Revised Common Lectionary - Daily Readings

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Novela «El Terror de Alicia» Autor: Miguel Ángel Moreno Villarroel

Novela «El Terror de Alicia» Autor: Miguel Ángel Moreno Villarroel
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Séptimo Domingo Después de Epifanía.

 

Imagen de KatineArt en Pixabay

20 de febrero 2022

Séptimo Domingo Después de Epifanía.

Pastor: Miguel Moreno

Lecturas:

Salmo 37:1-11, 39-40; Génesis 45:3-11, 15; 1 Corintios 15:35-38, 42-50; Lucas 6:27-38

Tema de hoy: Séptimo Domingo Después de Epifanía.

Nuestra reflexión para el día de hoy Séptimo Domingo Después de Epifanía, está basada en el pasaje del evangelio que se encuentra en: Lucas 6:27-38 y sobre el mismo podemos reflexionar lo siguiente:

Continúa nuestro Señor Jesucristo sus enseñanzas; pero ahora las hace de conocimiento de todos los presentes y empieza sus sentencias que van en contra de toda lógica y entendimiento de lo normal, natural y de uso común  por el hombre desde que existe: «Amen a sus enemigos» «Hagan bien a quienes los odian» «Bendigan a quienes los maldicen» «Oren por quienes los insultan».

¿Cómo podemos cumplir con estos exhortos de nuestro Señor Jesús? Necesariamente la persona que logre hacer esto de corazón, es porque tiene una comunión completa con Dios y esto es por obra del Espíritu Santo.

Esto solo se puede obtener desde la inconmensurable paz que nos otorga nuestro Señor Jesucristo.

Cuando leemos los evangelios ¿nos vemos reflejados en estos consejos de nuestro Señor Jesús? ¿Nos consideramos capaces de vivir una vida de esta manera?

Así continúa nuestro Dios señalando otras doctrinas y finaliza diciendo en pocas palabras que, debemos tener trato con nuestro semejante, así como nos gustaría que ellos nos trataran.

Entonces sería cuestión de ponerse uno en el lugar del otro; si alguien está triste por algún motivo, preguntarnos ¿y si me sucediera algo parecido a eso, estaría triste? Y de esta manera muchas otras interrogantes.

Muchas veces en nuestras vidas nos encontramos con personas que pensando nos causarían un perjuicio, este se convierte y termina siendo un elemento de bienestar para nosotros; es por ello que observamos en el pasaje del antiguo testamento leído hoy, como José les dice a sus hermanos que no teman, porque queriendo hacer un mal, Dios en su soberana voluntad ha permitido que todo eso sucediera para salvarlos de morir de hambre.

Hermano, si usted camina confiando en su sentido de la vista, mas no por el poder de la fe que Dios obra en usted, entonces le será muy difícil reconocer las bendiciones que se hayan en cada individuo o circunstancia que se presenta ante sus ojos como adversa.

Ya para concluir, Jesús nos invita a vivir una vida de excelencia, sí, excedernos en forma extraordinaria en hacer el bien, sin esperar nada a cambio, ya que, de lo contrario en las más de las veces recibiremos decepciones.

Jesús nos manda a ser compasivos como nuestro Padre que está en los cielos es compasivo con todos nosotros, seamos malos o seamos buenos.

Hermano, ¿sabemos reconocer las cosas buenas que nos han llegado a través de situaciones aparentemente malos o desagradables?

¿Vivimos una vida que provoca y merece ser vivida colmada de todo tipo de excelencias?

Hermano, ¿ante las necesidades de nuestros semejantes o prójimo, lo primero que nos viene a la mente y el corazón es proceder con compasión?

Oremos:

Pidamos en oración a nuestro Padre celestial, nos haga entender que, como en el caso de José y su familia, muchas veces las bendiciones que él nos envía, llegan a nuestras vidas bajo la apariencias de cosas o circunstancias malas o desagradables.

Amén. Dios los bendiga y recuerden Sólo Dios Salva.

 

Sexto Domingo Después de Epifanía

 

Imagen de Gerd Altmann en Pixabay

13 de febrero 2022

Sexto Domingo Después de Epifanía.

Pastor: Miguel Moreno

Lecturas:

Salmo 1; Jeremías 17:5-10; 1 Corintios 15:12-20; Lucas 6:17-26

Tema de hoy: Sexto Domingo Después de Epifanía.

Nuestra reflexión para el día de hoy Sexto Domingo Después de Epifanía, está basada en el pasaje del evangelio que se encuentra en: Lucas 6:17-26 y sobre el mismo podemos reflexionar lo siguiente:

Podemos decir que ya como Jesús ha escogido a sus discípulos en el versículo 14 de este capítulo 6; luego tenía que darles una enseñanza intensiva.

