulos recordaron este evento y creyeron en la Palabra de Dios.

Hermanos, oremos de tal forma que pidamos a paciencia a Dios, para que nos otorgue la serenidad y comprensión necesarias, y de este modo permitir que Nuestro Señor Jesucristo sea nuestro purificador ejemplar.

Amén. Dios los bendiga, y recuerden. ¡¡Sólo Dios Salva!!