Jesús presenta sus discípulos a la multitud que necesita de él.

Jesús y los doce después de bajar del cerro permanecieron en un llano para recibir a la multitud.

Hermano, como cristianos ¿estamos atentos y preparados para recibir a quienes quieran venir a Jesús con sus necesidades y padecimientos?

No solamente había una gran cantidad de seguidores reunidos, sino además una gran cantidad de personas que habían llegado de Judea, de Jerusalén, y de la región costera de Tiro y de Sidón, que habían acudido a escuchar a Jesús y a ser sanadas por él. Tiro y  Sidón, eran ciudades ubicadas en la costa del mar Mediterráneo, mayoritariamente ocupada por gentiles.

Hermano, ¿estamos conscientes que Jesucristo es para todas las naciones o guardamos recelos ante determinados grupos étnicos?

Como dijimos cuando Jesús tuvo que usar una barca en un lago para comunicarse con todos sus seguidores; los espacios dentro de las sinagogas judías no se daban abasto para contener tanta gente llegada de todas partes.

Los que sufren por espíritus impuros son sanados; todos los enfermos se aprietan alrededor de él con la sola intención de tocarlo para ser curados.

Para los discípulos esta experiencia resulta bastante asombrosa, y si observamos bien le vamos a encontrar parecido a la pesca milagrosa de Simón - Pedro, cuya lectura y reflexión abordamos el pasado domingo.

Bajo este ambiente y circunstancias el evangelista Lucas, registra palabras que Jesús probablemente expresó en diferentes oportunidades; estas palabras muy parecidas también se hallan en el evangelio según Mateo capítulo 5, conocido como «el Sermón del Monte».

La enseñanza va dirigida a sus discípulos a quienes dice “ustedes”.

Estas enseñanzas también sirven como guía para la predicación apostólica que Jesús sabe que vendrá.

La enseñanza comienza con las dichas y los ayes o «la felicidad y la infelicidad».

Cada una de las ocho aseveraciones es una rareza, una declaración que es opuesta a lo que generalmente piensa la gente.

El ser humano a lo largo de su historia, jamás ha estimado al pobre, al hambriento, al que llora, y a los que son odiados como dichosos, pero esta es la aseveración que nuestro Dios Jesús expresa.

El mundo y su sistema de cosas, no piensa que sean desafortunados los ricos, los satisfechos, los que ríen, y aquellos que son alabados. Aun así, este es el ¡ay! pronunciado por Jesús.

Jesús estaba hablando acerca de la felicidad que sus discípulos iban a gozar en los cielos. En esta vida pueden ser pobres y odiados, pueden estar hambrientos y tristes. Sin embargo, cuando lleguen días así, él los exhorta a que se regocijen y a que salten de gozo «porque ustedes recibirán un gran premio en el cielo”.

Cada una de las cuatro «Dichas» corresponde a la palabra de advertencia «¡Ay!»; en esta sección de Lucas los ayes significan una advertencia para los discípulos; se les exhorta a que no busquen alivio en las riquezas, en la buena comida, en el entretenimiento o en una popularidad obtenida evadiendo el compromiso auténtico hecho con Cristo.

Hermano, ¿hemos cambiado la dicha que nos ha dado Jesús por la que nos ha ofrecido el mundo y sus sistemas?

Con qué facilidad se sustituyen las verdaderas bendiciones por los goces materiales. Jesús les advierte a sus discípulos para que estén alertas. Cada uno de las «dichas» y los «ayes» finaliza con una reseña a la manera en que sus padres trataron a los profetas, tanto verdaderos como falsos. La expresión “antepasados” se refiere al Israel del Antiguo Testamento que con frecuencia escuchaba a los falsos profetas; pero rechazaba las advertencias de los verdaderos profetas.

Hermano, hoy en día ¿a quién o quiénes estamos escuchando y siguiendo?

Jesús estaba preparando a sus discípulos para la persecución que iba a venir en su mayoría de sus mismos compatriotas de la casa de Israel.

Los más importante es que nosotros como los seguidores e imitadores de Jesús tengamos presente el pasaje de Lucas 6:17-26 y su meta final: las bendiciones de la vida eterna en el reino de Dios.

Oremos:

Roguemos a nuestro Padre eterno, para que podamos permanecer en las enseñanzas que nos ha dado nuestro Señor Jesucristo y no permitir que nada ni nadie nos las cambie para ir detrás de ilusiones infértiles.

Amén. Dios los bendiga y recuerden Sólo Dios Salva.

 

Quinto Domingo Después de Epifanía

 


06 de febrero 2022

Quinto Domingo Después de Epifanía.

Pastor: Miguel Moreno

Lecturas:

Salmo 138; Isaías 6:1-8; 1 Corintios 15:1-11; Lucas 5:1-11

Tema de hoy: Quinto Domingo Después de Epifanía.

Nuestra reflexión para el día de hoy Quinto Domingo Después de Epifanía, está basada en el pasaje del evangelio que se encuentra en: Lucas 5:1-11 y sobre el mismo podemos reflexionar lo siguiente:

Jesús va a la orilla del lago de Genasaret, continúa enseñando con iniciativa y apremio, no tiene tiempo que perder, su ministerio debe desarrollarse como ha dispuesto la voluntad de su Padre. No utiliza la sinagoga, no porque tuviera miedo de los maestros de la ley, sino, porque esas edificaciones no podían contener tanta gente que deseaba escuchar sus enseñanzas que gozaban de extraordinaria fama y popularidad. Hay una población hambrienta del mensaje de vida.

Jesús busca un sitio alrededor desde donde poder hablar y que todos le puedan escuchar y ver, y al mismo tiempo no ser apretujado, talvez teme que alguien aproveche la aglomeración para cometer un atentado revoltoso y justificar que las autoridades quieran adelantar el tiempo de cumplimiento de su obra salvadora, tiempo este, que solamente le correspondía disponer a Dios Padre.

Jesús mira alrededor y lo que se ocurre es echar mano de los recursos de su amigo para llevar la palabra de vida, y sube a una de las barcas que tenía Simón-Pedro.

Para asegurarse que todos pudieran escucharlo y verlo solicita a Pedro que separe la embarcación de la orilla.

Una vez sentado en la barca, empezó a enseñar a la gente. Como se trata de un lago, no existen olas que rompan en la orilla y dificulten el ser escuchado por el pueblo.

Como Pedro había prestado sus bienes para el reino de Dios, Jesús le da un regalo, «le dice lleva la barca a la parte más honda del lago y echa allí las redes». 

Hermanos, ¿estamos dispuestos a prestar nuestros vienes para el reino de Dios? O ¿Nuestra mezquindad nos arropa?

Pedro le responde que es inútil, que ya estuvieron pescando toda la noche y no habían logrado pesca alguna; pero maestro, si tú me lo ordenas entonces yo voy a hacerlo. Como dice el Salmo designado para hoy en su versículo 6 «Aunque el Señor está en lo alto, se fija en el hombre humilde, y de lejos reconoce al orgulloso». Pedro fue humilde en aceptar la sugerencia y la gloria de Dios se hizo presente en esa pesca milagrosa.

Las redes se rompían de tantos pescados que recogieron y buscaron ayudas a sus compañeros para que los ayudaran.

Hermanos, de esta manera debemos actuar cuando evangelizamos; buscar apoyarnos con otros cristianos para atender las necesidades de quienes quieran venir a Jesús.

Al igual que el profeta Isaías, Pedro no pudo sino, ponerse de rodillas y reconocer que estaba frente al Dios vivo de Israel.

Todos estaban asustados por el hecho de estar en la presencia de Dios, lo que representaba una posibilidad cierta de morir. Ellos conocían las profecías como la de Isaías versículo 5 «Y pensé: “¡Ay de mí, voy a morir! He visto con mis ojos al Rey, al Señor todopoderoso; yo, que soy un hombre de labios impuros y vivo en medio de un pueblo de labios impuros”.

Jesús les dice a Pedro «No tengas miedo; desde ahora vas a ser pescador de hombres».

Jesús nos dice a todos nosotros hoy en día las mismas palabras. ¿Acaso tenemos miedo de compartir el evangelio con otras personas? ¿Qué nos detiene? ¿Prejuicios vanos? ¿Una vida de comodidad y egoísmo?

El pasaje sigue y nos dice que: Luego de lo cual dejaron su forma de ganarse la vida y fueran tras la verdadera vida (Jesús). Vemos en la profecía de Isaías versículo 8 como el profeta dice «Aquí estoy yo, envíame a mí».

Hermanos, podemos decir y hacer como los discípulos y como el profeta Isaías, esto es, dejar todo atrás y decir con emoción a nuestro Señor Jesucristo «¿Aquí estoy yo, envíame a mí?»

Oremos:

Pidamos a Dios nos llene de humildad para ser de su agrado, podamos ser testimonio vivo de su presencia en nuestras vidas y saber administrar con amor y sabiduría a los nuevos creyentes que deseen seguir a nuestro Señor Jesucristo.

Amén. Dios los bendiga y recuerden Sólo Dios Salva.

 

Cuarto Domingo Después de Epifanía

 

Imagen de falco en Pixabay

30 de enero 2022

Cuarto Domingo Después de Epifanía.

Pastor: Miguel Moreno

Lecturas:

Salmo 71:1-6; Jeremías 1:4-10; 1 Corintios 13:1-13; Lucas 4:21-30

Tema de hoy: Cuarto Domingo Después de Epifanía.

Nuestra reflexión para el día de hoy Cuarto Domingo Después de Epifanía, está basada en el pasaje del evangelio que se encuentra en: Lucas 4: 21-30 y sobre el mismo podemos reflexionar lo siguiente:

Empezamos nuestra reflexión en donde quedamos el domingo pasado; recordemos que Jesús había leído el libro del profeta Isaías y había despertado gran admiración en los oyentes.

Apenas con haber leído el texto, Jesús se había hecho acreedor de la admiración de todos los asistentes al templo; todos los presentes estaban muy atentos a él, esperando y pendientes de lo que iba a decir.

De la introducción a la explicación del texto: “Hoy mismo se ha cumplido esta Escritura delante de ustedes” mostraron complacencia y podemos imaginar que asentían con la cabeza.

Luego, a los pocos segundos comprendieron la magnitud de lo que confirmaban con su complacencia y admiración, acerca de lo que Jesús expresaba.

Sí, entendieron que Jesús declaraba que, él mismo era el siervo del Señor que había sido consagrado con el Espíritu y a quien se señalaba en las profecías.

Para nosotros, hoy en día, en la distancia histórica de los acontecimientos, resulta fácil comprenderlo por la fe que obra el Espíritu Santo en nuestros corazones y en nuestras mentes; mas para la gente de esa época constituía un exabrupto, ya que ellos sabían quién era Jesús y se preguntaban: “¿No es él hijo de José el carpintero?” El pueblo que vio crecer a Jesús no lo había conocido como alguien que hiciera milagros cuando estuvo entre ellos, y así lo notamos del versículo 23 cuando Jesús les dice: y además ustedes me dirán: haz lo que oímos que hiciste cuando estabas en Capernaum.

Su lógica natural y humana, aunado a los prejuicios egoístas, no permitió que sus oyentes tuvieran fe y llegaran a ser salvos por el sacrificio de Jesús en la cruz como el esperado sustituto.

Hermano: ¿aún hoy en día evaluamos a Jesús desde nuestra lógica corrompida, vemos o no vemos a Dios en Jesús?

¿Podemos decir como el salmista leído hoy, Señor Jesús “Sé tú mi roca protectora, ¡sé tú mi castillo de refugio y salvación! ¡Tú eres mi roca y mi castillo!?

Nuestro Señor Jesús les habla sobre un refrán muy conocido en ese tiempo: “Ningún profeta es bien recibido en su propia tierra”; y esto es visto en la actualidad cuando preferimos los bienes y servicios fabricados o prestados por personas o entes desconocidos por nosotros; preferimos lo extranjero a lo patrio o nacional; porque de lo familiar hacemos desprecio.

Seguidamente Nuestro Señor habla acerca de la voluntad de Dios, sus mandatos y designios.

Primero les cuenta sobre la viuda de Sarepta, les dice que había muchas viudas en Israel cuando vivió el profeta Elías; pero él fue enviado solamente a la viuda que determinó Dios en su soberanía.

Después pasa a hablarles del leproso Naamán, y les refiere que en la época en que vivió el profeta Eliseo había muchas personas que padecían de esta enfermedad; mas no fue sanado ninguno de ellos, sino únicamente Naamán quien era sirio.

Jesús les hace entender que, él estaba en esa sinagoga unicamente por la voluntad de su Padre, declarándoles que él era el Mesías de que hablaban las profecías; mas no porque ellos fueran hijos de Abraham, como les habían enseñado los maestros de la ley o que por otros méritos se creyeran algo especial.

Tampoco iba a hacer milagro alguno, ya que, él, Jesús, no era alguien que obedeciera a los deseos mezquinos de un pueblo que quería presenciar un espectáculo y de esta manera poder creer.

No, Jesús era y es, un fiel obediente de la voluntad de su excelso Padre y a ella se somete.

La verdad que Jesús les dijo tan sabiamente, causó en ellos una ira tan grande que quisieron darle muerte; pero Jesús siendo Dios, pasó entre ellos y se fue indemne.

Hermano, ¿nos gusta ver espectáculos de “curaciones milagrosas” o de otra indole para poder creer? ¿Asistimos a las iglesias locales que ofrecen ese tipo de distracciones, las cuales no dejan ningún tipo de enseñanza que edifique nuestro espíritu, ni nos hacen crecer como cristianos?

Oremos:

Hermanos, roguemos a Nuestro Padre celestial, nos haga confiar en la divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, y guardemos toda paciencia para confiar en la voluntad de Dios hacia nuestras vidas, dejando atrás todo morbo por los espectáculos malsanos que ofrecen personas llenas de intereses egoístas.

 

Amén. Dios los bendiga y recuerden Sólo Dios Salva.